Párrafo 12.12

12.12 “Cada persona tiene sus afinidades con cada estación y con cada fase, y hasta se podría llegar a valorar cómo afecta la suplantación del estado natural que ha implantado el confort tecnológico en la desorientación y el biorritmo de las gentes. Cómo afecta ingerir cualquier tipo de alimentos fuera de los ciclos telúricos de recolección, qué dificultades añadidas existen en la asimilación energética durante tiempos anacrónicos y cuántos tóxicos se están acumulando por ausencia irresponsable de sincronía con los ritmos cósmicos y telúricos, y cuánto se están desorientando los sentidos por disociarlos lumínica, táctil, auditiva, olorífica y papilarmente de los ritmos de la Naturaleza.”

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Hay momentos propicios para cada cosa, momentos en los que es más adecuado realizar determinadas actividades. Tal vez porque las condiciones son mejores, se da una situación en la que es más sencillo, energéticamente no supone un esfuerzo de más…
¿Se trata de mantener un equilibrio en nuestro organismo, y hacerlo también con la naturaleza que nos rodea?

Son muchos factores los que nos influyen y nos afectan de forma energética y orgánica en los ciclos de la naturaleza: el recorrido de la tierra alrededor del sol provocando las estaciones y el cambio de clima, las fluctuaciones de actividad del sol con sus cambios de radiaciones, la luna con sus ciclos más pequeños alrededor de la tierra provocando mareas y periodos de crecimiento… Todo esto debería hacer que nuestra predisposición hacia las cosas fuera diferente en cada momento.

Una sensibilización hacia estas fuerzas sutiles y no tanto, nos prepara para reconocer mejor nuestros tempos, ritmos y sentidos, para no contaminar y contaminarnos. Porque aunque parezca que todo se repite de forma incansable hasta el infinito, cada momento es único y propicio para cada cosa.

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6 Comentarios

  1. Mandrágora
    29 enero, 2017

    Recientemente he tenido ocasión de contactar con una persona que valora y ha profundizado en la importancia de la ingestión de alimentos como elemento energizante e impulsor partiendo de las particulares carencias y enfermedades, y el efecto que una alimentación propia y singular para cada uno puede hacer modificar biorritmos que parecen consustanciales al individuo. Ejemplos tan nimios como la pesadez estomacal, estados de cansancio o la dificultad para conciliar el sueño son padecimientos que nuestra sociedad los asume como males irremediables fruto de la madurez y nuestra adaptación al medio. Sin embargo, la potente herramienta que supone el combustible del que nos surtimos diariamente no parece que nos lleve a pararnos y reflexionar en las posibles variantes que podrían aplicarse según las casuísticas y sensibilidades de cada uno. Una vez más toca reflexionar y quizás asumir el ir contracorriente de los experimentos que nuestros esforzados y afamados chefs nos inducen a consumir y el mercado nos ofrece, cuando un ejemplo tan evidente como es buscar los alimentos necesarios según la actividad y modo de vida, el consumir los del lugar donde se habita y en temporada o simplemente tener presente el factor edad, hace que la combinación de determinados ingredientes, estableciendo un equilibrio nutricional entre todas las comidas y el tratar de armonizar energéticamente las descompensaciones que a lo largo del día se producen, minimice no solo el grado de toxicidad sino que opere como un elemento regulador y de ajuste.

    Si un ejemplo tan visible y al alcance evidencia tanta dificultad, qué hablar de los ritmos telúricos, cósmicos o de todo aquello que impulse elevar la mirada a quehaceres más fructíferos y no a tener que resolver lo inadaptados que vivimos.

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  2. Rafa
    30 enero, 2017

    Como sabeis, la palabra materia deriva de mater (madre), nos construimos materialmente con relación a lo que nos define, y de lo que nos provee la madre tierra.

    A perte de la mitología helénica sobre el nacimiento de las estaciones, todos sabemos que no tenemos el mismo comportamiento, en invierno que en verano, de noche que de día, en lo alto de una montaña que en un valle, o en una cueva.

    Pero también s constatable la relación entre la alimentación y nuestras emociones y estados, sabemos que una persona triste, va a decir probablemente, no puedo probar bocado, que los deportistas necesitan mas proteina para mantener su fibra roja, y que en las religiones, hay capítulos dedicados a alimentos puros e impuros.

    Es evidente que la alimentación transforma nuestros biorritmos.

