Párrafo 8.3

8.3 “Otra costumbre que se transmite con entusiasmo en múltiples pueblos es la de aprovechar la oportunidad para que la consciencia se altere. Se comienza con alcoholes u otras drogas populares hasta llegar a un planteamiento puramente báquico. Delata a un pueblo con frío, con frío emocional y quizás espiritual, que necesita pretextos de alteración bioquímica para romper la normalidad, la sistematicidad, el tedio y la sensación de estarse escondido en un rincón del propio cuerpo”.

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La normalidad, la sistematicidad… ¿no son férreos mecanismos de protección y de compensación machaconamente autoimpuestos (el encanto del adiestramiento), que acaban convirtiéndose en tediosos modelos normativos e incluso tiránicos, productos del desconocimiento y la separación del propio yo, que es la única y verdadera orfandad que abruma al ser humano, la única triste soledad? Olvidar este olvido de sí es el objetivo del alcoholismo y la drogadicción, prácticas a la postre socialmente institucionalizadas por el poder, que lo que menos desea es que ocupemos el sillón presidencial de nuestra propia república personal.

Por eso, al buscador, al aventurero de la consciencia le corresponde ser raro, secretamente extravagante incluso, estar fuera de la norma, del método, porque cada cual debería inventar sus propias trayectorias y procedimientos, acordes con su personal forma de descubrir, reconocer e interactuar con el mundo. Seguramente es el adocenamiento lo que lleva a la bebida.

Todos los pueblos tienen ritos y ceremonias donde se consumen drogas y se altera la consciencia para acercarse a los dioses, a otros planos de la realidad, al yo más profundo.

La vorágine de grupos de adolescentes y adultos haciendo botellón en las calles de las ciudades, tal vez muestra como nuestra sociedad ha perdido conexión con su propia emocionalidad y espiritualidad, despojada de las raíces que le conectaban con la tierra y con el cielo, más allá de religiones y dogmas.

A través del alcohol, el baile y la música, rompemos las rutinas mentales, desinhibimos nuestra conducta, exploramos la emocionalidad, ¿pero hacia dónde dirigimos esta energía que se desata y que en la cotidianidad está totalmente atada y controlada?

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6 Comentarios

  1. Puñados de arena
    14 diciembre, 2014

    Puñados de arena deslizándose entre los dedos regando a sorbos cortos los días finos y dorados de espacios abiertos al tiempo de los cintillos desatados del yugo de sus trémulas y casi escuálidas sonrisas que derritieron en su candor las pálidas confluencias de peldaños desgastados por el uso indebido de quienes transitaron por el mundo de los almanaques deshojados buscando en él los surcos que dejase la huella de un futuro que llegó acalorado, sudoroso y diciendo que en un cruce de olvidos tomó, sin darse largas, el camino equivocado de un idioma sin puntos y sin márgenes que agitaran pancartas en manos de sirvientes uniformados propugnando las bondades de notas inaudibles galopando tras sus símbolos, representativos o enigmáticos, perdidos en los fondos oscuros de abismos a los que las carcajadas de los muertos los despeñaron; serpentean hasta el lugar del que nunca debieron ausentarse, buscando, poco menos que a ciegas, el que fuera su cauce.

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  2. Mandrágora
    18 diciembre, 2014

    El estado de alteración de la consciencia bien puede ser, nos dice el autor, por ese frío espiritual y esa carencia que aboque a un rompimiento de la normalidad cotidiana como sea; también me lleva a pensar en esa atracción fatal que supone el atajo, el camino rápido, donde hace posible conectar con las inmensas posibilidades que nuestro ser alberga y espera; es el acceder desde la turbiedad y el empeño a un paraíso por todos anhelado, muchas veces intuido y por pocos disfrutado. ¿Que tiene un precio? Seguro, pero lo que se vive es tan intenso en muchos de los casos que volver a la gris rutina de la mediocridad se hace insoportable, por mucho que se quiera pintar un mundo mejor desde el esfuerzo y el trabajo en la ilusión. ¿Que tiene su trampa? Todos lo sabemos, pero tocar el cielo con las manos, aunque sea unos instantes, es una llamada difícil de eludir, sobre todo cuando lo que acompaña en el devenir diario no alberga la esperanza. ¿Que todo lo que sube luego lo baja? ¡Quién mejor lo sabe que quien lo ha vivido en sus propias carnes!: esa oscuridad y la pesantez a la que uno se somete cuando se ha infligido las leyes de la vida por querer acercarse a un mundo mejor sin ser todavía merecedor; el caos y la frustración están servidos. Y sin embargo, la atadura a ese pequeño elixir subyuga y domina, haciendo que la búsqueda se repita en múltiples intentos para huir de lo que no se quiere y cada vez más no se puede. Es una trágica rueda en la que si te atrapa, el desvanecimiento impide robustecer los caminos de la voluntad para proseguir poco a poco en ese encuentro de la felicidad en la que todos estamos.

