Párrafo 18.3

18.3 «El hombre ignorante, adiestrado por ignorantes como profesional de la supervivencia, pretende abrillantar su egocentrismo alimentando la pasividad mental de los otros, el pensamiento inconsistente, el mensaje sórdido, la noticia castrada, la risa inanimada de la humillación, la culpabilización irresponsable, la adoración al inocente, el culto al poder, la oculta sumisión al pensamiento dominante, y sobre todo la falta de fe en que el ser humano puede salir de esa niebla en que está imitando y a su vez profanando el modelo de vida animal.»

“Creer para comprender, comprender para creer”. El conocimiento se imparte de forma profesional, aséptica, especializada. Desde moldes incorruptibles, miramos la realidad como asomados a una vitrina con luz amarillenta. A eso le llamamos doctrina. Cuanto más baldío, ausente de experiencia, más perfecto, bien armado, igual a sí mismo: el conocimiento se imparte, no se transmite. Y todos usamos conceptos como si describieran la realidad, como si nuestro lenguaje fuera el único, el sagrado, y nuestro sentido, la Verdad. Lo repetimos y nos repetimos escondiendo detrás de las palabras lo que estamos diciendo, aprovechando que están desgastadas. Nuestro mensaje suele ser tan sórdido, tan lleno de aristas que ni siquiera nosotros lo escuchamos: busca, husmea, consigue, muerde. Hundiendo las garras en la grupa de nuestra presa, miramos con recelo a nuestro alrededor. ¿Qué es la inteligencia? ¿Qué la sabiduría? Los remordimientos nos obligan a morder una vez más para evitar la humillación.

Y arrodillados frente a esa estructura que lo explica todo nos complace estar agotados de mirarla: vivimos de eso, pues lo contrario sería la muerte. Como si fuéramos a vivir eternamente.

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2 Comentarios

  1. Raafa
    7 octubre, 2020

    «La Tierra es azul como una naranja»

    Esta frase de Paul Eluard puede ser considerada como sublime y maravillosa o como una solemne tonteria.

    Cuando un maestro o un artista expresa una frase o una obra, entiendo que es su verdad no la mia o la nuestra, porque el es quien la ha vivido, yo no. Para hacerla nuestra realidad y que forme parte de nosotros se necesita un trabajo de reflexión que te ofrece la vida misma pero que es necesario hacer, hasta que esa expresión tenga vibracion propia y te acerque al conocimiento.

    Repetir la frase como si la hubieramos vivido y fuera nuestra, sin serlo, sin intención de interiorizarla nos convierte en ignorantes.

    Ahora los ignorantes lo disimulan mucho, porque la sociedad promueve las múltiples manifestaciones de la ignorancia y se adopta un pensamiento único.

    Los ignorantes se reafirman una y otra vez en su círculo de pensamiento que creen dominar y alimentan la pasividad mental del otro, pues el que pretende el conocimiento y busca ampliar su verdad a través de lo que ignora le descubre facilmente.

    Lanza permanentemente mensajes difundiendo muerte y miedo porque le aterra el conocimiento; busca complicidades entre los que se situan en la inocencia como si fuera algo nuevo o en la culpa expiatoria.

    El ignorante se alimenta reiterando su ignorancia y como en el dibujo de arriba siempre apunta al suelo con su índice aunque le señalen el cielo.

    Pero su mayor pecado será siempre la falta de fé en el desarrollo de las capacidades para las que ha nacido, sustentan su vida y marcan su destino.

    Quizá aquí cuadraría la frase de Descartes

    «Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro»

    Un abrazo

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  2. Loli
    10 octubre, 2020

    Tiempos baldíos de conversaciones estériles, empoderamientos y razones basados en el relato del “gris”…..energías desperdiciadas junto con un espacio precioso.

    Tiempos perdidos a la vez….que ahora apremian….porque ¿se acaban los que aún quedan?.

    “…Los sentidos aprenden a distinguir las cosas, no por lo que ellas son, sino por el aspecto que conviene a nuestro egoísmo, que es el egoísmo de la especie, y cuando creemos saber mejor, solamente aumentamos el caudal de nuestras acciones utilitarias. Para amar las cosas hay que sentirlas imbuidas de misterio, y contemplarlas hasta ver surgir en ellas el enigma oscuro de su eternidad”.

    Exégesis trina de la “Lámpara Maravillosa” de Valle-Inclán.

    Creo que es una maravilla.

    Es como si planteara que para “conocer”, hay que recurrir al amor, claramente como vehículo de la fe….,porque si no….nunca nuestra “sinrazón” empoderada permitirá reconocer el “misterio y enigma” que envuelve todo, nunca esa “sinrazón” estará dispuesta a liberar nuestros sentidos hacia el crecimiento, siempre prevalecerá la tendencia a cegarnos los ojos y justificar lo que nos hacen vivir, a saturar de ruidos oficiales nuestros oídos y hacer un “relato imposible” de ello, a olvidar a qué huele el aire, y dar por bueno que olvidemos la caricia del sol sobre la piel de nuestras mejillas….que lleguemos a pensar que lo mejor es que nos gobiernen las máquinas….y como dice el autor: profanemos el mundo animal, asumiendo un mensaje pérfido y tenebroso que ve gozoso cómo aceptamos renunciar a crecer y aceptamos “miedo” como salvaguarda de supervivencia…renunciamos a conocer, al misterio, al amor… y nos entregamos en brazos de la muerte uni-forme.

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