Párrafo 5.19

5.19 «Cuando a la vida se le otorga un valor absoluto y se la convierte en un fin en sí mismo, los sentimientos de ahogo y angustia dominan la consciencia, se desactivan las funciones más elementales. Crispación y fracaso paralizan y desatan la crisis que puede anunciar otro punto de partida. Cada hombre pasa miles de veces durante el tiempo de vigilia por desesperación, duda, resignación y resurrección, es algo consustancial al objetivo de vivir, al movimiento de las proteínas, al giro de la Tierra y al mito del tiempo. Si algo o alguien secuestrara la posibilidad de un solo pecado, habría paralizado el crecimiento vectorial de todas las virtudes, habría roto el inmenso trabajo que ha construido la red que alimenta todos los alientos. Pero los ángeles negros, los guardianes de los ritmos del sueño, saben que esa frontera está aun lejana a las facultades de la razón humana, y cuando se acerque no será necesario cruzarla».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

¿Puede el Estado de un país favorecer el desarrollo personal? ¿Debería hacerlo?
En el hipotético caso ideal, en el que nuestros gobernantes fueran dirigentes confiables, a los que además se les supusiera buena praxis y conocimiento en profundidad, y cuyos valores no se fueran a tambalear por el poder y el paso del tiempo; en ese caso, seguramente fuera deseable que la estructura organizativa que nos dirige sentara las bases o al menos propiciara la evolución del individuo. Pero sólo con que el conocimiento de esas gentes responsables fuera limitado o no tuviera la suficiente profundidad, ya correríamos el riesgo de que sus indicaciones fueran contraproducentes.
No sabemos cuales son las capacidades últimas del ser humano ni cómo se llega a ellas, y desde esa perspectiva, y teniendo en cuenta la realidad de nuestros dirigentes, quizás lo más sensato sea evitar dar ese papel tan importante al Estado.
Así, puede no estar nada mal que nuestro gobierno se limite a favorecer que se solucionen una serie de necesidades básicas en vez de entrar en cuestiones esenciales.
El problema es que hemos centrado nuestra aspiración en una expansión indefinida del «Estado de bienestar» sin reparar en que eso no alimenta, y a la vista está por el número de depresiones.
Cuando uno no pone remedio, curiosamente la solución a veces llega desde fuera. Estamos en crisis señores, ¿seremos capaces de cambiar nuestros valores o vamos a repetir escena?
Habida cuenta de que no hay bien sin mal, una estructura de leyes que camufla la responsabilidad puede obstaculizar el crecimiento de las personas, ¿hay opciones para cambiar esto en la vida real?

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8 Comentarios

  1. Martin
    16 junio, 2013

    Este nuevo párrafo, me trae a la memoria la frase bíblica “Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida, la salvará”.

    Vivimos en una absurda sociedad, dirigida por absurdos dirigentes, que instan al estado del bienestar, donde el culto al cuerpo, la dieta perfecta, “las pinturas de guerra”, el rasurado integral, el consumo de antioxidantes, la dentadura meridianamente alineada, los tintes para el cabello, los estigmas auto provocados de los tatuajes, las operaciones estéticas, los perfumes que nos ocultan, están a la orden del día.

    Ese mensaje es el que cala en las mentes de los ilusos que quieren o querrían emular a los personajes frikis que abundan de nuestro panorama televisivo.
    ¿Porque no les da por emular los valores de Valle-Inclán, Teresa de Jesús, Prisciliano, Nietzsche, Hugo Pérez, Bergamín, Lorca, Beatiz Galindo, Sri. Aurobindo, entre otros muchos.?

    Creemos detener o ralentizar el paso del tiempo por nuestras vidas, y lo creemos, al seguir al pié de la letra, las consignas dictadas por los interesados en hacer que olvidemos, que aún estamos en evolución, que nuestro estado debe ser transformado, y que hay dar cumplimiento a nuestro destino.

