Párrafo 14.22
14.22 «En el pecho de cada poeta brilla el escudo malva y rojo que cierra las dos fronteras que limitan los sentidos, porque en ellos está la nobleza de todas las gentes que vivieron en la tierra. Todo artista es necesariamente poeta porque el arte es una acto de fe que se sustenta en la confianza de que la Humanidad puede recibir susurros de espacios desconocidos a través de caminos misteriosos no sujetos a la experiencia.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Un escudo que protege e impulsa a todo aquel que empeña su vida en la búsqueda de sensaciones, mensajes y formas del futuro, de colores que están más allá del arco iris perceptivo común a todos los mortales.
Un escudo que otorga valor y profundo reconocimiento universal a su portador, pues las gentes del mundo entero lo reconocen intuitivamente como su paladín en la más pura y más antigua gesta vital, como un valiente iniciado dispuesto a explorar territorios espirituales desconocidos, continuador de una interminable y selecta saga de peregrinos de la mente, lúcidos insatisfechos, rebosantes de ansias por percibir señales liberadoras al otro lado de los muros de la razón, más allá de las murallas levantadas por este rutinario mundo de la cómoda supervivencia institucionalizada… sabiendo que es fácil perderse para siempre por entre junglas e ignotos páramos de la sensibilidad jamás cartografiados.
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3 Comentarios
Eolo
25 septiembre, 2018Y al final de la alegoría arcoiris, hay una vibración fértil que surca la nuca del deseo, sana el aliento adormecido y evoca a los dioses del futuro con palabras que solo entiende el Sueño.
El Poeta persigue la Iluminación arañando el corazón de la mordaza con la ayuda de los paisajes inconscientes que quieren robar los colegios del recuerdo, engañando a la luz con el poder ufano de las familias embragiadas de si mismas, mediante las danzas de las madres estériles.
Y en el Coro de la alegría andan alborotados porque otro ser se acerca alterado a los Palacios del Aire.
Rafa
26 septiembre, 2018Desde el pecho se encierran y liberan emociones en espera de la luz que simboliza el Sol.
Pero el juego de los sentidos delimita las reglas desde el ultravioleta al infrarrojo.
El violeta, el malva, el púrpura, son colores por y para la luz.
El violeta (azul y rojo); la nobleza del púrpura, con la saliva del murex puesta a secar, pasando por el amarillo y el añil.
El acto de fé de D. Quijote, susurrando a su dama malva.
Amalgama que construye al artista, al poeta que sabe transitar por mundos de misterio
para mostrarnos los caminos de luz.
Miguel de Unamuno, con una visión muy filosófica de la vida, presenta a D. Quijote como poeta, y los descibre de manera sugerente.
El poeta para Miguel de Unamuno es el Quijote; en él subyace el heroísmo e incluso la fatalidad de un individuo que enfrenta a la realidad sin pena sino con mucha gloria.
En este sentido también el poeta es un héroe para Unamuno porque no sólo el poetizar se reduce al juego con el lenguaje o las palabras sino además “…el héroe es poeta en acción, es el poeta héroe.
Es una constante lucha que el héroe afronta desde el punto de vista de su vida, pues es allí donde la poesía como tal adquiere un verdadero significado para el hombre, lo sensibiliza, lo envuelve y lo absorbe por las celdas más embrolladas y desiertas que pueda imaginar.
Un abrazo
Loli
2 octubre, 2018Doce pares de estructuras óseas buscan, en el pecho del ser humano, encuentros con las geometría de las vértebras dorsales, que hablan con el aire, y del puñal, convertido, quizás en campana portadora de repiques, aún inaudibles, de la música cantada en el corazón.
Doce pares de conformaciones cristalizadas en formas minerales, que parecen hacernos un guiño al despertar de nuestra consciencias al caer en la cuenta de que “doce pares”, parecen ser, también, los caminos que esperan las estrellas de nuestra bóveda craneal, para iluminarse en armonía.
Doce pares… los dos últimos, calificados como “falsos” por el Desconocimiento, cuando, a lo mejor, son los que nos ponen en aviso de que guardan los tesoros del plano de aire en el que realmente vivimos.
¿Pudiera constituirse nuestro pecho, de esa manera, en el escudo del poeta?.
El poeta que nos espera….tras recorrer los laberintos que ese escudo se encarga de proteger.
El poeta-héroe que ha reconocido….¿quizás?….que recorrer los laberintos que riegan el corazón, es asomarse a la sorpresa de que vivimos en espacios delimitados por dimensiones desconocidas, y por eso, recorrer los caminos del Minotauro, confunde la dualidad de nuestros surcos cognitivos, y abre las puertas donde el corazón….a lo mejor….guarda las memorias de otros ángulos de esquinas desconocidas e inimaginables en el presente, pero que son los testimonios de los verdaderos espacios que habitamos y que “coronan” nuestra vida…
¿Ese puede ser el mensaje, fundamental, del poeta?…Recordarnos, alentarnos, contarnos…aún sin quizás saberlo….la verdad de nuestra vida?.
Y como a todos los bardos que cuentan esa verdad, la mirada del rey se posa en ellos….y el resto, ignorantes y temerosos, parece que seguimos las directrices de esa mirada, para que su “realidad”, silencie a los valientes….
Pero hay un escudo….en el pecho de cada ser humano.
Formado por encuentros y alianzas, que quizás guarden laberintos, que quizás, también, solo podrán ser recorridos ….y los espacios a los que conducen, descubiertos…cuando seamos capaces de encontrar las letras con las que el corazón y el aire se comunican….y hablar un lenguaje nuevo.
Y, a lo mejor, ese escudo nos protege y guarda…de maneras desconocidas, del “ojo” del “rey impostor”, que ha robado una “corona” que no le corresponde.
Y, a lo mejor, ese escudo, acoge y alienta al poeta, valiente y exhausto, que no puede ya parar de abrirnos el paso de las formas nuevas….
¡Ojalá!