Párrafo 6.3

6.3 «En cada esquina de la consciencia de cada hombre aparece el luto del miedo al cambio, y el terror paraliza patéticamente la excitación eléctrica de las neuronas, porque se ha olvidado que subiendo los siete escalones más allá de los sueños del vuelo, entre el prana y el cosmos está el desván donde viven los tiempos perdidos de todos los perdedores de tiempos. Allí, alumbrados por la luz de Sirio, hay tiempos de siestas de agosto, redondos como gordos cansados, hay tiempos nerviosos, febriles e inquietos y amarillos, hay tiempos amables y encantadores que se crearon sin querer, y todos preguntan constantemente qué hora es y por dónde se va a la vida y cuánto falta hasta que pase la muerte y quién me dejó aquí perdido en la jaula de los ruidos. Y nadie les contó que eran un invento, una argucia de la inteligencia, una consecuencia del ritmo en alianza con la voluntad, y que sólo están perdidos porque se escaparon de algún cerebro engañado por un reloj».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

¿Si hay tiempos perdidos? ¿Cuáles son los tiempos ganados? ¿Cuáles los tiempos de provecho? ¿No serán esos tiempos vividos intensamente, o simplemente vividos?

Si el tiempo perdido es aquel en que el miedo paraliza la excitación de las neuronas hacia una nueva aventura, ¿no serán los tiempos ganados esos tiempos de aventura en que valerosos nos entregamos al cambio?
Parece que pronto se empiezan a impregnar los miedos en nuestras células. Solo hace falta ver el miedo que aparece en los niños en edades tempranas. Miedos que tienen distintas caras pero que nos acompañan y limitan nuestro funcionamiento. Hasta que llega el día en que los vemos como lo que son: tigres de papel. Hasta que llega la hora de la valentía.

He oído decir que en esta vida no se nos puede pedir que no tengamos miedo. Todos lo tenemos. Pero sí se nos debe exigir que seamos valientes.
Pero el modelo social nos susurra continuamente: no te muevas, mejor estas distraído, entretenido. La dicha «más vale pájaro en mano que ciento volando» la tenemos fuertemente impregnada en los archivos colectivos. Nada más mentiroso. Nada más castrante. Internamente sabemos que nuestro destino es aspirar a cambiarlo todo. A aventurarnos. ¡Pero qué pavor le da al Leviatán que solo aspira a perpetuarse!

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11 Comentarios

  1. Enrique
    8 septiembre, 2013

    Más que de tiempos perdidos, debería hablarse de ritmos desfasados, de retrasos y precipitaciones, de acciones que se ejecutaron cuando no correspondía. Debería hablarse de impulsos desaprovechados, de perezas y de dudas.

    Porque los tiempos son un intento de transformar lo cíclico en secuencial, de desplegar en una línea lo que no empieza ni acaba. Un intento de separar el principio del final.

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  2. Victoria
    8 septiembre, 2013

    El texto me sugiere que tiempo perdido equivale a «muertes vacías», a no haber consumido las oportunidades para generar otras y así indefinidamente, a que no pase nada a causa de un vacío vital o del miedo, aunque aparezca disfrazado y no le reconozcamos por costumbre (la comodidad, no complicarse, por ejemplo).
    Y si pasa NADA, ¿qué hacemos viviendo?.
    El hecho de haber nacido a este mundo -existencia caduca-, conllevará algún motivo esencial que justifique que no haya sido en vano cuando nos llegue la muerte.
    Con fe resulta todo más «sencillo», pero…

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  3. Qué-vedos?
    9 septiembre, 2013

