Párrafo 11.9

11.9 «Hay otros impostores: son los vendedores de sueños, personajes que comercian con el miedo de los demás. En esta sociedad las gentes se sienten solas, desorientadas, examinan los hilos del tiempo mientras se pierde el brillo de sus ojos, sienten las manos vacías y saben que viven acurrucados en los quicios de las puertas, confunden ilusiones con deseos mientras las campanas cuentan los años como las cuentas de un rosario, taponan con dorsales de competición las gargantas de los niños para que ningún viejo recuerde la presencia de la muerte, y en esta orgía de frustraciones comienza la ceremonia de las confusiones ante el escaparate de los examinadores, y mientras, los ángeles se aburren en unas vacaciones apenas interrumpidas unos segundos en la conciencia alterada de la noche o en un encuentro mistérico inesperado».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Comerciar con el miedo: en realidad en esta extraña complicidad que nos une, de mera supervivencia angustiada, todos participamos de ese comercio: todos nos vendemos y nos compramos, unos y otros, ungüentos mágicos en forma de antojos más o menos onerosos que nos ayuden a acallar las pequeñas ilusiones que nuestro ser angélico aún se atreve a despertar de cuando en cuando, abortadas de inmediato por el miedo a implicarnos en el riesgo de fracasar.

Una orgía de frustraciones: frustraciones incluso para aquel que se supone que ha alcanzado el éxito o la felicidad desde los estándares que esta sociedad establece. Profundas frustraciones, inconfesables, tal vez más agudas para el triunfador, porque más allá de los últimos deseos satisfechos solo está el abismo de la ausencia de la verdadera ilusión de abrirse al misterio de la vida.

Las vacaciones de los ángeles: precisamente ellos son los que nunca necesitarían que les diésemos (o les obligásemos a tomarse) vacaciones. Por ejemplo: ¿Quién querría vacaciones si tuviera una vida plena y apasionante?

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3 Comentarios

  1. Nuba
    4 julio, 2016

    Los ángeles están siendo medidos en términos de producción. Serán ángeles si se dejan cortar las alas, mánsamente, si no, nuestra producción de ángeles a nivel mundial está a la cola, comparada con los ángeles chinos, por ejemplo, que a pesar de ir a sus coles con aire filtrado, pues afuera no hay aire, están en los mejores puestos del ránking mundial de ángeles competentes.
    Sin embargo, es inútil, pues es imposible cortarle las alas a un ángel ¿o no? Primero, la ciencia tendría que demostrar que existen…pues aunque cazan a bastantes.. el «ene» sigue siendo no significativo.
    El texto impone, la reflexión del aventurero anima, gracias.

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  2. Eolo
    11 julio, 2016

    La pléyade de psicólogos, orientadores, asesores, coachings, pegagogos, educadores, todos ellos especialistas de lo ajeno, que siguen escondiendo su propio espejo para jugar a enseñar a los demás a un Sancho Panza sabelotodo. Un azogue plagado de ristras de butifarras mistificadas, de nata estampada en el rostro, y de golosinas emponzoñadas al calor de los rincones corporales.

    Los ángeles juegan a esquivar las avispas venenosas que se desesperan por no alcanzar nunca el dulzor alado, sonriendo a quien se asoma, joven o viejo, a las puertas de las espladas germinadas.

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  3. Loli
    11 julio, 2016

    Parece que en la Edad Media, la tradición de los «caballeros andantes», se sustentaba, sobre todo, en jóvenes procedentes de nobles linajes, pero que por su lugar en el orden de nacimiento, no recibían herencia que les permitiera vivir con el nivel acostumbrado, o incluso les podía abocar a la pobreza.
    Instruidos en el manejo de las armas, e inclusive, habiendo sido adiestrados o pertenecientes a alguna «orden de caballería», salían a una vida errante, para emplearse como mercenarios a las órdenes de algún «señor» que precisara de sus servicios, y con suerte, a poder acceder a la mano de alguna heredera de eso señores que les asegurara una dote importante.

    Aquello pudo preceder, o quizás ser la consecuencia, de que muchos «caballeros» se animaran a llevar una vida errante llevados por la promesa que había hecho a una «dama» de cumplir gestas y hechos gloriosos, una «servidumbre amorosa, de la que solo quedarían liberados mediante la lucha con otro caballero».

    Sea como fuere, el caso es que en un tiempo más adelantado de esa Edad que llamamos Media, se puso de moda los denominados «pasos de armas».

    Curiosos estos «pasos», donde «el caballero se situaba en un lugar de paso concreto, que podía ser la puerta de una ciudad, una puente, un cruce de caminos….con el objetivo de batirse en duelo con todos aquellos que pretendieran pasar por el sitio defendido. Antes, mediante un cartel de desafío el caballero anunciaba públicamente el tiempo que duraría el paso de armas y el número de lanzar a romper para vencer».

    «El caballero estaba solo o secundado por amigos suyos, era el mantenedor del paso, mientras que los contrincantes que aceptaban las condicione e intentaban superar el paso se denominaban aventureros. Un jurado formado por caballeros veteranos y neutrales…., vigilaba el desarrollo del combate y un notario levantaba acta escrita de lo sucedido».

    Puede que los ángeles estén aburridos en unas vacaciones impuestas, viendo como como sus mensajeros llegan con las alas embadurnadas, chamuscadas, sus geometrías irreconocibles a veces, llamando a la puerta de las membranas celulares, multiplicándose para realizar el trabajo que requeriría de mucho menos desgaste, quizás….no lo sé.

    Pero llaman a unas puertas, que esperan, quizás, actitudes mucho más aventureras, que mande valientes, actitudes que quieran ser responsables en elecciones, en albedrío, aún sabiendo la responsabilidad que eso conlleva, y el trabajo que eso supone…aún sabiendo, que ese puente no será traspasado…aún…pero propiciará el reconocimiento, a lo mejor, del caballero andante, y pondrá, cada vez, más de manifiesto, la razón de su existencia, su «amorosa servidumbre»….

    Y en algún momento…ese permiso llega…

    El ángel que confrontó con Jacob durante toda la noche, le encontró alerta, y dispuesto a emprender una nueva posibilidad…lejos de todo lo que conocía….y perseguido por su hermano Esaú…estaba alerta….y después de esa noche…cambió su nombre.

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