Párrafo 6.32

6.32 «Y parece que no fue Arturo el Magnífico el predestinado para salir volando de los laberintos, ni el temido Caballero Negro, ni el favorito y brillante Lanzarote, fue un juramentado anónimo, un buscador callado, Perçeval, el que pisó las sendas del cerebro, venció al dragón que sellaba con fuego las cuevas donde se guarda el Libro de la Vida, y se enfrentó al caos que huía por siete caminos simultáneos y lo engañó al conducirlo al pozo de las densidades imposibles. Por ello fue acechado por Cronos, que tapaba los ojos del guerrero con tejidos de orden recubiertos de agresivos minutos, y se salvó del brillo transparente y de la muerte iniciática cuando estaba cerca del río en que rueda la Luna negra. Dicen que en sus orillas moran los dos dioses que fabrican las hojas donde se imprime el Libro de la Vida».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

El mito pelasgo de la creación cuenta que en el principio Eurínome, diosa de Todas las Cosas, surgió desnuda del Caos… danzó y el viento que se creaba a su paso, lo recogió entre sus manos y he aquí que apareció la gran serpiente Ophión (el Dragón). Los Mitos Órficos narran como ambos establecieron su morada en la cima del Monte Olimpo, donde él la ofendió afirmando ser el creador del universo. Acto seguido ella le golpeó la cabeza con el talón, le arrancó los dientes de un puntapié y los desterró a las oscuras cavernas subterráneas.

Después la Diosa desterró a su propia sombra, para que viviera junto al espíritu de Ophión, al que llamó Muerte, y también a su sombra hermana, Hécate, la hermana negra, la gran Luna interior; desterrada junto a la Muerte, para expiar una creación nacida de la tristeza que sintió Eurínome de su soledad y de su unión con la serpiente Ophión, sin amor.

La Luna Blanca y la Luna Negra, con su encuentro, ¿será esa luna llena símbolo de lo femenino que busca el encuentro con el Sol, en bodas sagradas, bodas místicas, intención de cualquier proceso de búsqueda interior?

Lorca canta en Bodas de Sangre, el frío y la desolación de la Luna Blanca, necesitada de encontrar el calor de la sangre a través de la muerte: “¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada por paredes y cristales¡… ¡Que quiero entrar en un pecho para poder calentarme!”.

Es buscando esa unión con el Amor, cómo la Muerte, Ophión, se desplegará y desde lo profundo de nuestras tierras, desde la cueva de Io, hasta la cima de nuestro bóveda craneal, por siete caminos simultáneos, alumbrará nuevas posibilidades de consciencia que se mantienen durmientes en El Libro de la Vida.

“Esto no es un sueño ni un mito, ni siquiera una realidad, es una esencialidad al alcance de cualquier consciencia que descubra los instrumentos adecuados para profundizar en el camino de lo espiritual.”

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8 Comentarios

  1. Mariana
    1 abril, 2014

    No entiendo por qué Perçeval «se salvó» de una muerte iniciática. Creía que la muerte iniciática podría abrir caminos hacia la consciencia. ¿Alguien puede echarme un cable?.
    Gracias.

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  2. Rafa
    1 abril, 2014

    Los que trabajamos por cuenta ajena estamos como sabeis enajenados.

    Solo un comentario corto para ver si le puedo echar un cable a Mariana, más producto del impulso que de la reflexión.

    La muerte iniciática es el símbolo de un cambio de estado, la consecuencia de un proceso.

    Voy a ponerte el ejemplo de un proceso que yo creo ilustrativo.

    Un poeta se aleja del ruido; no para huir sino para encerrarse con su propio dolor, dolor por si mismo y por toda la humanidad (me consta que tu conoces el concepto del dolor por la vida en Lorca), con la poesía cambia el pasado y por tanto el futuro, su tiempo desaparece, accede a otro estado, por una vía similar a la muerte iniciática.)

    Yo creo que Perceval, se encierra en una cueva ( en una draga), de donde aparecen los dragones, que expulsan fuego, similar al que combustiona nuestras células, con la respiración, supera el tiempo; además tengo entendido que la leyenda habla de que se desnuda (desata sus nudos).

    » OLE» también por el aventurero, que ya no tanto explica el articulo, sino que nos acerca a él con un mito, creo que si la psicología se hubiera acercado antes al mitología (religión), hubiera avanzado más, aunque no estoy seguro si el de los misterios órficos es del todo el más acertado, pues creo que explica a Dionisos que la religión cristiana ha tergiversado por mor de Pablo de Tarso (San Pablo) aunque no lo conozco bién perdonad mi atrevimiento, en cualquier caso «OLE».

    Ya no doy más la lata.

