Párrafo 8.2
8.2 “Pero aunque los modos de supervivencia hayan cambiado costumbres asociadas a la Historia, y con frecuencia a los recuerdos más penosos del ancestro, siguen transmitiéndose como testigos que no hay que olvidar. Que no falte nunca el pan y la sal son ancestros de antiguos aposentamientos cerealeros allá por los tiempos en que se formaron los primeros burgos; el intercambio de saliva a través del beso en la boca es una variante de la transferencia de sustancias que realizan las hormigas en sus interminables filas cruzadas. El recuento y la pertenencia a un hormiguero común es un partidismo de cómplices que sigue filtrando el aire con tamices de distintos calibres. La posada al peregrino con mesa bien servida delata pueblos con inmensos horizontes o viviendas apartadas con pasos dificultados por orografías tortuosas. El brindis y el discurso, la necesidad de hacer público y solemne lo que todos saben es privilegio de pretendidos patriarcas que tratan de homogeneizar mensajes pretextuados por la celebración; es la hora del engolamiento festivo donde el anfitrión aprovecha que dar de comer y ofrecer cobijo es ambiente favorable para que el ego ensanche sus fronteras”.
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
El pan y la sal en la mesa, el beso, la posada del peregrino, el brindis y el discurso… son todos componentes esenciales del alimento cotidiano del hombre, pues la auténtica vida de los seres humanos no solo consiste en las actividades laboriosas que directamente las sustentan, sino también en las actividades simbólicas que dan sentido tanto a los procesos de su quehacer como a las costumbres asociados a los mismos.
La capacidad del hombre a mezclar tradición y modernidad, deseos y metas, pragmatismo y fantasía, con los lugares comunes de la experiencia cotidiana, se convierten en una fuente importante de creatividad.
Parece probable que nuestros ancestros ya tuvieran cierta consciencia del misterio de su propio ser: un incentivo para reflexionar y mejorar mayor que cualquier intención práctica para adaptarse a un entorno hostil. Y algunas de estas profundas respuestas se han transmitido hasta nosotros, y están escondidas detrás de muchos de nuestros actos.
En alguna etapa de nuestro pasado, el hombre debe de haber despertado de las benévolas rutinas que describen a las demás especies, escapando a la larga noche del instintivo andar a tientas para pasar mediante lentas adaptaciones, a saludar el tenue amanecer de la conciencia que nos caracteriza.
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3 Comentarios
Y de retirada
8 diciembre, 2014Y de retirada, en la curva que tuerce hacia el recuerdo estrecho donde ves que se engarza una cuenta de infamia y otra de entereza y luego discurre un trecho de incauto bostezo de hambriento rubor de exultante misteriosa espera; allí, junto a la cicatriz que dejase en su huida un rumor de espanto que escapó al risueño plañir de las horas tempranas que fueron guirnaldas de enlaces de llamas quebradas de rojo endiablado trepidando espeso, pausado y mugriento dolor sin aliento, verás un resquicio, un arroyo fresco de arrojo de fértiles dislates sedientos buscando su parte, la que les concierne, de escuálidas ramas tiernas de dobleces que gimen al viento que agita ligero su ronda de nubes corriendo entre obscenas resonancias turbias de extrañas promesas que se disiparon sin dejar más pena en el alba blanca de la helada espera que la que se borra tan pronto se entera el alma del cuerpo que rindió la ofrenda.
Icono-Plasta
8 diciembre, 2014En este suceder de la transferencia educativa de las verdades básicas de un grupo humano transferibles, porque aparentemente no hay otro conocimiento, a las generaciones siguientes, se constituye la rémora terrible de la cosificación de verdades. Si la educación generacional estuviese no sólo amparada en la supuesta sabiduría de los mayores, la mayoría atávicas en la seguridad confirmada, quizás esa educación cambiaría de ritmo y cualidades si la ejercieran los más jóvenes, Esto está pasando ahora en España, pero los viejos leones se niegan a abandonar su erosionada capacidad.
Mariana
11 diciembre, 2014( NOTAS extraídas de las enseñanzas de J. Krishnamurti. Jiddu).
La educación, con la tendencia a la especialización, nos aisla, hace que nos sintamos solos, favorece que el pensamiento sea fragmentario, limitado, atado al tiempo, por tanto, cualquier cosa que haga el pensamiento tiene que ser limitada. El pensamiento trabaja todo el tiempo aislándose en sí mismo. Pero ¿puede el pensamiento darse cuenta de sus propias limitaciones, de que cualquier cosa que hace es limitada, fragmentaria y , en consecuencia, aisladora y que todo lo que haga será siempre así?.
Si el propio pensamiento se da cuenta de que es limitado, entonces no hay resistencia, ni conflicto, pero si somos nosotros los que le decimos que es limitado, nos estamos separando de la limitación y entonces luchamos por superar la limitación y, por consiguiente, hay conflicto y violencia, no amor.
Si imponemos algo sobre el pensamiento, hay conflicto, creamos nuestro propio conflicto. ¿Cómo puede el pensamiento, con sus limitaciones, ser algo extraordinario, noble, divino?. La soledad es creada por el pensamiento. Si el pensamiento se da cuenta por sí mismo de que es limitado, fragmentario, de que está dividido, no puede, por tanto, resolver el problema de la soledad que es su propia creación. Y si se da cuenta de ésto, entonces, la soledad no existe y, por tanto, estamos libres de apego.
Si observamos el apego y lo que implica: la codicia, el miedo, la soledad, todo eso, si le seguimos la pista, OBSERVÁNDOLO, No ANALIZÁNDOLO, sino simplemente mirándolo, mirándolo y mirándolo, descubrimos que todo esto es creación del pensamiento.
El pensamiento, por ser fragmentario, ha creado este apego. Cuando se da cuenta, el apego se termina. En el amor no hay apego; si hay apego no hay amor. Al negar lo que no es amor, el amor existe. No ha habido ningún esfuerzo, porque tan pronto hay esfuerzo el conflicto regresa nuevamente.
Podríamos preguntarnos igualmente sobre el miedo, el placer y el deseo de consuelo.
No nos hace falta preguntar qué es el amor, no hace falta correr tras él. Si corremos tras él, eso no es amor, es una recompensa.