Párrafo 10.12

10.12 «¿Es la sublimación del sexo un camino que facilita la lectura del resto de los diamantes del mismo racimo?: probablemente sí, así lo relata el planteamiento del quinto Veda, así lo definen los ritos órficos y los secretos estudios pitagóricos. Pero no por la vía de la práctica bacanálica, desenfrenada, patética o dependiente, sino a través de la percepción de lo mistérico. Es la experimentación del ritmo telúrico, del ritual mecánico del zen, como un canto a la vida para llegar al éxtasis de la muerte en la seguridad de la resurrección. Es por lo tanto un rito arquetípico en sus dos sentidos de memoria y futuro, no exclusivamente ligado a la reproducción, pues es obvio precisar que la disponibilidad sexual humana no depende de ciclos temporales ni de estados de fertilidad, sino de actitudes sensoriales activadas por aspectos fantástico-sensitivos y emocionales».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

El sexo está presente en la naturaleza del ser humano en todo, es decir que nos relacionamos de manera sexual con todo, ya que nada es desligable de nada. Y esto, lejos de provocarnos risa, o miedo, debiera simplemente hacernos más conscientes de la importancia profunda que tiene en nuestro funcionamiento. Siendo esto así, podríamos considerar el acto sexual entre dos personas, como la máxima expresión de nuestra sexualidad.

Parece que el primer paso debiera ser conseguir una compensación energética masculino-femenina del propio individuo, y desde ahí producirse el encuentro con la energía de otro ser. Todas las culturas ancestrales recogen en sus textos sagrados el elemento sexual del ser humano como algo con una potencialidad transformadora y de conocimiento importante, y nuestro autor lo define como un: “canto a la vida para llegar al éxtasis de la muerte en la seguridad de la resurrección”. Un rito sagrado cuya experimentación adecuada seguramente desde la preparación adecuada, puede abrir velozmente una vía de conocimiento.

Un rito de tal magnitud que nuestra sociedad insiste en banalizar, en mostrar y defender como “buen uso” sólo la parte superficial y mecánica del sexo, convirtiendo así la relación en algo casi deportivo, o gimnástico, en una práctica “necesaria” y no trascendente, en un mero desahogo hormonal y anímico. Seguro que no es gratuito ni casual, que la pornografía haya ganado terreno hasta ser asumida por muchos como una forma natural y sana de la práctica sexual. ¿Qué poderes están detrás de robar al ser humano la fuerza energética de la que es portador, limitando su sexualidad a algo inanimado?

Desde una posición de absoluto desconocimiento, hay varios términos que observando la tendencia de nuestros modos relacionales, me cuestiono: frente a necesidad, entrega, a pacto, compromiso, a certeza, confianza, evidencia, intuición, prepotencia, ignorancia, dominio, responsabilidad, conocimiento, libertad…

Debemos empezar a reivindicar el derecho, o quizá asumir la obligación, de caminar fuera de la aprobación del sistema en el descubrimiento de la sexualidad y comenzar a vivirla como un acto de transmisión y entrega, renunciando a los estereotipos y acercándonos a la posibilidad del mundo de la estética, donde quizá el único modelo sea la verdad personal y propia descubierta por cada individuo.

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7 Comentarios

  1. Alicia
    14 febrero, 2016

    Trato de averiguar cuál es el quinto veda y encuentro que sólo hay cuatro. Lo que me hace pensar que el autor se refiere de forma simbólica a un estrato, o plano, superior de consciencia que no está escrito. Un estado ideal al que – me gusta imaginar – pueda alcanzar el ser humano sin necesidad de recurrir a algo tan reñido con la estética como es todo lo relacionado con el acto sexual.
    Todo en él es grosero. Los sonidos, los gestos, las palabras, las muecas. En todo ello hay algo de brutal, de violencia y de confrontación de fuerzas, más que de acercamiento por más que se lo denomine de forma un tanto eufemística “relaciones íntimas”.
    O, si no, por qué es tan frecuente que cuando esa relación se rompe se transforme en odio y en rencor.
    Nota:
    En atención a Una y a Uno he procurado ceñirme al texto.

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  2. Rafa
    14 febrero, 2016

    En los desiertos azules, resplandecen las estrellas del mar que los cubrió.

    De mi amor que era como un río que se ensancha, ahora solo queda un hilo de agua entre las rocas.

    Durante muchas noches no verte fué como estar ciego,

    El olor oscuro de los árboles en mis sabanas
    susurros de alborada en las ventanas.

    La estrella polar helándose en tu pubis.

