Párrafo 12.7

12.7 «Debe llegar el día en que la organización social permita a cada individuo, sin refugiarse en la duda ni en la pereza, respetar la relación con su identidad biológica, y así empezar a rezar sin pedir porque haya desaparecido el miedo. Debe llegar el día en que los gendarmes no necesiten ladrones y los carceleros no necesiten cárceles».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Uno de los recuerdos más vivos que tengo de cuando era niño (todavía no adolescente, aunque iba al instituto) era la sensación de frío polar que hacía en la calle un día de invierno a las 7:30 de la mañana. La sensación era tal que a menudo me imagina que tenía una estufa de leña escondida en mi espalda. ¿Qué pintaba yo a esa hora en la calle? ¿Qué tenía aquello que ver conmigo? Y sobre todo, ¿Por qué me veía imperiosamente obligado a hacerlo?

Visto con perspectiva esa imagen me recuerda ahora al prisionero Solzhenitsyn que en el campo de concentración siberiano deja en un momento dado de plantearse el por qué hace lo que hace y se limita a sobrevivir día a día sin más horizonte que la punta de sus roídos zapatos.

Así caminamos nosotros. Sin estar siquiera en un campo de concentración en Siberia nos convencemos de que somos prisioneros de un modelo social. Y nos hacemos a la idea (como la mayoría de los prisioneros) de que efectivamente lo somos e imaginamos a continuación que eso es algo que no podemos cambiar. Somos, como en los campos, además nuestros propios carceleros. Y carceleros de los demás.

Incapaces de imaginarnos libres de esas trabas que se nos imponen (levantarse a las 7h, ir a trabajar, apretujarse en el metro o en el autobús, salir a las 18h, ya de noche en invierno, tener una hora para comer, comer deprisa y corriendo un sándwich o comer en un túper, etc.., etc.., etc…) porque nunca nos hemos visto libres de ellas ni hemos sido educados en no respetarlas nos limitamos a pedir que nos toque la lotería de Navidad. Rezar para pedir. Esperar que una carambola externa venga a cambiar nuestra vida.

Sin embargo, cada uno llevamos impreso nuestro propio proyecto. Y el amor incondicional a ese proyecto derrite toda frontera y hace estéril todo intento de control social. Derrite el miedo y alumbra el cómo será la sociedad futura.

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3 Comentarios

  1. Rafa
    25 diciembre, 2016

    La propia palabra » Organización Social «, ya es bastante significativa, pues dá idea de un orden determinado que imponen los socios.

    Pero igual que para un escritor, no hay cosa más dificil que un papel en blanco, así mismo para una persona, lo es escribir por ella las páginas del libro de su vida; entre otras cosas porque desde el poder, han pretendido siempre decirnos como hacerlo.

    Aunque como dice el autor, es casi inevitable, y nuestra responsabilidad que llegue un día en que los individuos, respetemos la relación con nuestra identidad biológica, y la organización social nos permita hacerlo, porque se rinda ante la evidencia, y escuche ese rezo sin demanda, o como dice Lorca por congratularse con el cielo, y porque de una vez por todas ya nos hayamos tirado a la piscina.

    Un abrazo, Feliz Navidad

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  2. Alicia
    31 diciembre, 2016

    Pienso que los humanos nos hacemos rehenes, prisioneros de los otros, los demás, cuando depositamos en alguien, no importa quién, la facultad de perdonar cualquier daño que les hayamos infligido; y que nos erigimos en sus carceleros cuando nos arrogamos la facultad de perdonar.
    Perdonar o castigar…
    Entiendo que el perdón que podamos concedernos los humanos unos a otros es un algo así como “yo te libero de tu culpa”.
    ¿Existe algún humano con tanto poder?
    Y, el castigo… El castigo sólo es una forma bastante eufemística de decir “venganza”.
    Así que…
    Es un asunto para el que no hay escapatoria.
    El mal y el bien – causados o padecidos, uno y otro – irán, entiendo, a engrosar el “debe” y el “haber” de la existencia y, con el pesado lastre de impartir justicia que cargue Dios que, como dicen los creyentes, todo lo puede.
    Y allá Él.
    Ah, y feliz año.
    Aunque – y también es nada más opinión – lo será sólo para quienes le hayan hecho la pelotilla o, dicho más elegante, «hayan sido gratos a Sus ojos»
    Cada cual sabrá.

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  3. Eolo
    7 enero, 2017

    La pugna entre la naturaleza intrínseca del cada hombre y la estructura social a la que pertenece, rara vez ha hecho posible que el individuo rece por su propio destino, y los pocos que lo han logrado ha sido por su valentía pese a las persecuciones.

    Uno de los peores traumas que se pueden vivir no vienen determinados por sucesos dramáticos, sino por las carencias en el bagaje vital que se arrastra. Lo «no vivido» es de las peores tragedias que nos suceden a los humanos, pues sin saberlo ni concienciarlo, determinará la profunda desconexión que se produce entre uno, y uno y su destino.

    La única tarea importante en la primera mitad de nuestra vida es averiguar que se esconde tras las vísceras, y en la segunda parte rezarla para que se haga presente para transformar la guadaña.

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