    ¿Desterrará la triste torpe ausencia de un denuedo que incapaz de alzar su grito, clamando ser, no sombra sino atisbo, no atardecer sino el albor de alados nuevos giros, no más reptar sino surcar el aire, la luz, la eternidad y el infinito de un nunca ya mas sí un sí para siempre, deje morir, sin ruido, qué pudo ser lo que al nacer fue escrito con sangre azul de noble afán sublime en el latir de qué impulsa a la vida, qué debe ser y no qué renunció a elevarse sobre el hedor, la ponzoña y el hastío, para dejar, ya libre de su lastre, la estela de su paso por la farsa que siempre fue el perfil, tan herido, y tan hiriente que se inclina, con su gesto burlón, sobre la sima a que rodó la fe por tibia, del desamor, el miedo y la desidia?
    ¿O triunfará, soberbia, humilde la grandeza?
    ¿O volverá, arrogante, por sus fueros la pureza?

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  4. José
    9 septiembre, 2013

    Decia Goethe que la Poesia dice mas que la Filosofia. Perez de Carrera, poeticamente, nos habla del Tiempo, del Espacio, de Filosofia, de Matematicas, de Astronomia.

    El otro día entreveía, a traves de Perez de Carrera y leyendo autores cientificos, que así como la Poesía tiene una Estetica, la ciencia tambien la tiene. Las ecuaciones detallan el movimiento, la transformación. Nos alumbran la intensidad de lo que somos y nos rodea.

    Perez de Carrera con sus palabras abre los espacios de Cronos Nos insinua el camino. Hace las ecuaciones del sueño. Invierte la esfera de nuestra razón para que lata el universo en nosotros

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  5. GOYO
    9 septiembre, 2013

    Sutil determinismo del tiempo que en tic-tacs predecibles controla el quehacer de los hombres otorgándoles la irrisoria facultad de comprar dólares con horas de servicio.
    Vestidos de negro, y al amparo de las sombras, se escondían pájaros medio desplumados que picoteaban en los restos de cenizas humeantes cuando regresaban del ensordecedor vuelo que les había cegado atraídos por destellos de falsas luces. … Hasta que una agónica carcajada de infinito estremecimiento rompió el estado de perenne y plana distracción, mostrando las miles de aristas multiformes que el hombre alberga en su interior, y por un instante se detuvo el continuo martilleo del tic-tac del tiempo.
    Corre, corre mi delicada dama que no te alcance la nube de manchas coloreadas por deseos trashumantes en mercados de distracción banal, porque hipnotizará tus dedos y no podrás acariciar mi cara

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  6. mariar
    12 septiembre, 2013

    El miedo anida en la consciencia como un reptil que se alimenta de sueños. ¿Dónde y cuándo comenzó a ejercer su necesidad de cárcel? ¿Podría ser desde el primer nacimiento , cuando ya desprovistos de alas, aceptamos todos esos tiempos perdidos que el autor apunta?
    Esos tiempos hurtados, insolentes telas de araña, cosecha de una alianza entre memorias fallidas que no nos traen, son producto de un estado con un inevitable destino, el crecimiento evolutivo.
    Parece ser que el akhasa está lleno de ellos, pero también de luces sembradas a lo largo de todas las vidas, que aguardan ser recogidas en un aliento común que los redima.

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  7. Martin
    12 septiembre, 2013

    Alguien dijo una vez,
    … El Sol ha significado tanto en
    nuestra historia que entorno a él
    hicimos girar nuestro invento más
    preciado, el tiempo. Y construimos
    el día, y las estaciones, y el año …

    Si el tiempo existiese, probablemente no se perdería.
    Perdemos las intenciones que no llegan a materializarse, perdemos los encuentros que dejamos a un lado, perdemos las memorias que no llegamos a despertar, perdemos la mirada del otro cuando quiere reflejarse en nuestra retina, perdemos el vigor por la alimentación cadavérica a la que nos sometemos, disminuimos tanto nuestros sentidos que casi llegamos a inutilizarlos.
    Perdemos la Entrega por falta de Fe.

