Párrafo 12.24

12.24 «A los cuarenta y dos el hombre se mira al espejo, comienza el periodo de la duda que debe desembocar en el acercamiento a la vida espiritual».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Querer pertenecer a una ideología de vida que no es la propia (creo que ninguna ideología es propia de nadie) tiene una contrapartida: en algún momento te tienes que dar cuenta de tu equivocación, te queda algo por descubrir. Y eso siempre es bonito. Queremos mirarnos en espejos constantemente y, de repente, los espejos que proponía la sociedad ya no sirven. Crisis. A los cuarenta y dos años la crisis es obvia, no tanto porque nos hagamos mayores, sino porque ya no queremos mirarnos en espejos que no sean propios. Dudamos. Queremos alcanzarnos en el tiempo, en el cual nos hemos dejado interpretar por ideas que no nos pertenecían. Por eso, la metafísica se hace importante. Hay una necesidad de salir de uno mismo, de acompañar la situación biológica que nos empuja a mirarnos de otra manera. En nuestra sociedad también existe la percepción de que al acabar la juventud, acaba la valía, pero puede que, contradictoriamente, sea su comienzo, al menos con otra conciencia de ella. Por eso los cuarenta y dos años son tan importantes, porque las cosas que no hemos hecho existen, están presentes como viejos astros navegando en un mar de angustias. No las realizamos en su momento precisamente porque estábamos especulando. Dejar de especular y vivir, aunque nos digan que la vida ya se nos está pasando. Contradicción y duda. Podemos elegir entre no negar la vida o seguir enquistados dentro de la inocencia y la culpabilidad de toda una vida en muchos sentidos mal-gastada. Alcanzaros en el tiempo. No cernirnos sobre nuestros recuerdos como hienas que especulan sobre algo ya muerto. La memoria es poderosa, pero la memoria del espejo donde sí queremos mirarnos lo es todavía más. Por eso Bergamín dijo: “La vejez es una máscara y si te la quitas, descubres el rostro infantil de tu alma.”

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4 Comentarios

  1. Mandrágora
    23 abril, 2017

    ¿Quién soy yo? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Adónde voy? Te miras y es ese reflejo que hace verte como una extraña, donde las cosas no han transcurrido como se esperaba y estaban planificadas; donde los objetivos si se han logrado cumplir, no colman las expectativas, al contrario, ahondan y evidencian aún más las carencias; donde las frustraciones pueden pesar más que los hallazgos por no corresponder al estereotipo proyectado. Es momento de revisar, poner en balanza lo vivido y tener la valentía de entrar a matizar que los éxitos y fracasos tienen poco que ver con lo que realmente sentimos e interiorizamos; se han sujetado de acuerdo a otros roles e imperativos que te has creído y has querido llevarlos a cabo, y ves que no funciona. Es el momento de una vuelta de tuerca, de reconocer en qué basamento se ha forjado toda una seguridad de vida, y ya adulta, y con recorrido y experiencia suficiente, es el momento de comenzar nueva andadura, despojarse de pesadas vestimentas, más libre, y con «la melena al viento» librarse de aquello que ya has comprobado que no sirve y que cerciora la intuición que siempre tuviste: nunca ha servido. Es ocasión de oro para emerger a un nuevo estado más auténtico, ligero de equipaje, y poder ir emparentando lo que los sentimientos y sensaciones llevan tanto tiempo llamando a la puerta y permanentemente desoído por querer emular el modelo aprendido.

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  2. Loli
    25 abril, 2017

    El castellano es rico en matices, una cualidad maravillosa en una lengua y en un contexto fonético aún falto de su desarrollo más amplio, como es la potencialidad del habla, de la voz en el ser humano.

    Nos permite ir buscando y acoplando fonemas y palabras que, desde lo analógico, nos permita acercarnos lo más posible a la sensación, cuando aún no existe un lenguaje para ella.

    Así, puedo permitirme intentar describir cómo noto mis vestimentas, a veces y a estas alturas de la vida…impregnadas de ideas adheridas como espeso alquitrán, empecinadas en no caer «por su propio peso», y aumentando la carga del mío.

    Sin embargo, da la sensación de que el tiempo transcurre, aún a pesar de nuestra propia resistencia, favoreciéndonos, que aquéllas etapas definidas por biorritmos aún no descifrados, juegan a favor, y que de una u otra forma, nos acercamos a otras fronteras de la vida, con equipajes más ligeros, aunque nos empecinemos en no darnos cuenta,……, que ese es «otro problema»….u «otra historia».

    Un abrazo

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  3. Beucis
    25 abril, 2017

    Llega el periodo de la duda; nos miramos en el espejo, en ese lienzo que nos refleja. Hemos hecho camino, vamos creciendo, pero es ahora cuando nos detenemos y reflexionamos, cuando alguien, tal vez nosotros mismos en nuestra profundidad, mira ese lienzo, ese espejo, que devuelve nuestro rostro con luces y sombras, con lo bien hecho, lo malo y lo que queda por hacer. Es la suerte de la Verónica . El toro, en la lidia se planta ante si mismo, se ensimisma,se acepta. Sabe que es Dr. Jekyll y también Mr. Hyde, y que su deber es integrarse. De no ser así no va a crecer nunca; será como el Vizconde Demediado, que tan bien describe Italo Calvino, porque el bien sin la levadura del mal se adelgaza y empobrece y el mal sin la caricia del bien, se abronca y deviene en lo oscuro de las magias y las creaciones demoniacas de dominio y ejercicio de un poder que nos hace involucionar.
    En esta lidia que es la vida; que es el recorrido del laberinto de la mano de la duda, hemos de esperar y aspirar a la concesión del indulto, de la redención y así poder salir por la Puerta Grande, como se debe: Volando.

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  4. Rafa
    28 abril, 2017

    Bueno, pues ya hemos llegado a los 42 años, » como pasa el tiempo «.
    Y que tienen de particular estos años ?.

    Quizá el cambio más importante, es, que hasta entonces nuestra vida funcionaba alrededor de lo que podíamos ver, tocar, palpar, dibujar, mirar,…., a partir de este momento, empezamos a funcionar más con lo que no vemos, palpamos, etc., y vivir así, produce que todo sea menos evidente.

    Nos vemos obligados a partir de este momento de nuestras vidas a asumir el sentido de una realidad, desconocida hasta ahora para nosotros.

    Tenemos que estructurar, realizar, consolidar, culminar y concretar, pero no sabemos «que». Que angustia no?.

    Así como los planetas se enfrentan a sí mismos, nosotros también debemos mirarnos de frente.

    Ya no se pueden echar las culpas a los otros; es momento de significar el auténtico compromiso, junto con la necesidad de ir a buscarlo.

    Ya no es posible el autoengaño, y la vida nos presiona a cambiar.

    Un abrazo

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