Párrafo 11.18
11.18 «La inocencia no es la sabiduría, ni siquiera la verdad es un bien, al estar constituida en base a una ley menor que responde a los usos y conveniencias de un modelo social. Cuando el yo superficial se disfraza de manso hay que encender las luces de la mente, porque se estarán tapando las salidas privándonos de la visión del camino que conduce a la felicidad».
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Es posible que la introducción del pensamiento dual por parte de la razón haya creado en nuestra mente antagonismos que parecen irreconciliables, tales como la verdad y la mentira, lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, etc… Definir la verdad fue el menester de la Grecia antigua, donde se la dotó de un valor totalmente objetivo y universal, facilitando el funcionamiento social, pero siempre al servicio de la clase pudiente. Lo primero que cabría preguntarse es si la verdad existe como tal, como un absoluto, y si así fuera, cómo reconocerla. Si bien un valor inmutable del concepto de verdad parece reforzar su “veracidad”, al convertirla de alguna manera en extemporánea, por otro lado, esto mismo la dota de una gran carga doctrinal, al negar los diferentes puntos de referencia de cada individuo con respecto a ese punto objetivo invariante.
¿Y si la verdad fuera inmutable y única pero se presentase ante nuestra consciencia como un elemento cambiante? Parece obvio, y así lo ha venido corroborando la ciencia, que la verdad de hoy es la mentira de mañana. Es decir, algo posee veracidad mientras su relación con otros elementos se mantenga en un marco de referencia dado. Ahora bien, en cuanto las reglas de uno de esos elementos cambie, la definición de la realidad cambiará y por tanto aparecerá una nueva verdad. ¿Este transitar por verdades relativas acaba realmente en algún momento? ¿Qué nos ayuda más, pensar en disponer de la verdad ultima o ir recorriendo y reconociendo estados de falsedad para ir redefiniendo constantemente lo que establecimos como verdad?
Queda patente en el caso de las religiones, que la adscripción al sentido imperante de verdad en una sociedad nos vuelve inocentes. Ésto nos coloca en una especie de estado acabado de nosotros mismos donde solo queda esperar a que Dios reconozca nuestros méritos para recompensarnos por ellos. La verdad como concepto exógeno suele ser el vehículo del adoctrinamiento, ya que desprovee al individuo de la responsabilidad del descubrimiento de dicha verdad por sí mismo. Es entonces cuando aparecen los “yo superficiales” disfrazados de mansos, cuando nos reconocemos en el grupo de los buenos que sienten el regocijo de estar salvados porque hay otros que son los culpables de las cosas terribles que pasan.
Quizás el mayor daño que ha causado el concepto de “la Verdad” haya sido creer que la verdad se puede poseer (!) El autor claramente denuncia que “ni siquiera la verdad es un bien”, es decir posiblemente la verdad se pueda sentir y reconocer pero no se puede estar en posesión de la verdad como elemento exclusivista. Casi inevitablemente esta forma de entender la verdad nos conduce a una forma de poder, y por tanto a una forma de sometimiento de unos sobre otros.
¿Qué se puede hacer para vislumbrar una salida de esta paradoja dual? No parece que la solución este en llenarnos de verdades fijas que nos liberen de la responsabilidad de nuestra conexión con todo, hasta con lo más falso e injusto. Quizás la forma de prender las luces de nuestra mente para que la felicidad sea más posible sea vaciarnos. Vaciarnos de la hiedra de la razón dual que ha cegado las visión de una realidad de nosotros mismos un poco más auténtica.
5 Comentarios
Alicia
2 octubre, 2016Pues me arriesgaría a afirmar, y me pasa muy rara vez, que sí que la verdad es inmutable y única; el problema reside (creo) o, a lo mejor en dos problemas, el de auto engañarse en que caemos imaginando poder o saber reconocerla, por una parte y, por otra parte, pretender cerrar los ojos y los oídos para refugiarnos en el no saber que “eso que hemos reconocido” es tan espejismo como el oasis con el que se encandila un caminante sediento en el desierto.
Quizás se la encuentre cuando no se la busca, cuando no se tenga sed que saciar ¿Pero cómo puede no tenerse sed que saciar en tanto no se descubra el sentido de la vida?
Otra cosa ¿Se ve de primeras en la imagen que son luchadores de sumo?
Es que yo no lo he visto.
Y otra cosa más; siempre encuentro un cierto paralelismo en los contenidos y en los tiempos, un poco como que los textos y las reflexiones se replican o complementan de algún modo, con artículos y reflexiones de Otras Políticas.
O me ha pasado como con los luchadores pero al revés.
Rafa
4 octubre, 2016La inocencia no es la sabiduria, pero evidentemente tampoco es la ignorancia, puesto que el hecho de asumir la ignorancia, ya sería conocimiento.
La inocencia, es mas bien la justificación de la ignorancia,
Yo no hago esto porque mi deber es…….. escribir un poema, un libro o pintar un cuadro, que a veces es cierto que hay que pintarlo; yo si que me siento triste por la situación de los refugiados, casi cualquier pensamiento justifica algo.
La trasmision de la ignorancia ya es conocimiento.
Quizá la verdad no sea un bien, no porque la verdad absoluta no existe para el comun de los mortales, que también, si no porque no esta nada de claro lo que es un «bien».
