Párrafo 10.3

10.3 «A pesar de los cambios experimentados en el pasado siglo, el dominio sigue siendo un aspecto con implicaciones esenciales en el campo de lo sexual. La mujer ejerce el dominio estratégico característico del invadido, sus caracteres morfológicos estimulan las capacidades tácticas, y la guerrilla se organiza a medida que el invasor se siente seguro. El hombre tiene a menudo la necesidad de reafirmarse a través de las estructuras de poder. A veces no importa cuánto ello tenga de real, sólo es necesario que se cumplan los preceptos del ejército conquistador: que el sometido reconozca la derrota, que el derrotado se preste a ser protegido, y que el conquistador sepa que el terreno conquistado es codiciado por otros».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

El siglo pasado fue un siglo de luchas por la eliminación de la discriminación de la mujer. Hemos llegado al XXI con una gran confusión en cuanto a los roles masculinos y femeninos y con una imagen de las relaciones sexuales totalmente estereotipada.

En realidad hemos convenido un protocolo en el comportamiento sexual que reduce la actitud masculina y la femenina a aspectos muy básicos perdiendo toda la riqueza y complejidad de lo esencial de cada uno. Una esencia diferente para cada sexo, lineal en lo masculino y circular en lo femenino y no forzosamente complementaria.

Que lo sexual se exprese en términos bélicos es una paradoja, pero no nos sorprende porque tenemos totalmente incorporadas las actitudes que describe el autor y que responden a la naturaleza de nuestra biología y a un modelo cultural. Un modelo en el que pretendemos una apropiación de las personas y donde las relaciones se usan con fines determinados. Es interesante cuestionar desde dónde abordamos las relaciones sexuales para entender mejor la situación precaria en la que nos encontramos. Conocer en más profundidad nuestra biología, nos permitiría a su vez poder trascenderla y no ser esclavos de la misma.

En la medida en la que nos desligamos de roles impuestos, parece que cambian nuestras necesidades y esto es tremendamente liberador. El papel de sexo débil, asignado a la mujer, de supuesta sumisión y necesidad de protección y de servicio para procurar confort, no es real, por lo menos para muchas mujeres. Tampoco es real que lo masculino complemente a lo femenino o viceversa.

Cada vez estamos más cerca de una profundización en lo sexual como impulso y conocimiento, que nos permita descubrir lo femenino, revisar lo masculino y la riqueza del compromiso. Un compromiso que es con uno mismo y que tiene que ver con la promesa, la entrega y el fuego.

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1 Comentario

  1. anónimo
    17 diciembre, 2015

    «¿No es pequeña lástima y confusión que por nuestra culpa no entendamos a nosotros mesmos ni sepamos quén somos? ¿No será gran inorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quén es y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra?. Pues, si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos y ansí, a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos alma, u el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y ansí se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura; todo se nos va en la grosería de engaste u cerca de este castillo, que son estos cuerpos».
    Pues consideremos que este castillo tiene, como he dicho, muchas morados: unas en lo alto, otras en lo bajo, otras a los lados, y en el centro y mitad de todas estas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma».(Moradas Primeras, capítulo primero, «Las Moradas del Castillo interior».

    Así se despacha, Teresa de Jesús, en la misógina sociedad del siglo XVI española, respecto a un trabajo de búsqueda de lo que somos, de nuestros misterios…de Dios en nosotros mismos…seguramente.

    Y escribe sus obras utilizando constantemente los tópicos del momento para sí misma y para su obra, tópicos también misóginos, despectivos hacia la mujer y su capacidad, pero demostrando en su misma utilización, inteligencia, sabiendo, que muchas veces, estas argucias…provocaban más la curiosidad o el aprecio del lector, que en principio siempre solía ser un letrado o un confesor, y la salvaban, en no pocas ocasiones por los pelos, de la Inquisición.

    Se tornaba como «débil», pero no para creérselo, sino para para poder desarrollarse, y desarrollar para los demás…

    El siglo XVI…..Y aún son palabras de futuro….

    ¿Qué significa el fuego?…esa combustión mantenida, controlada, ese fuego constante ardiendo en el interior celular, ¿qué encuentros facilita en ese «citosol»?.

    Promesa….¿qué compromiso estamos vulnerando, en las complicaciones, en las complicidades…en los roles…en los engaños…en las apariencias y en los estereotipos?..

    Entrega….ya son palabras mayores…renunciar a lo que pensamos que poseemos, cuando la base de nuestras relaciones es precisamente, lo que creemos que tenemos, y lo que podemos obtener del otro….difícil.

    Entrega para poder acceder a las moradas interiores del castilo, para hacerlo juntos…no se asaltan las moradas… no se pueden asaltar los cielos…no podemos ser tan engreídos….se descubren los caminos que llevan a ellas…

    A lo mejor la clave de esos caminos, puedan aparecer, o aparezcan, entre los múltiples encuentros que ese fuego mantenido y constante contenido en nuestras células , facilita en su interior, si es que eso puede ser así.

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