Párrafo 20.9
20.9 «Hay muchos que viven del prestigio y lo sostienen desde la rentabilización hipotética de cuanto dicen saber, enarbolan el cientificismo como la bandera que salvará al hombre de la muerte y difunden confusión e ignorancia, porque quizá no es esa la redención que el ser humano necesita. No hay que olvidar que generalmente el sentimiento religioso que cada uno profesa está relacionado con la cultura en que ha nacido, provocando actitudes de adhesión o de profundo rechazo. Y es parte de la aventura de la conciencia humana que un ser nacido para la libertad aterrice en un espacio lleno de ideas confusas y doctrinas excluyentes.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Tal vez la “verdad” nació como un concepto divulgativo, una convención, para explicar algo que únicamente se podía transmitir de forma un tanto oscura para el ignorante. Era así una especie de sugerencia, en un momento en el que todo el mundo entendía que el sabio era aquel que se había transformado, de hecho, hacia algo desconocido, indescriptible, indemostrable hasta cierto punto. Había que prepararse desde todos los ángulos posibles para poder alcanzar “aquello”. Al menos, queda descrito que se trataba de una dialéctica profunda entre lo conocido, objetivo y aparente y lo desconocido, subjetivo y real. Entre el tú y el yo, por ejemplo. Por eso se asociaba a su vez con la idea del bien, con la política, con las artes, con la ciencia. Con todo lo que tocara a la conciencia humana. Para ello había que descategorizar, desestructurar, desencadenar el impulso vivo hacia la verdad. No necesitar ese “llegar a ser”. Ser libre.
Más tarde ese concepto divulgativo se convirtió en la “verdad” cuyo criterio de certeza estaba en el exterior del individuo. Y se evitó todo rasgo subjetivo y se buscaron sistemas que pudieran describir la realidad con exactitud y se confundió la estructura del sistema con la realidad porque se podía demostrar. Y el individuo, ausente, ya sólo podía buscar un beneficio propio desde un punto de vista “personal”. Por ejemplo, tener la sensación en todo momento de saber cuál es la verdad. Olvidando que la verdad es un concepto inventado, aparente, sugerente. Creencia, dogma de fe que expande la pereza en todos los ámbitos. Una actitud anticientífica.
3 Comentarios
Panacea
21 diciembre, 2021Crecemos en un espacio saturado de ideología, pero ideología que desde muy temprana edad nos impulsa a posicionarnos. Se dice que normalmente el joven está cargado de idealismo, pero ese idealismo las más de las veces se sustenta en axiomas servidos por el propio sistema, cuando no se produce una radicalidad racional muy fácilmente manipulable. Es parte del modelo y que abduce desde muy el principio: blanco o negro y normalmente de manera excluyente hacia todo lo que no comulga con nuestros planteamientos. Son lecciones aprendidas, no vividas. Dependiendo del contexto de vida en donde haya crecido cada uno, de la inteligencia emocional y cognitiva que se vaya adquiriendo con el paso de tiempo y las visiones que se puedan intuir o atisbar como algo alcanzable, lo sectario y estricto se vuelve más benevolente y dúctil poco a poco o se materializa en estructuras fijas alineadas con el grupo afín. Y aquí caben todo tipo de combinaciones, desde posiciones políticas más o menos excluyentes, planteamientos religiosos más o menos conductistas o rebeldes, actitudes sociales, relacionales, informaciones…, sí, efectivamente, dependiendo de la cultura, país, tribu, medios de comunicación, etc., y lo endogámico que pueda llegar a ser, los esquemas que nos rodean facilitan atrincherarse en un grado o en otro, y todo ello trufado de un argumentario explicativo que justifica y afianza lo que pensamos que somos.
La lucha retórica está servida. Desde ahí sólo nos queda reforzarnos o ir abandonando.