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  3. Atila
    18 diciembre, 2014

    Hay frases muy tontas como: «si quieres ser feliz no analices» creo que es así y desde pequeña cuando preguntaba algo me salían con la frasecita.
    Pensar a veces puede ser molesto y hasta triste y por eso la mayoría procuramos no hacerlo por eso el alcohol, las drogas que nos hacen pasar a veces un buen rato o aliviar nuestros pesares. También he visto en casinos y campeonatos de bridge un ambiente de tanta tensión que llega a cortar el aire y deseas irte lo antes posible, resulta que se supone que vas a divertirte y los músculos de la cara se van tensando cada vez mas y al final casi son muecas, parece que les va la vida en ello, en ambos lugares hay un arbitro que suele tener rostro de cartón y con un frio gesto da la orden.
    también escuchas a algunas viudas que las has visto llorar durante su matrimonio por los desprecios y humillaciones de sus maridos y de repente se inventan una novela sobre lo maravilloso que fue su matrimonio y que su cónyuge solo vivía para ellas, quizás se sientan mejor así pero eso noes la manera sana de enfocar la vida.
    No querer ver, no analizar es una no evolución que los gobiernos y educadores(algunos) es lo que pretenden porque para todos es lo mas cómodo.

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    • AbralaCabra
      19 diciembre, 2014

      Al hilo de lo que menciona doña Atila acerca de ese sentir popular que recomienda: «No analices, serás más feliz». O el socorrido «No preguntes», etc., conviene recordar que hay cenáculos de aprendizaje que, curiosamente, tienen por ley de supervivencia ambas negaciones y otras similares. Han sido asentados sobre la base de que indagar, averiguar, entender, es pernicioso para el interesado, pero sobre todo para el grupo donde tales verdades aparentes tienen lugar, y que se resumen en un definitivo y generalizado NO SEPAS LA VERDAD, que ya te contaremos lo que nos interesa. Y no me refiero a lo que se dice y transmite, sino a lo que se cuece detrás de ello. Sucede en todos los sistemas de agrupaciones en búsqueda de un ideal, un motivo final, para lo que se fijan normas para evitar el conocimiento de como se construye esa verdad que se trasmite, y sobre todo como se utiliza. Hay por ello mucha gente en esos cenáculos que esperan eternamente una revelación casi divina ad-alter-voluntatis, o sea que no provenga de tu propia averiguación sino de lo que te inculquen. «No Preguntes», y será feliz porque nunca conocerás lo que deseas y crees que esperas conocer. Conocer es transformar, sobre todo si el proceso parte de uno mismo. Aquello de La Revelación está bien, pero no en el sentido que se suele utilizar, la de un lego que recibirá el bautismo del conocimiento por poder ajeno. La Revelación es cuando uno mismo se entera per sé.

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  4. Mariana
    22 diciembre, 2014

    ¿Cual es la verdad? ¿Qué es? ¿Quién es el listo o la lista que sabe lo que no es verdad y lo que sí lo es?. Detrás de lo que parece una verdad siempre hay otras más grande, a la que no alcanzamos.
    De algún modo, me siento acompañada y compañera de aquellos que están buscándola, que tropiezan y se levantan, que lloran pero también encuentran el momento para el júbilo. Que caminando a oscuras encuentran rayos luminosos que viajan demasiado depreisa todavía, pero que nos impregnan dejando sutilmente en nuestra piel y en la retina la estela que tenemos que seguir, a la que quizás podramos subirnos como a un tren en marcha cuando aumentemos nuestra propia velocidad.
    Sé que no estamos solos, que somos muchos trabajando; lo sé porque respiro vuestro aliento que es más fuerte que el del vencido, porque ensancháis mi corazón, lo sé porque quiero corresponder con la esperanza.
    ¡Feliz Navidad!

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  5. Rafa
    22 diciembre, 2014

    Es «verdad» lo que dices Mariana, sobre todo lo de Feliz Navidad, que lo séa también para tí, y para todos.

    Parece ser que las alteraciones de consciencia, deben de ser controladas no por la razón, pero sí con la utilización de todos nuestros sentidos, para que se sellen de una manera perdurable y amplién nuestra realidad.

    La hoja de ruta programada desde nosotros mismos, en muchas ocasiones se convierte en rutina, y la mecanizamos de tal forma que no nos permite observar la magia de nuestras vidas, por eso la alteramos con cualquier tipo de sustancias que nos acerquen a las emociones que no tenemos en momentos capacidad para generar.

    Aunque yo creo que de vez en cuando una fiestecita con una buena cerveza, no viene mal.

    Un abrazo

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