    Hace tiempo, asistí a una conferencia, donde el conferenciante dijo entre otras muchas cosas que, el hombre, desde que nace, camina desde el sol naciente hacia el sol poniente, pero que la inmensa mayoría, hacemos ese recorrido caminando de espaldas, cuando habría que ir hacia el Finisterre de frente, encarando a la muerte.

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  2. Afrodita
    17 junio, 2013

    Vivir instalados en la eterna juventud y en la eterna belleza; y, si nunca se tuvieron… Bueno, rectifico, que juventud todos los ya no jóvenes la tuvieron (tuvimos, lo digo por mí), pero, la belleza, la belleza que quizás nunca se tuvo, pues, se compra…
    La belleza se compra y la juventud se estira.
    A base de tirones a la piel la juventud, literalmente, se estira. Se fantasea alargarla a base de ingredientes añadidos, “complementos” que dicen las modas. Se pretende conservarla amarrada a través del vestir, del maquillaje, de los productos que prometen maravillas, del comportarse, del declararse o manifestarse portador de “un espíritu joven” que, al remate, sólo logra evidenciarse como infantil y bastante grotesco.
    Y en ese desvivirse por la juventud y la belleza los cuerpos y las almas devienen en una especie de pastiche en el que, no ya al ocasional observador sino al propio “usuario”, cuesta encontrar y reconocer algo… No se me ocurre qué algo. Sólo “algo”, a secas.
    Otro tema, también chusco, es la salud.
    De acuerdo que conviene cuidarla, pero dentro de un orden.
    Si en los jóvenes ya resulta patético el empeño por no dejar de serlo no lo resulta menos el de los viejos por mantener a la muerte a raya; no importa para qué, pero a distancia. Los viejos — no diré todos, claro, pero sí una caterva — viven exclusivamente para prolongar su estancia en este mundo con la única finalidad de prolongarla y, para eso, se someten gustosos a la esclavitud de no hacer otra cosa que permanecer atentos a que sus cuerpos funcionen puntualmente.
    Se levantan por la mañana ya pendientes de sus medicamentos y de sus citas con sus médicos; y entre toma y toma y cita y cita se dedican a esperar a la toma y a la cita siguiente.
    Y así pasan los días. ¿Y para qué?
    Casi nadie lo sabe. Y a casi nadie importa.
    Se me ocurre un chiste en el que uno pregunta “¿qué es peor, la ignorancia o la indiferencia?”. El otro le contesta “ni lo sé ni me importa”.

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  3. Lucytrenza
    18 junio, 2013

    …Cada paso de mil veces por… cada periodo de crisis… en cada situación de fracaso… en cada diálogo no entendido… en cada rastro no percibido… en cada sueño no conciliado…en cada pregunta sin respuesta… en cada utilitarismo de la razón… en cada metedura de pata…y en cada más y más… quizás sean los desarmes que permiten pequeños encuentros entre el mundo interior y la Ley que se predica desde un Mundo más intangible… los sonidos o luces de una Trompeta que habla desde arriba; desde la calma después de una tormenta…¿? ; coordinación, sintonía, armonía… Oírlos o no oírlos, entenderlos o no entenderlos, sentirlos o no… depende del grado de la entelequia, doctrina, prejuicio, supremacía, enajenamiento… que se le otorgue a cada una de nuestras leyes interiores de la vida inferior.
    …No es lógica…
    …Es la separación de la mezcla entre lo duro y lo blando, y el trasladar lo que es arriba, abajo.
    …Vivimos en la Era de todas las posibilidades posibles… ¡¡¡y todo tiene tanta sustancia, tanto sabor… tanto zumbido, tanto zumilloooo!!!… Será eso que me repetía siempre mi padre: ”la experiencia es la madre de la ciencia”…porque la especulación, ¡en fin…!
    …Así me lo vivo mismita y zolita… muy resumido, obvio.

