Párrafo 13.6
13.6 «La renuncia es un concepto de difícil entendimiento porque no nace en el sacrificio ni en una postura redentora de faltas, es sólo el anuncio de un compromiso con el soplo de Shiva. Y es un compromiso que requiere actitudes previas porque no consiste en forzar el estado a la subordinación de un deseo más, por lo que necesita un conocimiento previo, un estado de atención y abrir los sentidos de manera polidireccional para no ser esclavo de frustraciones desconocidas.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
La renuncia es un concepto de difícil entendimiento. Tal vez porque signifique algo que no sea puramente binario. Ni bueno ni malo. Ni el sacrificio de uno mismo en pos del bien ajeno, ni reconstruir positivamente las faltas cometidas y así redimirlas. ¿Y si, sencillamente no hace falta que existan? ¿Y si, sencillamente, no hace falta uno mismo en el sacrificio o en la redención? Tal vez por esto sea de difícil entendimiento. Querer descubrir algo más allá del propio ego. Y predisponerse al soplo de Shiva. Sin someter el propio estado a un deseo más: un estado que es bueno y malo y frágil y fuerte y tonto y listo. Supongo que para eso hace falta un poco de preparación: dejar que la realidad se confunda poco a poco con la piel. Los sentidos alerta. Y en la mente una intención. Nada más. Aterra al ego hacer algo y no entender nada, no conseguir nada, no afianzar nada. ¿Sería esto estar preparado para el soplo de Shiva? Parece que siempre es más interesante una adivinanza que una conclusión. Y que se está más vivo cuando algo nuevo se avecina. Lo desconocido, como una nube cargada, se cierne sobre nosotros. Si el ego no puede soportarlo, se asentará sobre sus frustraciones, aunque sean futuras, creyendo que la muerte es una ladrona y la vida el paso efímero de una conciencia entre millones.
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4 Comentarios
Rafa
3 diciembre, 2017El Tao (El Cero ), engendra al Uno, el uno engendra al dos, el dos engendra al tres, el tres engendra a los demá seres.
La teoría Taoísta plantea: “Tu miras el cielo y solo ves vacío, pero cuando miras a través de un telescopio, ves reveladas muchas otras cosas como la luna y las estrellas”. De la nada viene el Todo, y esta sería la mejor manera de definir el cero en la Numerología.
Representado por un círculo, carece de principio y de fin. La expansión ilimitada de las energías y de las vibraciones.
Es aquello que aún no es, pero que puede llegar a ser. Es la luz potencial, puede serlo todo.
El Tao, en este caso, representaría el número cero, La Nada, de la que nacería la simbología de la trimurti. (Brahma, Vishnu y Shiva.)
Pero al igual que existe un dios menor Yaveh, y el verdadero dios en la mayoría de las religiones, es El Innombrable, no se le puede nombrar, está por encima de todo concepto y representación, así el cero, está vacio, y a la vez lo llena todo.
Y este es el problema, si es que lo es de la Renuncia.
Antes de que se produzca lo trinitario, hay que llegar al cero, a la nada.
Porque como decía Nietzche, eso está por encima del Bien y del Mal.
Entonces, renunciar a algo que nosotros consideramos malo, a veces no es fácil, porque nos sirve de referencia, y nos ayuda a vivir.
Pero renunciar a algo que consideramos bueno y que nosotros llevamos tiempo identificando como nuestra esencia, es dificilísimo.
A ver quien es el guapo, que renuncia a algo que cree que le acerca al Cielo, pero si no se produce esa atención al vacio, no se puede producir el renacer, por eso es un compromiso con Shiva, porque ni siquiera sabemos a que vamos a tener que renunciar.
Un abrazo
Mar
4 diciembre, 2017Según nos propone el autor, ¿qué estado de apertura sería necesario para abordar la renuncia? Me sugiere que el punto de partida no es uno mismo, ni siquiera el buen hacer o los propósitos de enmienda para enderezar una intención malograda, posiblemente reconocer en cada situación lo más conveniente, reconocer lo que se debe hacer, lo que se espera de nosotros en pos del otro, de lo demás, de la Ley; la vida como una herramienta donde nos ofrece la oportunidad. Es ahí donde yo diría que el soplo de Shiva interactúa, manda su mensaje, facilita la apertura de los poros para reconocer que va por ahí.
