Párrafo 19.2
19.2 “Se podría considerar que el hombre ha adquirido conciencia de realidad aun permaneciendo en estado durmiente. Un noventa por ciento de su estructura duerme, aun sin soñar, esperando que aparezca el nuevo Sol que manche de otros colores otros amaneceres.”
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Si durante la vigilia soñamos el mundo solo con un diez por ciento de nuestra capacidad, ¿qué mundo podríamos soñar con todas nuestras posibilidades despiertas? ¿Soñamos para ampliar la realidad?, ¿soñamos para aterrizar un mundo más completo y pleno?, ¿es nuestra capacidad despertada la que nos posibilita soñar más mundo?
¿No es nuestra consciencia un sol en potencia esperando amanecer y e iluminar nuestro cielo creando un nuevo día pleno?
El ejercicio de cada día, nuestra vigilia ¿no consistiría en despertar a toda nuestra consciencia para poder soñar más y así abarcar la totalidad de la realidad e iluminar nuestro cielo? ¿Pero qué significa despertar nuestra consciencia? ¿Hemos sentido alguna vez qué es esto?
Cada día durante la vigilia tenemos la oportunidad a través de nuevas experiencias, de que esto ocurra, ¿no debería ser esta la tarea principal y esencial de cada ser humano? Cada individuo alentando su propio Sol.
Sobre el papel suena bonito, ingenuo, utópico, como de otro mundo…
En la práctica no es algo sujeto a fórmulas, o al esfuerzo de la voluntad… tal vez sí gracias a ejercicios específicos, a la fe de la mano de la voluntad, y asumiendo nuestra profunda ignorancia respecto a la “realidad” y nuestro estado en ”vías de desarrollo”, asumiendo que a partir de los 7 años nuestra inteligencia apenas se amplía… sólo así tal vez podamos avanzar en este amanecer del que habla el autor.
¿Es el nuevo Sol nuestra propia estrella capaz de iluminar nuestro microcosmos y el cosmos mismo? ¿Qué nuevos colores nos están esperando? ¿Son más de siete? Intentaré soñarlos…
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3 Comentarios
Rafa
24 marzo, 2021Es curioso como muchos de los acontecimientos históricos, han sido precedidos o impulsados por los sueños de alguien, sueños premonitorios que luego se han cumplido.
La Biblia nos relata el sueño de José y del Faraón en Egipto; el presidente Abraham Lincoln predijo su propio asesinato dos dias antes de ocurriera, etc….
Pero deberíamos preguntarnos si aquello que se vive primero en sueños, es realmente algo futuro o algo que se hace incomprensiblemente presente?.
Son cosas presentes que existen sólo en la psique o el espíritu de quien las protagoniza, o de todos ?.
Quiza nadie realmente viaje al futuro y lo que ocurre es que se conecta con algún lugar fuera del tiempo y del espacio en el que todo se halla presente
¿Que se habría descubierto si se hubieran analizado gran cantidad de datos oníricos de la misma forma que se han estudiado sistemáticamente las distintas materias?.
Parece ser que a la historia de los hombres despiertos le falta como argumentaba Lichtemberg una historia de los hombres que duermen.
Como dice el autor, el hombre ha adquirido conciencia de la realidad aún en estado durmiente?.
Según Aurobindo practicar el sueño lúcido, afina la experiencia onírica como si se tratara de un instrumento musical.
Los sueños se hacen cada vez mas nítidos a medida que la conciencia se encuentra mas presente en estas escenas, dice Aurobindo, hasta el punto de preferirlo al mundo externo.
Entonces yo me pregunto, los sueños evolucionan a medida que el hombre es más consciente, y viceversa, evoluciona en su conciencia de realidad a medida que lo hacen sus sueños ?.
Se puede conseguir soñar con los ojos abiertos y recuperar espacios de libertad que dejen emerger nuestro verdadero ser ?.
El Sol representa simbólicamente la fuente de luz divina y si nos imaginamos a nosotros como espejos, aunque no lleguemos a ser ni el sol ni dios, siempre podremos esforzarnos por reflejar mejor su luz con otros colores y otros amaneceres.
Un abrazo
Loli
28 marzo, 2021El día, la noche, el sol y la luna, convocados en una danza cósmica donde el hombre siente que es objeto de sus miradas.
Vigilia y sueño parece que activan, reorganizan y recomponen los pulsos de los mensajeros sutiles de nuestra biología, las hormonas.
Pulsátiles, siguen un pulso, distinto en duración y en intensidad, distintos siempre…
Pequeños infinitos que se diferencian en las horas, cuando el Sol es el que marca, con sus crepúsculos, mediodías y ocasos, nuestra identificada vigilia.
Pequeños infinitos, quizás también, cuando, tras un misterioso compromiso con la Luz, es la Luna la que marca…., mirándonos desde la misma faz, ritmos más profundos que presiden la realidad onírica, ahí donde, quizás, se susurre que, aunque pensemos que no vemos sus “ocultas caras” ellas sí nos miras… desde sus rostros «negros», y la blanca Luna, lo “cuenta”…, nos ofrece sus “cuentas”, otros “pulsos”, otras maneras de “pulsar”.
“Pulsos” de envergadura aún no valorada desde la razón, llaman a las puertas de nuestras células.
Un nuevo Sol cada día, hormonas que recogen nuevas formas, posiciones posibles para ilusionar y alentar la vigilia individual.
Mientras, la Luna, desde una diversidad cromática aún quizás desconocida, que nos ilumina tras su encuentro con la luz del Sol, en esa danza convenida de la que solo el Cosmos, quizás, conoce los términos de la alianza, puede que nos recuerde que cada uno de nosotros….somos el tercero.
Cada veintiocho días las posibilidad, arropada por el Cosmos, de un ser nuevo, se muestra accesible…la danza Sol y Luna, el hombre llama desde el presente a un esfera infinita del tiempo, y el milagro de un nacimiento que ya sepa de nuevos colores, se puede hacer realidad desde el ritmo cósmico- lunar que parece presidir la biología femenina.
Panacea
4 abril, 2021Es posible que el avance del hombre desde lo que se ha llamado «la caída» o la salida del Paraíso ha sido el encuentro con su dualidad, ha sido la toma de conciencia de su estado, la vergüenza de verse desnudo, sin ropajes. Desde ahí, la búsqueda y el crecimiento en esa dualidad han marcado el continuo desarrollo de todos los tiempos con el afán de seguir escudriñando nuevos caminos que nos desvelen esos estados de dimensión superior que pacientemente aguardan.
En diferentes pasajes de este mismo libro el autor nos reitera las memorias impresas que en todo ser humano descansan a la espera de su apertura y desarrollo, en la medida que ir alejando la condición de ignorante, de ser durmiente.
Ser durmiente de su conciencia de realidad en tanto en cuanto desconoce la complejidad y la estructura integrante que existe con la esencialidad que alberga en cada ser humano; esa parte divina llamada a completarse en un todo, que una vez limpia de toda impureza nos abrirá a ese nuevo Sol en todo su esplendor.