Párrafo 5.20
5.20 «Cuentan las tradiciones venidas del futuro que por cada sicario adiestrado para clavar el alma a la supervivencia, vienen cuarenta y nueve palomas dispuestas al sacrificio».
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Siendo optimista, parece deducirse del texto que de cada actitud sedentaria que nos estaca en torno a la supervivencia deberíamos encontrar al menos otras 49 reacciones que nos impulsen a romper las cancelas de nuestro supuesto confort. Pero, raramente tenemos la sensación de que ese balance vaya claramente del lado del sacrificio. Por lo tanto, ¿dónde hemos dejado esa capacidad de respuesta para salir de la inercia de la supervivencia? Por el camino hemos debido de volvernos más permisivos con nuestras justificaciones para no crecer.
Parecería difícil que en un concierto toda la orquesta funcionara sin estar bien afinados los instrumentos. Si encontráramos que un violín, una tuba y un chelo están desafinados, los platillos entran a destiempo y el tambor es anacrónico, rápidamente esos sonidos que rompen con la armonía general serían los que sobresaldrían y empezaríamos a oír más facilmente. Y no sólo eso, al final estaríamos solo pendientes de lo mal que suenan esos instrumentos y no captaríamos la armonía ni la melodía en el resto de los músicos. ¿Es que ha desaparecido la orquesta? No, pero para que haya armonía hay que intentar trabajar en esas 49 potencialidades al unísono, para oír lo sutil hay que dejar los ruidos que nublan nuestra mente. Ya ha sido mencionado a lo largo de la historia muchas veces que no hay que “crear” nuestro destino, eso es terreno de la divinidad, lo que deviene es descubrir nuestra propia capacidad y ello requiere trabajo y realizar nuestro camino como un sacro-oficio. Como diría Erich Fromm la vida es un Arte, y como tal hay que afinarse y cultivarse para la adecuada sintonización con nuestras virtudes preexistentes.
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5 Comentarios
ijacae
25 junio, 2013Tradiciones venidas del futuro; tradición es algo trasmitido de generación en generación, por lo que al venir del futuro una cosa pasado en el futuro no existe el tiempo.
Un sicario es un asesino a sueldo que mata por encargo de otro, con una sica (un tipo de espada corta) pero ¿Quién hace el encargo al sicario?
El aventurero habla de la actitud sedentaria la que actúa de sicario, es esa actitud o nuestro yo que está muy cómodo sin moverse a pesar de lo mal que pueda considerarse estar el que hace el encargo?
Lo de la orquesta muy bueno, el problema puede ser que existan personas que no tengan oído, tengan oreja o incluso que estén sordos.
Alex
26 junio, 2013Estoy de acuerdo contigo ijacae puede ser que algunas personas con el tiempo necesitemos sonotone y otras se vuelvan definitivamente sordas, no todo el mundo nace con las mismas potencialidades despiertas
Pero en relacion a la tradicion venida del futuro yo lo veo de otra forma:
Si consideramos el tiempo de forma lineal esta claro que no puede existir lo que no ha pasado, pero si lo consideramos mas bien de forma circular, en la que en cada tiempo estuvieran contenidos futuro, pasado y presente el futuro seria nuestras posibilidades o capacidades no experimentadas pero que si que existen. El futuro lo podriamos ver como algo preexistente que no has alcanzado. Para un recien nacido andar es un futurible que ni concibe, pero esta dentro de su memoria «futura» de desarrollo. Asi pués una tradicion venida del futuro no solo puede ser un giro poetico para representar el tiempo, puede ser el conocimiento de aquello que esta contenido en nuestro camino y que aun no vemos. Y es tradicion porque ese concoimiento sobre nuestras posibilidades de felicidad se viene transmitiendo desde hace mucho,quizas porque siempre estuvo ahi, aqui, esperandonos.
