Párrafo 12.2
12.2 «Entender la apariencia física es objetivo imposible si no se advierte que los sentidos sólo descifran el inframundo de una realidad superior. Acariciar hasta lo más sutil de la materia convoca al estado de alerta de todos los sentidos, abre la consciencia a simultanear las atenciones y se pueden llegar a sentir los grandes y los pequeños ritmos. Todo es equidistante entre el cero y el infinito. Hay siempre la misma distancia, se tarda el mismo tiempo en llegar a la frontera del cero que en situarse en la vibración mistéricamente mágica del infinito. Porque sólo es posible anular la distancia salvando la cerca binaria del dos. La dualidad rige los aspectos aparentes de la razón, y entre sus latidos se cuelan las musas que traen mensajes de los magos que escuchan reflejos de diamantes en los cruces de caminos».
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Un punto no tiene dimensión, aunque se nos dice que en un punto estaba contenido todo el Universo. De la nada se pasó al todo en una súbita explosión. Allí se inició el tiempo. Pero, si hubo un principio, ¿cómo hablar de eternidad y de infinito?
Si hay algo que se aproxime al infinito, eso es el ciclo; lo que no tiene principio ni fin y que, por tanto, no ha sucedido. O está sucediendo siempre. Igual y diferente en cada vuelta, marcando un ritmo en el que se suceden y se alternan la creación, la fijación y la destrucción.
La nada y el todo, la materia y el espacio vacío, la vida y la muerte, la afirmación y la negación, son dicotomías que pautan el pensamiento; cierto tipo de pensamiento vinculado con el raciocinio y la razón. En esta forma de pensar las premisas ya contienen la conclusión. Solo hay que desarrollarlas, siguiendo las reglas de la lógica, allá hasta donde nos lleven.
Pero toda elección racional entre lo verdadero y lo falso parte de unos axiomas que se consideran evidentes y se aceptan sin demostración. Se alcanzan así verdades levantadas sobre evidencias, que, al fin al cabo, son interpretaciones de las apariencias. Verdades construidas sobre la suposición y la deducción, no sobre la certeza.
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3 Comentarios
Rafa
22 noviembre, 2016Algunos conceptos creados por filósofos, son los responsables del desprecio a los sentidos y una valoración excesiva de la razón.
Se debe luchar contra este racionalismo con una aceptación contunde
nte de lo único que nos es dado: los datos de los sentidos, la apariencia.
No hay un mundo real y otro aparente sino el devenir constante del ser creando y destruyendo permanentemente el único mundo existente.
A través de los conceptos no llegamos nunca a penetrar en el origen de las cosas.
La verdad, entonces, no es más que un conjunto de generalizaciones, ilusiones que el uso y la costumbre han venido imponiendo y cuya naturaleza desconocemos.
Estamos siendo engañados por nuestro propio lenguaje. Por ello él propondrá
la metáfora, que por prestarse a una pluralidad de interpretaciones no cae en la interpretación única y dogmática.
En cambio, el artista se vuelca sobre sí mismo hasta llegar al fondo de sí. Ese viaje al interior que se efectúa mediante la creación artística le permite descubrir y describir la dualidad que lo habita . Conoce la humanidad en sí mismo, lo universal en lo particular, lo objetivo en lo subjetivo. Leer a Shakespeare es leer la condición humana en sí misma, encontrarse con Hamlet es encontrarse con las fibras íntimas de todo hombre. Nietzsche utiliza un poema en El origen de la tragedia que lo explica mejor:
En las ondas suaves
de un océano de dichas,
en la armonía sonora
de las ondas vaporosas embalsamadas,
en el tormento infinito
de la respiración universal,
asumirse -abismarse-,
¡inconsciente, suprema dicha!
De Frederic Nietzsche
Loli
25 noviembre, 2016La evidencia se ha convertido en el argumento más utilizado de argumentaciones.
Creo que solemos calificar algo como “evidenciable”, en el momento en que hemos podido, o creído poder, percibir elementos y/o cualidades de ese “algo” desde los sentidos.
Y curiosamente para denominar la constatación de esas observaciones, utilizamos un adjetivo que proviene de uno solo de esos sentidos: la vista.
¿Será que intuimos, desde la parcialidad del funcionamiento de nuestras capacidades, que, finalmente, más allá de lo conocido, la realidad conlleva la integración de nuestros sentidos?.
Intuimos mucho más de lo que creemos saber, pero no hay lenguaje, aún, para poderlo transmitir.
¿Quizás el arte podría acercarnos a la creación de otros medios de descubrir, definir y hablar?.
¿Quizás el arte sea lo único capaz de encontrar un lenguaje para describir aquello de lo que aún no somos capaces de hablar sin romperlo, sin «analizar», desde la parcialidad de nuestro funcionamiento sensitivo?.
“…..musas que traen mensajes de los magos que escuchan reflejos de diamantes en los cruces de caminos”.
¿Qué nivel de afinamiento de los sentidos es preciso desarrollar para percibir la música, la vibración infinitamente sutil de unos reflejos?.
Puro lenguaje poético, sí, pero también ….pura Biología, y pura Física.
María Antonia
26 noviembre, 2016Desde el prólogo de este libro, el autor nos está hablando de abrir el camino de la consciencia: de la felicidad. Para ello tenemos que borrar «los rastros de las tragedias pasadas y futuras». Este empeño de redención, shivático, que conduce, creo yo, a prescindir del movimiento, a llegar a la esencia de las cosas, será posible si se «percibe la fórmula que marca los pulsos de la energía cósmica».
Pero sólo somos poseedores de nuestros sentidos que captan la realidad del inframundo de la materia y sólo conocemos los límites de nuestra dualidad, de nuestra razón.
Si tensamos nuestra realidad y que nuestros sentidos estén atentos, se abrirán senderos para que las musas envíen su mensaje y escuchemos reflejos de diamante en el cruce de caminos.