    Un abrazo

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  3. Rafa
    1 abril, 2014

    Solo otro apunte, no sé si sabeis que la vértebra primera de las cervicales, la que sujeta la bóveda craneal, se llama ATLAS.

    De paso otro abrazo

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  4. Nuba
    1 abril, 2014

    Cuando leía este mensaje, lo que me llamó la atención de forma rotunda es que se mencionara al buscador callado, anónimo entendí. Ese que es capaz de desoír o ignorar el acecho de «la muerte».
    Esta tarde reposando unos minutos me quedé dormida de puro agotamiento y en el sueño parcial llegó una palabra «Bienaventuranza» ( y eso a veces me da rabia, lo confieso, no saber como una imagen, color, verbo o persona aparecen de repente..¿me da rabia no dominar mis sueños? Si.
    Enfín, estos días ventosos traen y llevan cosas, supongo.
    Esas palabras de las Escrituras, recuerdo que me gustaban mucho, porque me traían de vuelta al templo – ya sabéis, estás pero no estás y de pronto se escucha:
    Bienaventurados los…
    Bienaventurados los…

    Los limpios de corazón porque ellos verán a Dios..

    Me quedaba pensando qué sería eso. Me impresionaban esas palabras tan alegres, que hablaban de felicidad en la pobreza, en el compartir…

    Y seguro que me salgo del texto, pero ese caballero se me antoja un Bienaventurado.

    Creo que hay muchos tipos de seres

    Seres que definitivamente no son de este mundo pero aquí los he sentido moverse

    -Seres que terrestres como la mayoría, se han muerto muchas veces, pero vuelven a bailar en la alegría de la resurrección o aprecian esos espacios y momentos y ritmos que los devuelven a la vida.
    Esa bella vida multicolor de luces y sombras y ángulos y aristas y redondos e irregulares, de formas y fondos, materia y vacío, de flores y espinas y fuegos y agua.
    De dolor y gozo y calma ..
    Una vida de música
    A ella querríamos aferramos por su belleza por encima de todo, una vida de pasión y de arte pero también de soledad y de anhelo y más cosas que no sólo están en nuestras cabezas, pero que no nombraré ahora.

    Mortales sí, desgastándonos por el camino pero viviéndolo en el intento de «Atravesarlo».

    Y después, separados por una transparencia tan clara que deslumbra están los Bienaventurados.
    Esos son los que no han tenido nunca que morir, porque nacieron vivos. Seres extraordinarios en medio de nosotros, con una luz que ninguna negrura es capaz de ensombrecer.

    Creo que son seres nacidos y vividos en el amor, con un camino claro desde antes de que aprendieran a andar, con un rumbo definido y osado y permanente, siempre en su centro, siempre conectados dentro y fuera.. ¡tanto ! que no se distinguen las barreras.
    Seres por los que aún el Universo sigue guardando su frágil equilibrio, puestos ahí para nuestra esperanza, para nuestro aprendizaje, seres callados que enseñan con su ejemplo, que alcanzan la sabiduría en la certeza de sentirse INMORTALES.

    Y algunos no viven mucho tiempo, lo se, pero se rieron del Cronos ese y de todo lo demás y nos dejaron tanta huella..
    Cada día podemos verlos, y si no los vemos, a veces los soñamos y nos llaman desde ahí, pero las más de las veces, es en ese silencio profundo y necesario donde podemos escucharlos y es esa música única que ningún instrumento es capaz de traducir, la que me mantiene en pié cada mañana.
    Se escucha justo entre la cadencia de las notas, en medio de los bemoles y de los sostenidos, se escucha justo en el vacío que queda entre los compases..
    Muchos grandes sabios hicieron secuencias matemáticas que reflejan eso que mis palabras no aciertan a describir.
    Otros han pintado ese sonido entre los trazos de su lienzo y la naturaleza que percibimos lo lleva incorporado en sus aromas.
    Se puede ser mortal y sentir a través de ellos, esa esencia amorosa (αγάπη- «agápi»?) no se.. pero siendo tan inmenso, apenas se nota.

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    • Juanito2
      1 abril, 2014

      Que bonito, Nuba, me han emocionado tus palabras

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  5. Ipso Facto
    2 abril, 2014

    Bien, el autor coge por los cuernos las leyendas de los paladines occidentales, pero de la misma forma exiten semejantes historias míticas en casi todas las cultura iniciales, sean de oriente, occidente, nueva américa, china, groenlandia y demás. Quiere decir que la humanidad ha coincidido en mitificar los caminos de la trascendencia y hacerlos ejemplares a través de figuras enaltecidas y próximas a las deidades, o deidades en sí mismas reconvertidas desde su humanidad ejemplar. Para muestras bastan los botones de esa tantas culturas, incluso africanas, según se puede ver en los repertorios de sus dioses, sus imágenes deidificadas, sus leyendas, etc. Por no hablar de las culturas mesoamericanas, o de aquellas que fueron sus orígenes. Dioses, héroes, paladines, deidades menores, sacrificándose o enaltesiéndose para mejorar las respuestas humanas a la terrible realidad de la naturaleza, el pensamiento, o los sentimientos.
    Así que no nos vengan siempre con la individualidad de cada religión y su epopeya, para asignarles valores únicos. Como dice Rafa, mitología y religión, todas a una, y aún sin depurar ni actualizar para sintonizarnos con el futuro de las estrellas, aunque dotadas de buenas bases comunes.