    Puede que sean estas las pérdidas a las que, como dice el autor, Sirio alumbra para hacer más llevadero su cautiverio, hasta que puedan ser redimidas y rescatadas por los Redimidos y Héroes.
    La ignorancia alimentando al miedo que nos atenaza en millones de situaciones, hacen que sigamos repitiendo las mismas pautas, esquemas y no logremos salir volando del cómodo mono raíl en el que estamos instalados y que nos conduce a nada.
    Un laberíntico bucle, continuo y desesperante.

    Dicen, que llegando al tercer peldaño, encuentras dos flores de loto separadas entre si, pero unidas a un tronco común. Estas flores, desprenden un perfume tal, que si llegáramos a respirar y sellar en nuestros pulmones su fragancia, se despertarían las memorias que desterrarían al miedo para siempre, permitiéndonos así, continuar el ascenso por los peldaños, con menos carga y con el brillo de una tenue luz en nuestra frente.

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    • José
      13 septiembre, 2013

      Querido Martin. Gracias por ayudarme a mirar lejos. A intentar perder el miedo a seguir, a subir peldaños sin fin.

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  8. Mandrágora
    12 septiembre, 2013

    El reloj entendido como un engaño, como medida de algo creado artificialmente y que evalúa objetivos baldíos por no contener ninguna esencia ni llevar a ningún lado; hacerse prisionero de una mecánica enloquecedora sin dejar paso al acto realizado conscientemente y desde el claro propósito, donde aquí el tiempo cobra otra dimensión: se detiene o amplía en función de qué se siente, se acopla o se dispersa en función de cómo se realice. En definitiva, vivir inmersos en lo que la suerte acontece, creando un ritmo propio, con sus secuencias y sin esferas.

    «Una argucia de la inteligencia» que distrae hasta el punto de pasar de puntillas, sin impregnación, y finalizar con la pregunta: y si volviera a nacer, ¿haría lo mismo?

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  9. Rafa
    13 septiembre, 2013

    -Señor don Quijote, vuestra merced me eche su bendición y me dé licencia; que desde aquí me quiero volver a mi casa, y a mi mujer y a mis hijos, con los cuales, por lo menos, hablaré y departiré todo lo que quisiere; porque querer vuestra merced que vaya con él por estas soledades, de día y de noche, y que no le hable cuando me diere gusto es enterrarme en vida.

    Calla, te digo otra vez, Sancho -dijo don Quijote-; porque te hago saber que no sólo me trae por estas partes el deseo de hallar al loco, cuanto el que tengo de hacer en ellas una hazaña con que he de ganar perpetuo nombre y fama en todo lo descubierto de la tierra; y será tal, que he de echar con ella el sello a todo aquello que puede hacer perfecto y famoso a un andante caballero.

    Que es posible que en cuanto ha que andas conmigo no has echado de ver que todas las cosas de los caballeros andantes parecen quimeras, necedades y desatinos, y que son todas hechas al revés? Y no porque sea ello ansí, sino porque andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan y les vuelven según su gusto.

    D. Quijote de La Mancha

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  10. Beucis
    13 septiembre, 2013

    Nos topamos una y otra vez con el miedo; ese miedo que vigila y entorpece; forma empalizadas defensivas que impiden la aventura y el cambio. Encerrados dentro de estas fronteras, nos paralizamos e inmóviles, atrofiados, enfermamos y cada vez buscamos más protección.

    Nos acecha el tiempo que destruye y ofrece un “vuelta a empezar” por la misma puerta de siempre ¡tan conocida! y una llegada a un fin que asusta porque no hemos cumplido con nuestro destino.

    En ese espacio entre el prana y el cosmos, en ese desván, están los tiempos perdidos; tiempos que no viven, que no mueren. Existencias atrapadas que, como en el cuento de Kipling, no logran escapar de la no muerte, de la no vida, añorando una muerte que no llega, para alcanzar esa vida que les permita cumplir su tarea: acercarse a su esencia, desde su estar aceptado, desde su tiempo reconocido y sin engaño.

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