    De igual manera el aire que respiramos, está tan lleno de partículas, anacrónicas con los ritmos telúricos, que como ejemplo citaré.

    La película Ghengis Khan (El conquistador de Mongolia ), fué rodada en Utha, en las cercanías de un campo de pruebas nucleares.

    Cumplidos 25 años del estreno, el 41 % del equipo, había contraido cancer, y 46 personas murieron por esta causa, entre ellos el director Dick Powell, Susan Hayward, Jhon Wayne y Pedro Armendariz.

    Si solo con este hecho que movió tanto dinero y publicidad, no se ha tomado consciencia de que estamos alterando permanentemente, el aire que respiramos, no creo que lo pueda hacer Carmena, a pesar de su esfuerzo.

    Un abrazo

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  3. Alegato en octosílabos
    31 enero, 2017

    Cuando por fin despertaron/ los que comieron perdices/ comprobaron desolados/ que estaban en los confines/ de un cielo que anubarrado/ cubierto de nubes grises/ se desplomaba inclemente/ sobre un mundo sin sentido/ de la piedad que bendice/ a los que comiendo poco/ con mesura y con respeto/ a qué la tierra nos brinde/ en cada estación del año/ y allá do cada cual vive/ con su frugalidad miden/ cuánto de más ingiriendo/ devorando como buitres/ los que viven solamente/ para sí y para sus fines/ no estarán contribuyendo/ a que en el mundo agonice/ el pudor tan necesario/ para comprender que existe/ un algo más que la panza/ que llenar sin que ello diste/ de alimentar dónde habita/ el alma inmortal que añora/ de su cárcel verse libre/ y remontarse liviana/ ligera no como pluma/ sino como esencia misma/ de su creador del que emana/ y en que aún sin sentir reside/ por encima de pasiones/ espesas y abigarradas/ para alcanzar ya sin peso/ ni su envoltura de grasa/ los confines de otro cielo/ desconocido por quienes/ dependientes de las carnes/ propias y las que son viandas/ en la condición humana/ estamos aún confinados/ lo mismo que está la mosca/ presa de tela de araña.

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  4. Loli
    1 febrero, 2017

    Prometeo, hijo de un titán y primo del mismísimo Zeus, estuvo empeñado en ayudar y favorecer a los humanos.

    Su robo del “fuego del cielo”, en ese afán, le costó ser condenado eternamente a que su hígado fuera devorado durante el día, mientras se regeneraba por la noche.

    Mientras permanecía atado a un «pilar», el encargado de ejecutar tan cruel tortura era…un águila…un ave que circunda los caminos aéreos.

    La noche….ese momento de distinta intensidad lumínica que procura el sueño…y con él….también reparos, recompuestos, curaciones…la preparación ante la nueva vigilia.

    Aunque existen otros órganos con cierta capacidad regenerativa, el que más sobresale en ese aspecto, es el hígado, quizás por la importancia vital que comporta.

    Sin él sería imposible la vida, hace “aptos” todos los nutrientes y elementos que introducimos en nuestro organismo, para desarrollarnos, mantenernos vivos.

    Y lo realiza de una manera, para mí, al menos, peculiar: toda la sangre venosa de vuelta, cargada de todo lo que viene del aparato digestivo, tiene que pasar, para ser “minuciosamente inspeccionada” y adaptados o rechazados, los elementos que transporta, antes de su acceso al corazón, y por tanto a las antesalas de “los pulmones”, allí donde, en su estructura de libro abierto en dos hojas, se albergan los materiales del mundo del aire, y entre ellos, el más importante para nuestra forma de vida: el oxígeno.

    ¿Es posible que tengamos las herramientas necesarias para ir liberando al Titán de su castigo?.

    El ave quizás se revolviera contra el hombre, en algún momento.

    La vida de éste se basa en la realización de una serie de transformaciones energéticas que tiene como consecuencia la intervención en el mundo aéreo.

    Contaminamos este último, no solo a través de nuestras acciones, trabajos, ejecuciones, sino, simplemente, a través de nuestra propia respiración.
    Inahalamos oxígeno y exhalamos dióxido de carbono.

    Y si esa acción no se procura realizar lo mejor posible, pues no sé si es exageración pensar que de esa manera estamos degradando y desconsiderando el camino a un plano, el del aire, por el que “algo”, o “alguien”, parece que se empeñó en un despliegue de fe infinita en el hombre.