    Y la vida remota como una cascada de hierro, porque tu silencio llenaba mi silencio, ruidosamente entre la gente.

    ( A los enamorados, en el día de San Valentin).

    Un abrazo

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  3. Uno
    15 febrero, 2016

    Alicia, gracias! creo que tu comentario es muy bueno!
    De hecho, no sabia que el quinto Veda al que se refiere el autor no está escrito…

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  4. Lolito
    17 febrero, 2016

    Esas «actitudes sensoriales activadas por aspectos fantásticos-sensitivos y emocionales» a las que se refiere el texto…¿podrían tener que ver con ese estado al que fisiología de nuestro cuerpo parece entregarse?….la alteración de los «pulsos» que liberan determinadas hormonas, alteración en la circulación sanguínea, quizás para recibir nuevos y distintos elementos que van entrar en ella…

    Todo parece colocarse en un una situación de «expectación», como si se hubiera dado, desde alguna parte, un «toque de diana» para avisar de que algo «fantástico» podría acercarse a nuestras fronteras.

    Alteración sensitiva, sensorial y emocional…alteración de los sentidos….alteraciones en la consciencia….ese es el estado que propicia la sensación de «estar enamorado».

    Y es de tal potencia…que todo parece cambiar …hasta de forma…y la emoción y el temblor que provoca la necesidad mágica de acercarse al otro, de «conocerle»…de dejarse «conocer»….llamadas desde profundidades exentas de «estereotipos», de «apariencias»….son otras fuerzas las que actúan..

    Cuando esta situación tan potente y enigmática se banaliza social e individualmente también, cuando se intenta «robar», «esclavizar» y «mercadear» con ella (hay muchas formas, ya se sabe, de hacerlo), se intenta conseguir generar de nuevo ese estado «mágico y poderoso» que la sensación de estar «enamorado», sí que es, seguramente, capaz de propiciar

    ¿Y qué pasa entonces con esa preparación a la que se ha entregado nuestra biología?…Y que no depende de nuestra voluntad.

    ¿Nada?….todo puede quedar cargado de estructuras de elementos que se encuentran desubicados, hormonas perdidas….ritmos que se desestructuran….para lo que fueron convocados…se ha pervertido….se le ha cambiado la dirección …

    Hay un daño psicológico importante en este mercadeo de la sexualidad que se ha instaurado en nuestro modelo social…pero, también creo que hay un daño biológico y físico real…que no se contempla.

    «Fue alguien a la puerta de la Amada y llamó.
    Una voz preguntó: «Quién está ahí?».
    Contestó él: «Soy yo».
    La voz dijo: «No hay sitio para Mí y para Ti»
    La puerta se cerró.
    Tras un año de soledad y privaciones, volvió él y llamó
    Preguntó una vez desde dentro: ¿»Quién está ahí»?
    El hombre dijo :»Tú».
    Y le abrieron la puerta.
    (Salaluddin Rumi)

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  5. Una
    18 febrero, 2016

    Gracias Alicia.

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  6. Leocadia
    19 febrero, 2016

    El V veda parece que nace de los otros cuatro y, según tengo entendido, sí está escrito. Otra cosa es al alcance de quienes están tales textos…

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  7. comsi-comsá
    19 febrero, 2016

    No renuncio,
    a todo lo que prometían tus ojos,
    a todo lo que yo creo
    que prometían tus ojos.
    Tus miradas largas, interrogantes,
    sonrientes a veces,
    acusadoras a veces.

    ¿Qué me ofreces?.
    ¡Cuánto deseo saberlo!.

    No renuncio,
    a besar tu cuello de paloma herida,
    tu pecho
    de fresca masa,
    tu cara
    de luna tormentosa,
    tu pequeña boca dibujada
    de Kabuki,
    tus ojeras,
    de otros.

    ¡No renuncio!

    No renuncio
    a seguir amasando tu cuerpo
    de pan,
    a recorrerlo por debajo de la ropa,
    o por encima.
    No renuncio
    a triangular tus largas piernas,
    tus muslos llenos de promesas.

    Y sobre todo,
    no renuncio
    a sosegar tu agitado suspiro,
    a detener tu boca, no en tus dedos,
    y a cerrar tus párpados con besos
    después del último temblor.

    (Habría que pedirle al relator si esas técnicas para lograr la compenetración sexual más allá del sexo que se inscriben en las tradiciones ligadas al yoga, tienen valor experimental de perfil bajo o se inscriben en lo que postula respecto a la elevación de la energía conjunta)

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