Un abrazo
GOYO
5 octubre, 2016Transcribo unos versos del Savitri de Aurobindo, del libro ii, canto X, referido a los reinos y las divinidades de la pequeña mente. Merece la pena detenerse en ellos. Un saludo.
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Designada por el Espíritu de los Mundos
para mediar con las inconscientes profundidades,
un prototipo de hábil Inteligencia
apoyada por igual en alas del pensamiento y de la duda avanzaba penosa sin pausa entre los ocultos extremos del ser.
Un Secreto ( la inteligencia) alentaba en el movimiento de la vida; velada nodriza de los milagros de la Naturaleza, configuraba los prodigios de la vida a partir del barro de la Materia:
cortaba los patrones de las formas de las cosas, plantaba la tienda de la mente en la indeterminada ignorante Vastedad.
Una Maga maestra de medida y artificio ha creado una eternidad de formas recurrentes y al errático pensamiento espectador ha asignado un lugar en el escenario del inconsciente.
Sobre la tierra por la voluntad de esta ArchiInteligencia una energía sin cuerpo se vistió con el traje de la Materia; protón y fotón sirvieron al Ojo hacedor de imágenes para convertir lo sutil en un mundo físico y lo invisible apareció como forma y lo impalpable fue percibido como masa:
la magia de lo percibido se unió al arte del concepto y confirió a cada objeto un nombre revelador: la idea se disfrazó en el artificio de un cuerpo, y por una extraña mística ley atómica fue construido un marco en el cual el sentido podía colocar su simbólica pintura del universo.
Aún fue hecho un milagro mayor.
La luz mediadora ligó el poder del cuerpo, el sueño y el ensueño del árbol y la planta, el vibrante sentido del animal, el pensamiento del hombre, al esplendor del Rayo en lo alto.
Su perspicacia endosando a la Materia el derecho de pensar
abrió sensibles corredores para la mente de la carne y encontró un medio para que la Nesciencia conociera.
Ofreciendo sus pequeños cuadrados y cubos de palabra
como figurados sustitutos para la realidad, momificado alfabeto memorístico, ayudó a la invisible Fuerza a leer sus trabajos.
Una sepultada consciencia se alzó en ella ( en la fuerza ) y ahora se sueña a sí misma humana y despierta.
Pero todo era todavía una inestable Ignorancia; todavía el Conocimiento no podía llegar y abrazar firmemente esta inmensa invención vista como un universo.
Especialista(la inteligencia) de la pesada máquina de la lógica impuso su rígido artificio en el alma; asistenta del inventor intelecto, cortó la Verdad en trozos manejables para que cada uno pudiera tener su ración nutricia de pensamiento, entonces mediante su arte reconstruyó el cuerpo muerto de la Verdad:
un robot exacto y útil y falso reemplazó la refinada visión del espíritu en las cosas: un pulido mecanismo hacía el trabajo de un dios.
Nadie encontraba el verdadero cuerpo, su alma parecía muerta: nadie poseía la mirada interior que puede ver la Verdad completa; todos glorificaban a la rutilante sustituta.
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GOYO
5 octubre, 2016… Lo siento, hay versos que al ser enviado el texto se han descabalado un poco. De todas formas creo que merece la pena pues hay afirmaciones aún por desentrañar…
Loli
7 octubre, 2016No sé muy bien qué es la inocencia, ¿producto de la ignorancia?.
Parece que se es inocente si nuestros actos no afectan a nadie. ¿Podemos asegurar que lo que hacemos no perjudican a nada de lo que existe fuera y dentro de nosotros?.
Evidentemente no, tanto en acción como en omisión la influencia es ineludible, y el juicio sobre si esa influencia es buena o mala, se torna en sus matices, imposible de determinar.
«La Verdad nos espera», escuché a alguien el otro día….y me impactó.
¿De qué depende nuestro encuentro con Ella?.
¿De la voluntad de buscarla?…..Seguramente no, porque no sabemos cómo es, no sabemos lo que buscamos.
«….una energía sin cuerpo se vistió con el traje de la Materia, protón y fotón sirvieron al Ojo hacedor de imágenes para convertir lo sutil en un mundo físico lo invisible apareció como forma y lo impalpable fue percibido como masa…..»
Desde los estudios y descubrimientos a nivel de mecánica cuántica, parece que el concepto del «Observador», como factor de interferencia fundamental para los procesos físicos, cobra cada vez más importancia….
¿Hay un verdad para cada uno?…o…¿somos los caminos, instrumentos quizás, en la apertura de una senda de encuentro con una Verdad mucho más Universal?.
¿Serían entonces, las «formalmente denominadas posturas inocentes», actitudes de inoperancia que no facilitarían la atención, la observación, y por tanto bloquearían la propia acción?.
Sin acción no hay experiencia, el Ojo, la observación no ejercita toda su potencia….¿descubridora?….¿creadora?…
Pero la acción sin atención es negligencia pura….me parece.
¿Está nuestra responsabilidad en potenciar, dentro de los márgenes individuales, la atención?….El fracaso, las consecuencias de las acciones que tomemos, nunca podremos eludirlas….seguramente nunca seremos inocentes de nada….¿Es lo que hay que asumir, para abrir el encuentro la «Verdad en espera»?.