Párrafo 11.3

11.3 «El ego es una falsificación que suplanta la imagen de la naturaleza del ser, el ego invita a buscar explicaciones a todo lo desconocido, construye un mundo a su servicio y es en su definición enemigo de los misterios; por eso en una sociedad en la que se trata de fortalecer el ego (los psicólogos lo llaman autoestima) se transmite la hipervaloración de lo que se cree conocer y se resta importancia al infinito mundo de lo desconocido».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

El ego es una pequeña parte de la personalidad, que el ser humano comienza a construir cuando va tomando, junto con la consciencia de sí mismo, la decisión sobre sus actos. Sin embargo, este yo pequeño toma fuerza y poder en muchas ocasiones, llegando a creerse el total de la realidad de la persona. Un ego grande se siente pleno, henchido y encantado de conocerse del mismo modo que insignificante y absurdo, y de igual manera observa el mundo a su alrededor, porque es el mundo el que está alrededor, claro. O mejor dicho, se observa a él mismo dentro de un mundo que no alcanza a comprender y que solo le proporciona uno u otro malestar y de vez en cuando algún premio, tarde y por supuesto desde hacía tiempo merecido.

Los modelos sociales y educativos que funcionan en el mundo occidental, han sido diseñados para el desarrollo de una masa de egos andantes en constante competencia. Basados en conceptos comparativos y competitivos, utilizan para la valoración del individuo una tabla rasa simplista y limitada que deja de lado la multiplicidad de variables intelectivas y de desarrollo de las capacidades creativas, emocionales y psicológicas de cada persona. En ese sentido, todos debemos aspirar al éxito concebido de una única forma posible; debemos ambicionar alcanzar un estatus y desempeñar una actividad que ofrezca siempre una rentabilidad, rentabilidad por supuesto personalista, que asegure un bienestar sustentado en la capacidad adquisitiva igualmente personalista. Nos conducen a asumir que o se es vencedor o se es perdedor, y que para ganar, el fin muchas veces justifica los medios.

Y por si fuera poco, vivimos en la sociedad donde presumir está bien visto, y lo peor es que si no lo haces no sólo no le importa a nadie tu existencia, sino que muestras no tenerte en consideración a ti mismo, y eso es síntoma de no tener personalidad. Nos han hecho asumir como forma de relación social, vestirnos el curriculum vitae para salir a la calle y vivir demostrando aptitudes y capacidades, sometidos a una valoración constante y convirtiendo en fin vital del ser humano la mera utilidad dentro de una maquinaria perversa y surrealista. Pero cómodos aunque tristes tras nuestro diseño de careta definida, preferimos creernos conocedores de nosotros mis-mos, y lo que es peor, conocer a la “figuración” a la que permitimos respirar algo de nuestro aire, que asumir el terror que nos da la misteriosa y divertida incertidumbre que es nuestra vida.

Y el alumno le dijo al maestro: «maestro, he pasado muchas horas tal como me dijo y lo único que puedo decir es que me siento absolutamente tonto». – Y el maestro contestó: «Y ¿te parece poco eso?».

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3 Comentarios

  1. Pequeña sensación de ansiedad
    22 mayo, 2016

    Los caracoles entonaban cánticos de iglesia llevando en sus brazos niños vestidos con trajecitos de colores muy vivos con el fin de recordar que en tanto las empleadas responsables de abrillantar las hojas de los árboles no hubiesen retirado los restos calcinados de las pasiones que los supervivientes habían arrojado, humeantes aún, desde los balcones, lejos de sus almas sin el menor miramiento y sin cuidarse de no golpear a los incautos transeúntes que no se habían percatado todavía de que ya no tendrían que acudir nunca más a sus lugares de trabajo, se hacía aconsejable no difundir noticias que pudiesen favorecer que cundiese un pánico que había hecho su aparición varios meses atrás bajo el aspecto de pequeña sensación de ansiedad, de desasosiego causado por alguna horda descontrolada de no más de un centenar de argumentos que, desmarcados de entre los miles de pábulos que pudieran alentar a hacerse el loco o mirar para otro lado, incitaban, con suavidad y palabras persuasivas, a no dejarse engatusar por la evidencia de que hiciérase lo que se hiciese y buscárase donde se buscase se hacía más complicado de día en día el encontrar explicaciones.

    El índice de exigencia descendió notablemente y, en tan sólo un par de semanas, dejaron de abordarse grandes cuestiones para centrarse en que los esfuerzos más baldíos o avispados que presentaran el documento pertinente certificando su inutilidad se congregaran en un reducto pequeño y bien protegido, rodeado de alambradas altísimas, donde los especialistas en la materia dieron alguna esperanza un tanto desmedrada y remolona de que pudieran localizarse briznitas ― pequeñas o irreconocibles, advirtieron, sin querer asustar ― de esclarecimientos a interrogantes menores.

    La preocupación, sin embargo o aliviada de cargas que representaran impedimento a sus ansias de expansión, con las manos libres para hacer a su antojo, se divertía en crecer forjando nudos que luego colocaba, bien apretados, en estómagos y pechos y gargantas.

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  2. Loli
    26 mayo, 2016

    Repartido en cavidades recónditas de nuestras Tablas de la Ley, una estructura gaseosa, recogida en la primera respiración, mantiene viva la arquitectura de esas Tablas ….y espera.

    ¿Cuántas veces, a lo largo de nuestra vida, hemos sentido que algo rozaba en nosotros, la verdad…., que en un hondo y prolongado suspiro….entendíamos?. Muchas o pocas,….pero en esos momentos sobraban artificios….

    Pero suelen ser tan efímeros esos momentos. Tan fácilmente engullidos por el devenir cotidiano, por el vestido que hay que elegir para seguir siendo admitido por la «personalidad» con la que nos desenvolvemos ….como podemos.

    Y mientras….el solo recuerdo de esos pequeños encuentros con las geometrías horadadas en el aire, guardadas al cobijo de nuestros pulmones, y mecidas al son de los latidos de nuestros corazones….siguen vivificando nuestros momentos….hasta la extenuación.

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  3. Eolo
    5 junio, 2016

    Es más complicada la instalación del ego sin una alianza con el tiempo en forma de presente.

    De las múltiples formas en las que lo diabólico desestructura la vocación sagrada del hombre, la contemporánea es una manera en la que un «yo» incipiente se refugia en un mundo conocido, y desdibuja el sentido de la vida convirtiéndola en un frívolo juego de deseos y saciedades inmediatas.

    Todo el bagaje cultural heredado para trascender el trauma del nacimiento y el drama de la muerte, se pervierte al tratar la vivencia como quien activa una tragaperras esperando la fortuna. El caracter efímero de la experiencia adquiere un valor sorprendente, el juego en una forma de repetición elemental, la excitación en una compulsión necesaria, y la respiración en un simple vaiven.

    El tic-tac del reloj se refugia en los tanatorios asépticos y premodelados, y los viejos en los asilos ansían susurrarles a los niños los recovecos con los que sortear la espuma del presente.

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