Se nos dice que el ser humano ha nacido para ser libre y que parte de la aventura es aterrizar en un espacio lleno de ideas confusas y doctrinas excluyentes. Es por ello que desde la ortodoxia que tan prontamente hemos asumido y hemos hecho nuestra como distintivo de nuestra personalidad, toca ahora soltar amarras, cuestionar los mensajes supuestos de los que partimos, vaciarnos para llegar alguna vez a poder llenar y, sobre todo, dejar de ser grupo, grupo bien alimentado y mullido en una plaga de complicidades, para poder iniciarnos en experiencias individuales, propias, sentidas, llenas de torpezas e incertidumbres aparentes pero que poco a poco nos vayan abriendo fronteras hacia ese universo único e intransferible que en todos alberga, llave para encontrarnos a nosotros mismos y poder llegar un día a decir abiertamente que nos sentimos libres.
Rafa
22 diciembre, 2021Erase una vez un mundo en el que todo era magia; que amaneciera, que anocheciera. la lluvia, el trueno…..
Llegó un momento en que en la observación y el trabajo profundo hubo gentes que a través de la ciencia llegaron a la magia.
Cabalistas, buhoneros, chamanes, mediante un mucho de espíritu y un pensamiento puro, limpio y aventurero miraron por encima de si mismos y de los otros realizando magia.
O alguien duda de que el descubridor del mecanismo del fuego, del arado o del trigo domesticado no fué un científico al servicio del mundo.
Pero llegaron tiempos oscuros y extraños en los que se supuso a la razón como el elemento fundamental y casi único del pensamiento, desproveiéndolo de sus componentes de espiritualidad emoción y vida.
La espiritualidad se convirtió en doctrinas religiosas, y la ciencia en cientificismo, y muchos pretendieron vivir del prestigio de esa ciencia difundiendo confusion e ignorancia.
La cultura se parcializo provocando adhesion o rechazo.
Pero parece que este es el camino por el que pasa nuestro destino, el movernos entre la confusión y la exclusión para erguirnos y levantarnos sobre ellas, y avanzar como la mujer del dibujo en el sendero de la aventura de la conciencia humana.
Un abrazo
Loli
26 diciembre, 2021Quizás se olvida que la manera que nos hemos otorgado para poder acceder a una realidad de la que recibimos sensaciones parciales, es precisamente a través del análisis conceptual, es decir, parcelando aún más lo que percibimos, someterlo al trabajo de nuestros sentidos, y tratando de sacar conclusiones, que, desde la verdadera Ciencia, siempre llevará el viso de “provisional” y “especular”, pues esa Ciencia, por su propio carácter de tal, sabe de la existencia de realidades mucho más amplias, a la espera de que nuestras capacidades sensoriales y sensitivas se desarrollen para su percepción.
Cuando esa visión desaparece, y los pequeños “reinos de taifas” conceptuales se imponen, aparece el dogma y el cientifismo, la fascinación por la aventura desaparece, y solo quedan las estrategias alrededor de aquellas conceptualizaciones que mejor sirvan a los intereses de poder que se han ido gestando en esa concentración amurallada de “lo científicamente demostrado”.
La actitud de humildad y entrega que seguramente está también detrás de todo trabajo y descubrimiento en ese campo, se enturbia o desaparece….
Y esa realidad que busca ser desvelada por unos sentidos con vocación de desarrollo, parece esconderse, de nuevo, detrás de viejos, muy viejos velos.
Quizás sea hora de que, sacando ilusiones escondidas, dentro de cada uno de nosotros, intentemos lanzarlas a través de miradas nuevas a lo que nos rodea.
Puede que eso ayude, quizás mucho, a esa Ciencia que trabaja en silencio, y que acosada por normas, dogmas, conceptos, egos y poderes…, resplandezca, sin embargo, y el producto de su esfuerzo sea como un regalo a una Humanidad cada vez más abierta a la alegría de lo desconocido.
“Lo más bello y profundo que el hombre puede experimentar es el sentido de misterio.
Es el principio que sustenta la religión y toda empresa artística o científica seria”.
Albert Einstein.