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  4. Atila
    18 junio, 2013

    En el periódico vi un articulo sobre Hannah Arendt, esta judía , amante y alumna de Heidegger, sobrevio al nacismo y cuando los judíos encontraron después de varios a Eichmann en Argentina, responsable de la muerte de miles de judíos y en el juicio presenciado por ella, pensaba encontrar a una persona con mirada perversa y de maldad y se dio cuenta que era un pobre hombre que no sabia ni expresarse, ni tenia criterio, ni sabia pensar, un burócrata corriente.
    Ese día Arendt emprendió algo peor: «El mal surge de hacer superficial al hombre y superfluo. El mal cometido por hombres sin motivos, sin convicciones, sin criterios.
    Esto es lo terrible, no pensar y a los que son así es facil convencerlos de que hagan las cosas mas aberrantes por el bien de todos.
    Ella También ataco a los judíos por los privilegios que tenían y que a ningún país se lo consentirian. Recibio miles de cartas insultantes de sus compatriotas y perdió muchas amistades pero fue una valiente y cuando lo eres y cambias esquemas te vuelves en un enemigo.
    Una noche en un duerme vela vi a una serpiente, era muy verde, gorda y larga y mentalmente se entablo un dialogo.
    -¿Que haces ?le pregunte sin nada de miedo.-Pues intentando enroscarme en tu cuerpo, pero no tengo suerte porque o te levantas al baño, o enciendes la luz para beber agua etc.
    -¿muchas como tu.
    -Claro que hay y algunos son facilisimo: por ejemplo los tibios que no piensan, los jóvenes sin rumbo, otros son mas complicados como los místicos pero aun así a veces logramos que sufran por sus dudas.
    Pero volveré a intentarlo contio- y desapareció.
    Estamos repletos de informacion y esto hace que no pensemos, en los colegios no enseñan a los niños a pensar y esto es muy grave para la humanidad

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  5. Rafa
    22 junio, 2013

    Para los griegos, el pecado se decía Hamartia,

    «fallo en la meta, no dar en el blanco, debido a una actitud erronea, consciente o inconscientemente».

    En el griego antiguo,» Hamartia» es el error fatal en el que incurre el heroe trágico, que intenta hacer lo correcto en una situación en que lo correcto simplemente no puede hacerse.

    En la tragedia griega , es el protagonista el que incurre en Hamartia. Es a través de la Hamartia que el público experimenta la «catarsis».

    Lo que es evidente, es que este aparente error, es totalmente necesario para que se produzca la virtud ( cualidad que permite a quien la posee llevar a término las opciones acertadas y correctas), el virtuososo está en el camino de ser sabio.

    Si a la vida se le otorga un valor absoluto, todas nuestras funciones: biológicas, sensoafectivas, etc, estarían encaminadas hacia ese fín en si mismo, y sin embargo parece que se produce todo lo contrario, y afortunadamente esas funciones se convierten en disfunciones,

    En cualquier caso, como el tiempo es un espacio, un mito, que tendremos que ir desvelando; por suerte para nosotros, nos permitirá entrar en la crisis que anuncie otro punto de partida.

    Así que tendremos que recoger el aliento suficiente para que los guardianes de los ritmos del sueño nos dejen por lo menos acercarnos a esa frontera

    (por cierto además de respiración y aire expulsado, aliento, significa vigor del ánimo, esfuerzo y valor).

    Nota: Esta noche del sábado, la Luna va estar especialmente bonita, habrá que dedicarle una mirada.

    Un abrazo para todos

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  6. Beucis
    22 junio, 2013

    Es en este momento de crispación cuando, abocados al fracaso, a la frustración, nos podemos plantear la posibilidad de algo nuevo, algo en que creer; que merezca nuestra lucha; que no sea ese chapotear por la supervivencia. Se está ante una crisis del modelo de vida, de creencias, de referentes. Nada parece poder ocultarse. Nadie hay con prerrogativas para quedar a salvo. Lo intocable y oculto salta por los aires y, como se puede escuchar a voces autorizadas, necesitamos creer en algo que trascienda, que eleve la referencia; desde la supervivencia no se pude gestionar la supervivencia; no se puede desear cambios para que todo siga igual.

