Párrafo 13.17
13.17 «El Destructor, que mira con cada uno de sus ojos las tres geometrías del tiempo, habría sembrado el mundo con la síntesis de la evolución, habría clavado el tridente como señal y atributo que de maestro a discípulo avivaría las luces de las metamorfosis en la historia poética de la aventura espiritual de la Humanidad.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Parece que un cierto determinismo impregna la evolución del ser humano. Un determinismo exento de tintes peyorativos, entendido como una cierta geometría que subyace y sostiene la realidad. Un plan o un programa que la dirige hacia donde ya es. ¿Cómo entender esto desde la razón? ¿Cómo comprender que las tres geometrías del tiempo: pasado, presente y futuro, coexisten? ¿Que no podríamos avanzar si no se produjese su simultaneidad? Que algo sólo puede llegar a ser si ya es… ¡Desde luego que colapsa nuestro pensamiento racionalista!
Shiva, el Destructor, sembró el mundo con la síntesis de la evolución. Y puede que, para que esa síntesis se pudiera desplegar, inventase el tiempo. Y que sólo recorriendo el tiempo sea posible la evolución.
Tres son los ojos de Shiva y poliédrica su mirada al contemplar simultáneamente las tres geometrías del tiempo. Tres puntas tiene el tridente que representa el conocimiento transmitido de maestro a discípulo, y que Shiva clavó como un faro en la oscuridad de nuestra ignorancia. La simbología del número tres está presente en casi todas las religiones a lo largo de la historia, y el atributo del tridente lo sostiene tanto Shiva como Poseidón, y hasta el mismísimo demonio. ¿Y acaso no representan lo mismo el tridente que la flor de Lis o la pata de la oca? El mundo está lleno de señales que nos indican el camino que debemos recorrer. Y para recorrerlo necesitamos atención plena, responsabilidad, y la máxima velocidad de la que seamos capaces. Porque, aunque resulte paradójico, ¡estamos hechos para llegar a ser!
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2 Comentarios
loli
21 febrero, 2018Sé que lo que voy a exponer como pregunta, puede parecerse más a una ocurrencia que a otra cosa, en parte por ignorancia del tema y en parte poco elaborado, por favor alguien que conozca más, que me saque de conjeturas simplistas:
¿Sería posible que ese despliegue de la «síntesis de la evolución» con la que Shiva sembró «el mundo», y que en tu comentario, Aventurero que, a lo mejor, al desplegarse inventase el tiempo, estuviese también ligado, ese despliegue a las cuatro fuerzas de las que nos habla la Física: el Electromagnetismo, la Fuerza Fuerte, la Fuerza Débil, y la Gravedad (aunque esta última no está claro que se pueda definir como Fuerza)?.
Algo que se «despliega», que abandona los elementos, o las razones que lo mantenían en unida, para dar lugar y cabida a la posibilidad de un espacio de aventura y conocimiento….
Perdón de nuevo por la conjetura
Rafa
24 febrero, 2018Tengo un amigo físico, que se empeña en demostrarnos que para un espacio-tiempo curvo, se podría viajar en el tiempo hasta remontarlo.
En este viaje, pasado, presente y futuro ( geometrias del tiempo ), serían un continuo representado simbólicamente por los tres ojos de Shiva.
Shiva porta un tridente que anuncia un constante movimiento trinitario de conservación, destrucción y creación permanentes.
Un dios que practica el baile sagrado, con cuyos pies destruye y con sus manos crea, y promueve permanentemente que la rueda del pensamiento busque y transite por nuevos caminos.
Pero en este baile de los contrarios es importante darse cuenta, de que esos contrarios son dos partes de una misma cosa, dos caras de la misma moneda.
Por ejemplo, la impureza, no es lo contrario de la pureza, sería la pureza ensuciada, tapada con manchas, con pecados, pero que Shiva al hacerlas trinitarias, al aplicar el tercer elemento (amor?), al llegar la muerte, quita la memoria pasiva, y las manchas.
Destapa o descubre esa pureza.
Pues igual podemos aplicarlo a la creación, que no es lo contrario de la destrucción, Shiva, las hace trinitarias, y las lleva al mismo momento.
La única premisa es que tiene que partir de cero, del vacio, de la nada, pero es que esa nada de la que hablamos, es la que más llena de cosas está.
Un abrazo