    Quizás estemos ya en un momento, dentro de las posibilidades que nos procura el modelo sociocultural en el que nos movemos, en el que podamos prestar la atención que merece, sobre todo, en lo que de sacrificio de otros seres vivos supone, nuestra alimentación, y en lo que de transformación y exhalación al aire, supone ese acto.

    Zeus, finalmente, parece que decidió aliviar la situación creada, y permitió a su hijo-héroe Hércules, acabar con el águila atormentadora.

    ¿Fue…, es… una oportunidad?.

    De todas las maneras, las aves nos sobrevuelan, siguen planeando sobre nosotros….¿qué fuego robó Prometeo del cielo?.

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  5. Rafa
    4 febrero, 2017

    Ya no consumimos los alimentos siguiendo el ciclo estacional. Hoy, encontramos en nuestros mercados frutas de una determinada temporada durante todo el año.

    Todas las estaciones se suceden de forma cíclica, pero tienen su sentido y una función concreta en la naturaleza, de manera que se pueda completar el ciclo vital de nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte.

    La primavera, representa nuestra infancia, es el inicio del ciclo vital.
    Si el aire, no es puro ni está en constante movimiento, nos sobrevendrá la tristeza. Este aire, que a veces llega a viento, limpia el frío del invierno.
    Si esta estación aparece es gracias a las lluvias del invierno, el alimento ha de ser ligero para que se transforme rápidamente en sangre.

    En el verano, se representa a la adolescencia, es una estación generalmente seca y cálida. Es lógico que por sus cualidades, el elemento relacionado con ella sea el fuego
    Se activan las energías y nos sentimos más alegres, influencia directa del mayor número de horas de sol.
    Es una época de crecimiento y maduración de la naturaleza, puede surgir en nuestro interior un sentimiento de amor y compasión hacia nuestro entorno; estas emociones se relacionan con el corazón, a su vez, la sangre fluye más rápida.

    El otoño representa la madurez en la vida; etapa de transición entre el exuberante verano y el recogimiento del invierno. Estación que se considera seca y en la que aparecen los primeros frescores.
    Hay que estar atento a los arranques de tristeza que pueden derivar en melancolía y depresión provocadas en parte por la baja en las horas de luz solar.

    En el Invierno, se representa a la vejez y con esta estación llega la calma y el frío. Por ello, es prioritario calentarnos.
    Es una estación oscura, ya que hay menos horas de sol, esto favorece la aparición del miedo.

    Un abrazo

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  6. Beucis
    4 febrero, 2017

    No nos entendemos. No sabemos qué pasa con nosotros con esas alteraciones de conducta inexplicables, raptos dime humor, melancolía, estallidos de alegría y de emociones. Una red de sensaciones y de sensibilizaciones que escapan de nuestra piel para encontrarse con otras que cabalgan desde no se sabe dónde. Baile de estaciones, de ritmos que cada vez están más mediatizadas, más distorsionadas, por el confort y el cientifismo. No queremos el frío, tampoco el calor. Queremos alimentarnos con frutos tropicales contemplando Nieves y granizos. Seguro que estamos pagando un alto precio por ello. Pero también es cierto que no es esto nuevo. Hemos inventado el fuego, el sedentarismo, los silos, las acumulaciones de alimentos, los pozos con nieve, el frIgorifico. Tal vez hemos conseguido alcanzar más edad, a veces mejor calidad de vida, pero ? Que pasa con nosotros, somos más empaticos, queremos amar sin preocuparnos de ser correspondidos?. Un pan bendecido y compartido con intención con intención de entrega, de comunión, aunque no sepamos si nos altera o no lo toleramos bien. La actitud de respeto ante lo que nos rodea y ante lo que vamos a ingerir, si quremos sentirnos comensales de un ágape, de un universo que nos rodea y cobija y comunica o saber que somos depredadores en la mesa, en los campos y en los mares, en el entorno familiar y social. Con nuestra actitud abierta a ser mejores,, igual podemos corregir los errores que cometemos en nombre de una vida material y confortable y asumir implicarnos en ser menos cómplices y más responsables. Pactar con lo que nos rodea. Buscar en la ascesis el encuentro con lo que hay de divino en nosotros y en el otro, en el alimento. En ese pan nuestro de cada día. En eliminar incompatibilidades y asumir integraciones.

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