    No se trata de eliminar la excrecencia, sino de curarla. Que esas células cancerigenas que brotan en la sociedad, con ganas de pervivencia, con ganas de eternidad, declinen su rebeldía y se acoplen al desarrollo común. Que al hombre incómodo, inadaptado, no se le elimine, se le facilite se le ayude para que sea levadura que haga multiplicar el potencial de los demás.

    No interesa amputar, sajar un vicio. En esa red sutil de la que se nos habla, que nos cimenta y sostiene se hila fino.Se necesita tejer la cara del tapiz, con todo su interés, y, también apoyarse en lo que no se ve, en lo oscuro, en lo incomprensible, porque se teje el hilo de la vida, cada uno con su longitud necesaria, y cada uno cortado en el momento preciso, pero no dando a la vida “ un valor absoluto y un fin en sí mismo”.

    Eso es lo que creemos y esperamos. Eso es lo que pedimos a los ángeles negros que velan nuestro sueño

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  7. José
    22 junio, 2013

    Muchas veces, cuando leo los párrafos de Perez de Carrera, se me despiertan muchas inquietudes. Me dan ganas de investigar, de investigar sobre Física, sobre Astronomía, sobre Biología. Se me despierta el apetito del conocimiento. Que es la Vida?; Que es la Muerte.

    Cual umbral se cruza en el sueño?. Cual sueño se cruza en la vigilia?. Cual tiempo se detiene en la muerte?. Cual silencio se dilata en la Vida?. Se dice que la vida es el intervalo entre el nacimiento y la muerte.

    En estos días, leía, en otro Blog, «Otras Políticas», el problema científico para definir nacimiento de Vida. Y a la inversa como se puede definir muerte. Es lo inerte?. Hasta hace poco se decía que los gases nobles eran inertes, que no eran reactivos. Ahora se sabe que si lo son.

    Todos hemos sentido, creo yo, consciente o inconscientemente, que a nuestro lado dormitan los muertos amados. Las huellas vivas de sencillas canciones de cuna, las caricias que tocan nuestras fibras sensibles. Las manos que señalan el camino del olvido porque son futuro.

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  8. Mandrágora
    23 junio, 2013

    Es de destacar la llamada que se nos hace a salir de la vida entendida como un fin para emplear la vida como un medio, una herramienta como catapulta de elevación.

    Entiendo de lo expuesto por el autor que mientras no levantemos la mirada a otros horizontes, seguiremos siendo presas de nuestra inconsistencia racional, de nuestros pensamientos reiterativos y, en definitiva, de más sufrimiento; quiere decirse, o se aprende a vivir de otra manera poniéndose ya a ello, o difícilmente se puede salir del agujero negro y conocido en el que frecuentamos, haciendo culpables a todos y a todo de nuestra infelicidad cuando parece que «la falta de miras» (y nunca mejor dicho) es factor clave en la evolución.

    La evolución entendida como un sinfín de vivencias y prácticas abocadas, las más de las veces, al fracaso y a la caída para, desde ahí, desde la experiencia del que lo ha sentido, poder elegir con más fuerza y celeridad salir del oscuro foso con otras nuevas alas, dispuesto a emprender la siguiente aventura. Parece desprenderse que esos múltiples estados de ánimo por los que se vive y que tantas veces se sienten como un padecimiento, son útiles necesarios para seleccionar, depurar, elegir y encontrar nuevas fronteras que nos permitan posicionarnos cada vez más y mejor, para ir de nuevo al encuentro de otra incertidumbre, otro miedo, otro…, lo desconocido.

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