Párrafo 18.20

18.20 “El principio transformador de la realidad está presente en el latido expansivo de la inteligencia, avalado por cien mil millones de esperanzas e infinitas reacciones químicas que liberan nuevos colores para transformar el espacio en que nacen y viven las ideas. Los sacerdotes y oficiantes de la obcecación son devotos del modelo y lo han convertido en catedral de credo religioso.”

COMENTARIO DEL AVENTURERO

Pensar en la inteligencia como parte de un principio transformador del mundo de las ideas ya nos hace reflexionar sobre cómo hacemos uso de ella, cómo hacemos uso de la característica que nos hace ser los reyes de la naturaleza en el planeta que habitamos.

Si entendemos la inteligencia entre otras cosas como la capacidad de adaptar la razón a las circunstancias, es decir de utilizar el pensamiento a “nuestro favor” y a “favor del mundo”, la razón se descubre no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta y la inteligencia como una fuente capaz de impulsar el desarrollo de nuestras capacidades y el desarrollo del mundo que hemos creado.

Millones de esperanzas en forma de conexiones neuronales posibles e infinitas vibraciones electromagnéticas nos están esperando. ¿Cómo no hemos utilizado la inteligencia para crear una sociedad más divertida, estimulante, amorosa y compasiva, no competitiva ni basada en el ansia de poder, que apoye a los más necesitados y que impulse a los más virtuosos? ¿De verdad no pensáis que se puede hacer mucho mejor? ¿No deseáis profundamente que nuestra sociedad cambie y que se convierta en una más creativa, alegre, con un profundo propósito de cultivar el conocimiento, el arte y la espiritualidad y que acompañe y apoye a cada individuo que conforma la misma?

Pero ¿al servicio de qué estamos cada uno poniendo la inteligencia? ¿Y al servicio de qué lo está haciendo la sociedad en la que vivimos? ¿La estamos poniendo a nuestro favor, a favor del mundo? ¿Qué nuevas ideas estamos creando y para qué?

El autor apuntaba en el párrafo anterior 18.19 lo siguiente: “No sujetas a la ley del tiempo viven las cinco madres que aportan el principio de la conciencia del yo a la inteligencia…”

Tenemos una gran capacidad de transformar no sólo la realidad concreta, a partir de lo que pensamos, sino la realidad abstracta, algo más allá. Somos como pequeños demiurgos… Pero ¿puede ser que cuanta más conciencia del yo tengamos, nuestra inteligencia se vuelva más aguda, más amplia, mayor?, ¿qué significa tener conciencia del yo?

La inteligencia “sirve” para generar la realidad. Pensemos en esto detenidamente y profundicemos en quiénes somos…

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5 Comentarios

  1. Loli
    2 febrero, 2021

    “Adaptar la razón a las circunstancias”, eso es inteligencia.

    Y las “madres que la custodian” cuidan de ella en un viaje digno del mítico Argos.

    Y, seguramente, los Angeles de la Guarda, están a su servicio.

    Mensajes rápidos, fuera del alcance de la propia “inconsciencia”, salvan desajustes perceptivos de espacio y tiempo, evitan actitudes ciegas y dañinas, sostienen la biología en su funcionamiento orgánico, aún en geografías espacio-temporales, que no puede asumir nuestra “consciencia”.

    Se demoran la llegada de las imágenes a la corteza visual, ¿qué pasa mientras?.

    Instantes donde nos encontramos ¿dónde?, resultantes de la adecuación de fluido, contenido en diminutos espacios, nos sostienen en el equilibrio de unas dimensiones que aún no son asumidas por nuestra consciencia limitada.

    Las compuertas que permitirán la llegada del sueño, ¿liberan de miedos los músculos de las alas?, pero ¿quién entona esa nana para avisar al Angel que custodia “las cuatro esquinitas”, de que van a ser abiertas?.

    ¿Desde dónde se tocan los acordes, que encienden avisos, para preparar el terreno a que los sabores más esenciales que nos recuerdan quiénes realmente somos, se vuelvan saliva en la boca?, ¿desde qué lugar, la madre atenta, espera el momento para volver a mostrarnos los alimentos más verdaderos, los sabores olvidados, lo que sabemos…de lo que, en vigilia, huimos, a lo mejor?.

    El corazón se acuna en la madre que reconoce sus latidos, y seguro se entrega a ella, la respiración, al fin, cede a la evidencia que otro espacio existe, y, a veces, cesa en las locas asimetrías a las que la someten los siete pecados capitales, a lo mejor.

    Una arquitectura corpórea distinta a la imaginada por el estereotipo, parece hacer su aparición, porque siente la caricia de la belleza, a medida, quizás, que se van retirando los velos de su rostro.

    La complejidad es nuestra Naturaleza, descubrirla por fin, nuestra tarea, quizás, conocer la arquitectura real que habitamos, las dimensiones que vivimos…..quizás también.