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  6. Beucis
    3 abril, 2014

    Hay un momento en que todo se detiene. Arturo, arquetipo del Rey del Mundo, no acepta al Caballero Negro, su luna negra, Hécate; lucha pero no integra. Su espada, símbolo de aire y de poder desaparece en el lago y él herido, queda postrado en Avalón; en espera. Todo queda en espera; la tierra yerma; el reino durmiente.
    Merlín, el sabio, ha revelado el secreto de la Creación a quien no debe, y queda prisionero para siempre en una cueva de cristal. Camelot, la corte, los caballeros, todo queda sumido en un sueño hipnótico.
    Cuando Perceval accede al castillo del Rey tullido, ve la postración del Reino, la ruina y la desolación. Es agasajado y el Grial se le muestra en todo su esplendor. Pero no hace la pregunta que debe; la que sanará al Rey; la que despertará al reino. Ensimismado, no se entrega al otro y se pierde una ocasión de redención.
    En toda la saga hay pecado de omisión y falta de responsabilidad.
    Perceval vuelve a empezar; comienza otra vez la búsqueda; búsqueda ardua. Esta rectificación; este partir de cero, puede llevar implícita la muerte iniciática.
    Los mitos son poliédricos, nos van mostrando caras diferentes, cambian a la vez que nosotros cambiamos; a la vez que evolucionamos. Y en el momento adecuado, alguien que sabe nos muestra una nueva faceta, cuando vamos estando capacitados para responder; para responsabilizarnos.
    Ya es hora de que Arturo despierte. Surja la espada de las aguas y la empuñe quien deba y pueda.
    Que Merlín salga de su cárcel de cristal y como Melquisedec renacido cumpla y el Reino surja de nuevo.
    Y Euridice deje miedos, acepte e inicie el camino difícil de su evolución que la lleve a poder unirse con Orfeo.
    Y Ariadna, que trató de manipular a Teseo y, como salida del laberinto, le ofreció la vuelta al inicio, cómoda, sin aventura, sin posibilidad de salir volando a otro plano. Ariadna que tras siete años de expiación, va a asumir su misión de liberar al Kadmón, al Minotauro: “ Un ser de fuerza, bondad y naturaleza sorprendente cuyo destino no fue otro que el encierro de por vida en una encrucijada imposible. “ Para así preparar su encuentro con Dionisos. Sus Bodas Sagradas, como nos cuenta El Aventurero.
    Los mitos no son inamovibles; nosotros tampoco. Son monjones en el camino que indican y señalizan. Hay que querer seguirlos.

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  7. Mandrágora
    4 abril, 2014

    En uno de los comentarios hechos a este párrafo se dice si a Perçeval se le tildó de buscador callado porque ignoró «el acecho de la muerte». Yo tengo otra percepción. En comparación con los otros candidatos que nos habla el autor, me sugiere que, frente a lo llamativo, frente a lo expuesto y de fácil catalogación, fue un sujeto opaco, el que no se mostraba y quizás aparentemente el más gris, el que fue capaz y mejor disposición ofreció para recogerse y adentrarse en los sutiles matices que el proceso implicaba. Me resulta un ensalzamiento y una apreciación a ese anonimato expresado, a veces imperceptible por mentes no dispuestas a resolver sus propios misterios. Es quizás aventurado querer explicar el significado que el autor haya querido dar a ese «juramento anónimo, un buscador callado», pero no deja de ser llamativo el contraste que hace entre los candidatos reconocidos y fácilmente visibles y un personaje que podríamos llamar «de segundo orden». ¡Es que es tan similar a los «liderazgos» actuales en que nos movemos!

    Y puestos a querer seguir matizando dentro de un párrafo para mí altamente complejo, el tiempo se nos plantea como un dios implacable, imperativo de la norma, como sujeto dominador y que nos hace permanentes súbditos. Me parece otro de los tantos aspectos a darle el debido tratamiento para dejar paso a lo vivencial, donde los hechos y secuencias están sujetos al biorritmo de cada uno haciendo que el tiempo sea una variable que se expande o se achica en función de cada circunstancia.

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