En este punto resulta difícil seguir conciliando la ya hasta ahora conocida seguridad, porque el soplo desaparece, porque los receptores vuelven a obstruirse al no ser escuchados, porque la fe y confianza que sirven de aliento y vehículo impulsor abandonan ante oídos sordos. Ya no valen soluciones repetidas ni precocinadas, ya no vale uniformar actuaciones, ni siquiera pensamientos, porque estaríamos dando carta de naturaleza a un comportamiento aleccionado y, por lo tanto, perpetuando el egocentrismo de nuestra propia estructura. Cada situación opera con un registro distinto a la espera de…, no se sabe qué.
Y es ahí donde imagino la renuncia, sin asideros, facilitando la aventura, un nuevo aire de libertad, y donde el esfuerzo y a veces la caída se muestren como enseñanzas a aprender y rectificar, sin el sufrimiento y el pesar que produce cuando necesariamente hay que cotejar; en definitiva el abandono en pos de lo que ocurra. No es el fin, es el modo de hacer. Es la forma de recorrer el camino lo que hace que sea en sí un éxito aunque aparencialmente no lo parezca.
Alicia/Afrodita
4 diciembre, 2017La vida es un cúmulo de renuncias.
Todo ser humano renuncia constantemente a algo.
Hay dos grupos.
Un grupo renuncia a una fruslería en beneficio de un fin superior.
Otro grupo renuncia a un fin superior en beneficio de una fruslería.
¿Alguien conoce a alguien que no pertenezca a los dos grupos?
loli
5 diciembre, 2017Estamos acostumbrados, creo, a observar lo que nos rodea, y por ende a nosotros mismos, como elementos de naturaleza “compacta”, terminada.
Luego, es verdad, la biología…, física…la ciencia en general, van desgranando sus descubrimientos, desvelando en ellos que quizás “esa naturaleza” de la que estamos “construidos”, no sea tan “estable” ni tan “compacta”.
A lo mejor es posible,…es solo una especulación…, que de algún modo, en el fondo, pueda ser más importante la relación que se produce en los distintos elementos, la forma y manera de esos encuentros, ineludible en el diseño de esta “forma de vida”.
Es decir, que de la manera, la “calidad” de esos “cruces”, pudiera nacer una “relación” determinada, de la que dependería…quizás…una mayor “nitidez” en la comunicación de las células, formas o geometrías energéticas más claras y potentes…que faciliten “ladrillos”, bases estructurales, como son las proteínas, menos temblorosas e inestables a la hora de emprender el trabajo de realizar los enlaces, de nuevo formas de relación y encuentros, que puedan ser adecuados y eficaces en abrir puertas, lugares de comunicación en el espacio ignoto….de la célula…y de lo que nos rodea….y de nosotros con el entorno… de dentro y de fuera….
Si fuéramos capaces de asumir, aunque solo fuera por instantes, la falta de “solidez”, al menos como conceptualmente la entendemos ahora, relacionándolo con lo “permanente”, de nuestra propia biología, de nuestra propia vida…y la gran importancia que, quizás, más que como las cosas parezcan estar construidas o hechas, la relaciones entre las distintas energías que se tienen que producir, para que se adquiera una “apariencia” que pueda ser captada por nuestros aún incipientes sentidos…pues, a lo mejor, ¿nos costaría un poco menos ahondar en ese concepto mágico de la “renuncia”?.
Y digo mágico, porque me parece una actitud tremendamente difícil de mantener y hacer de ella la intención más preciada de fomentar, al menos en el modelo y el estado actual en el que actualmente nos encontramos, como seres humanos,….con excepciones, claro está…., pareciendo, sin embargo, ser también la “llave” de un “despegue” importantísimo en la aventura de nuestra “consciencia”.