P.D perdon por los acentos pero el teclado no es espanhol y no esta configurado para ponerlos en algunas vocales
SARA
26 junio, 2013A ijacae y Alex: OLE!!!
Beucis
27 junio, 2013En cada uno de nosotros vive un sicario que va a clavar nuestra alma a la subsistencia, como mariposas sacrificadas por el coleccionista, que se batirán de forma angustiada y perderán vida, posibilidad de vuelo, de batir alas al aire, al sol, de perdurar y convertirse en arco iris de luminosos colores, que las una al cosmos y se nutran la tierra. Almas que se empobrecieron en la soledad de la subsistencia, en el miedo del “ Qué va a ser de mi, si todo lo que me proporciona seguridad se está viniendo abajo; si todo mi entorno y el de los míos se tambalea y amenaza con desaparecer “
Porque vivimos momentos convulsos; porque no se trata de repetir palabras y conceptos que nos suenan muy bien, pero que suponen renuncias, abandonar cómodas trincheras que nos costó trabajo adquirir. Comprobamos en nuestras carnes que el cerco de la denuncia va llegando y que años de acomodo fácil se vienen abajo.
Y ahí está el reto; ahí está el: HÁGASE Y QUE SEA DESDE YA; sin saber qué va a ser ese habitat futuro; ese encuentro con lo ignorado; ese caminar por senderos sin límite, sin fin.
En nuestra posibilidad de volar, de salir de este laberinto, de esta existencia a la baja, estamos llegando a momentos extremos que plantean cambios profundos; y asoma el miedo, porque en este momento de crisis, lo que de verdad se nos está mostrando es la lívida cara del miedo y nos asombra: ¡ Cómo es posible, a estas alturas de la vida, con ese bagaje que se supone tener!. Y aquí nos encontramos envueltos en sombra; asombrados, preguntándonos y respondiendo a la convulsa pregunta sobre la subsistencia; sobre nuestra subsistencia, empobrecida y a la baja, sí, pero también conocida y confortable; y, sin ella que se desmorona, ¿ qué hago yo, dónde me refugio?.
Dispuestas, vigilantes y a la espera, están las cuarenta y nueve palomas con el corazón de plata. Son nuestra respuesta al cuestionario de nuestra existencia. Tienen su nido en nuestro Árbol de la Vida, han ido puliendo su vuelo, hermoseando sus plumas, batiendo cada vez con más fuerza las alas.
Somos cuarenta y nueve palomas; también el sicario que las trata de inmovilizar.. Es desde esa tensión dual, donde surgirá la transformación que nos hará tinitarios; que nos hará fuertes ante el miedo.
Mandrágora
30 junio, 2013Ese sicario adiestrado tiene mil caras que no siempre es fácil reconocer, y he ahí por qué se clava tan fácilmente y sin detectar ni causar alarma alguna.
A veces me pregunto, cuando aparece el cansancio o abatimiento, ¿es como resultado de una situación límite y que el cuerpo se queja del exceso, o más bien tiene que ver con la eterna pelea que libramos con nuestro impostor, con esa parte de nosotros que se adueña, nos domina, nos impone los mismos recorridos para seguir repitiéndonos? El cansancio como resultado del esfuerzo tiene una rápida recuperación y fácilmente puede percibirse en él un efecto renovador; por el contrario, el cansancio fruto de la pereza, fruto de la negación, y el desánimo por no ir en el sentido adecuado a lo que sabemos debe ser, produce un estado de atonía y opacidad más emparentado con la tristeza y frustración que con el cansancio en sí.
La pereza, el adormecimiento, los mismos estados enfermizos de salud, la ansiedad por la comida, el abandono por el cuidado de uno, como la necesidad de sacar lustre a todo, etcétera, etcétera, etcétera, son múltiples formas instaladas en nuestra vivir cotidiano que precisamente por su repetición y la estela que dejan, obligan a la necesaria revisión y cuestionamiento, por estar adiestrado y camuflado, pero sicario es.