    Descubrir la belleza sería acercarse al conocimiento.

    Esto no podría ocurrir sin renunciar al estereotipo, sin intentar acercarnos a la Estética, a lo mejor.

    Adaptar la razón pequeñita a la circunstancias, y desde ahí, impulsarla a la búsqueda de esa Estética, de esa Belleza, sería entonces, la labor de esa Inteligencia tan amorosamente criada y cuidada.

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  2. Rafa
    2 febrero, 2021

    «Reacciones químicas que liberan nuevos colores para transformar el espacio en que nacen y viven las ideas «.

    ¡ Que bonito!, y el caso es que es verdad, estamos generando permanentemente reacciones químicas.

    A veces se levanta uno de mala uva, pero miras al cielo y si hace buen tiempo ya cambia algo; cuando sales a la calle y vés a alguien que te agrada o te gusta y dice algo bonito cambia mas todavía (hasta el color de los ojos y la piel), si luego te dan una mala noticia, vuelve a cambiar.

    Como no van a avalar todas esas reacciones el latido expansivo de la inteligencia y ademas con cien mil millones de esperanzas.

    Quiza poniéndose al servicio de una inteligencia universal en vez de tratar de acotarla y utilizarla para nuestro beneficio, se pueda transformar la realidad.

    Salvo que nos obcequemos en instituir un modelo enfermo aunque le disfracemos de sano, le llevemos bajo palio y le tengamos mucha devoción.

    Un abrazo

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    • Blanca Del Castillo Aranda
      10 febrero, 2021

      RAFA SOY BLNCA DEL CASTILLO , ES LA PRIMERA VEZ QUE ENTRO, AUNQUE LO INTETE HACE TIEMPO, TE ESCRIBI A TI PORQUE. ERES EL PRIMERO QUE HE LEIDO.
      ME GUSTA MUCHO TU COMENTARIO. ME GUSTARIA PARTICIPAR AUNQUE SEA LEYENDO –

      MUCHAS GRACIAS

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  3. Panacea
    7 febrero, 2021

    La repetición, la doctrina, la complicidad, el modelo y tantos y tantos otros baluartes que nos sostienen y fortifican nuestra vida, ves que alimentan una inmadurez per se de la que es difícil escapar, por no saber cómo y porque esto es lo que hay; inmadurez vital que abarca todos los rincones, con su tenue luz, baja, susurrante, que nos adormece, nos hace acomodarnos, nos deja llevar… aunque en el fondo martillea un pulso continuo, cansado, tintineante que nos recuerda lo harto y aburridos que estamos de nosotros mismos, y desearíamos algo mejor. Se intuye, se añora, esa bocanada de aire fresco, rompedora, que permita destronar lo ya asentado y demostrarnos que somos capaces de mucho más, que es posible otra forma de vida, que en nuestro fuero interno somos diferentes, que lo sabemos, mucho más expansivos, sorprendentes, más fértiles, ligeros. Pero hay que salir del atrincheramiento, ¿y? Pues las más de las veces hace falta un tsunami que nos rompa de cuajo, «una desgracia» que cambia completamente la jugada del tablero y nos lleva al estado de shock; es levantarse y empezar de nuevo, sí, levantarse de nuevo pero ya con la tierna y tímida liberación de no sentirse derrotado y poco a poco constatar cómo felizmente podemos romper las cadenas que tanto nos han ahogado y ya por fin verse ligero de equipaje.

    ¡Quién no lo ha sentido!, ese desgarro de verse abocado, empujado definitivamente, perdido, trastabillado, y, ¡oh sorpresa!, en lugar de sufrimiento, en lugar del abismo, aparece algo nuevo que libera, aligera, te hace fuerte. Agradeces y te sabes que es el empujón fatal que necesitabas para librarte de encorsetamientos que no eras capaz de soltar. ¿Y no lo puede hacer uno desde su propia búsqueda sin necesidad de fracaso? Esa búsqueda sería un acto de inteligencia en toda regla, un encuentro cada vez más rítmico y más expansivo de la propia naturaleza, un uso de las capacidades en pos de un crecimiento; pero parece que para hacer acto de presencia y asentarse en este quehacer es necesario un corrimiento de filas que motu proprio nos mostramos incapaces hasta haber alcanzado una cierta consolidación y yo diría cierto grado de inteligencia.

    Esperemos que del desarrollo de la inteligencia venga la musa y nos ilumine.

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  4. Rafa
    11 febrero, 2021

    Gracias Blanca.

    Te recomiendo que consigas si no lo has hecho ya, el libro de referencia (49 respuestas….) en el que el autor tiene la suficiente visión para hablar de la profundidad del ser humano, y es fascinante, lo abras por donde lo abras.

    Seguir este blog tambien te acerca a él y quizá te invite a expresar alguna emoción o sentimiento que te inspire el intento de interpretar los artículos, aunque como a casi todos te parezca dificil y enigmático.

    Abrazo

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