Párrafo 12.33

12.33 «El eje y las dos serpientes que se van cruzando representan los tres planos en los que se soporta la consciencia vital. Los espíritus guardianes, el de la Tierra, el del amor y el protector de la pureza de las memorias, protegen las vibraciones y están atentos a cualquier mensaje que supere las facultades ordinarias.»

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

La serpiente representa el caduceo, lleva consigo todos los movimientos que se expanden y se contraen, realizados por la humanidad. La sierpe o memoria reptil que sube hacia una realidad más libre, que busca las alas de la serpiente emplumada y que por tanto quiere ampliar sus horizontes: instinto libre y no atado a la supervivencia. Esta serpiente promete el vuelo, como el vuelo de los ángeles que guardan cada una de las raíces de nuestra savia. Dentro de todas esas intenciones cruzadas y malentendidos perversos que hieren el silencio de las miradas, los tres ángeles, representaciones de las capacidades humanas, ascienden y se alimentan de algo que está por encima del entendimiento, la memoria y la voluntad. Porque debe existir algo más allá de lo conocido y lo desconocido. Así, defienden el paso de una consciencia a otra que no se dedica en su mayoría a la satisfacción de unas necesidades meramente animales, reptiles: intención de vivir en esta existencia, abrir paso al abismo, a lo desconocido, vivir en un ritmo auténtico, y no tener miedo a la muchedumbre que se castiga a sí misma y que vive dentro de nosotros. Intención de ligar todas las contradicciones en el crisol de una vida que asciende, como la serpiente emplumada, por los peldaños del Sol mexicano.

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5 Comentarios

  1. Rafa
    27 junio, 2017

    Parece ser que la finalidad del despertar de las dos serpientes, que se elevan a través de la columna vertebral, uniendo cuerpo y espíritu, es el intento de integrar los dos principios habitualmente opuestos, fusionando sus energias, dentro de un cuerpo humano individual.

    Para el induismo, estos principios serían:
    Shiva ( el principio masculino o conciencia ) y Sakti ( principio femenino o energía ).

    Para llegar a este estado, las serpientes deben atravesar tres nudos principales.

    El primero es el nudo de Brahman (simboliza el dios creador), el segundo nudo de Vishnu, en el chakra del corazón, (dios protector de la pureza de las memorias), y el tercero es el nudo de Shiva, en el entrecejo.

    En cada uno de estos nudos, las tres corrientes de energía se juntan.

    En el flujo de energía. El Ida nadi, es el lado izquierdo, el canal de la Luna, según los induistas, dá el poder de las emociones en estado puro, proporciona cualidades de gozo profundo, compasión y habilidades artísticas. Es el lado femenino de hombres y mujeres.

    El Pingala nadi, es el lado derecho, el canal del Sol. Da poder a la mente racional, que permite aprender y obtener la fuerza necesaria para superar los problemas mediante el esfuerzo. Es el lado masculino de hombres y mujeres.

    Shushumna nadi, el canal central, equilibra los otros dos canales. Al activarlo, se obtiene un enfriamiento del canal del Sol, y un calentamiento del canal Lunar, consiguiendo un estado de equilibrio.

    Un abrazo

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  2. Alicia
    27 junio, 2017

    Quienes conozcáis este blog desde sus inicios en septiembre de 2009 podréis observar si le echáis un vistazo a textos y comentarios antiguos que había mucha participación. Había comentarios variopintos, algunos totalmente prescindible e incluso en ocasiones puede que – por el tono algunas veces frívolo, o poco serio o no a la altura de la “espiritualidad” que cabe suponérsele – inadecuados o no del todo procedentes.
    Pero había una especie de frescura, de espontaneidad y de “lanzarse a la piscina” con ideas, u ocurrencias, o reflexiones, en las que entre mucha paja había también no poco grano que invitaba, a quienes lo frecuentábamos, a aportar algún grano más, de cosecha propia y nacido de un cierto punto de “valor”, de un asumir el riesgo de expresar una duda, o un pensamiento, por los que pudiera uno (quien comentase) quedar como poco brillante, o poco “evolucionado” … Pero se asumía.
    Y con sus más y sus menos, y aun sus rifirrafes y algún roce, funcionaba.
    Hace mucho tiempo que los que comentáis aportáis siempre – o casi siempre, que nada es absoluto – seguridades, o conocimientos. Siempre algo que habéis aprendido. Siempre algo que no da pie a interlocución porque qué se puede objetar, o aun sólo añadir, a verdades absolutas…
    Y termina con pasar un poco como sucedería en un club, al que si uno se asoma y reconoce que su atuendo (sentido figurado, claro) o su forma de estar o de entender el mundo no concuerda con el ambiente que se encuentra, se dice “este lugar no es para mí”.
    Y ni siquiera se plantea el exponer cómo entiende “ese mundo” quién sabe si porque desde sus inseguridades no encuentra la forma.
    Y no entra.
    Y si alguno contestáis a este comentario mío ruego, por favor, que no sea con una obviedad para decirme – por poner un ejemplo – que por supuesto que la puerta está abierta.
    No lo está.
    Puede que no seáis conscientes de haberla cerrado. Pero está cerrada y – como excepción a mi forma de proceder (pero un día es un día) voy a hacer una afirmación categórica – a cal y canto.

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  3. Anne-Sophie
    28 junio, 2017

    «Oído cocina»

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  4. Alicia
    28 junio, 2017

    Es curioso, Anne-Sophie, que seas tú quien responde. Jamás he visto un comentario con tu nombre.

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  5. loli
    29 junio, 2017

    Existe una curiosa red neuronal, de origen y límites difusos, que naciendo, parece, del tronco encefálico, sube hasta el diencéfalo, donde se encuentra la estructura integradora del “tálamo”, y desde donde, también, se extiende en forma de abanico hacia las zonas más superiores del encéfalo.

    Así mismo, esta estructura, que se encuentra a las “puertas de ese encéfalo”, parece suponer una especie de “cruce de caminos” de la información que llega desde la médula espinal, y lugar, también en la que la información procedente de los sentidos es “seleccionada” en función de unos “criterios” que parece, así mismo, maneja nuestro Sistema Neurovegetativo, en los que prevalece aquello que es más urgente para nuestra supervivencia…., realizando una especie de “priorización” de aquello que es necesario hacer primero, y de aquello otro que “puede demorarse” en función de nuestro estado de “consciencia”.

    Esta aún misteriosa red neuronal, de fronteras desconocidas, o poco claras, interviene directamente en nuestro estado de consciencia, de tal modo que “se llega a considerar el indicador más fiable de la presencia de vida o no, por encima del registro eléctrico de un Electroencefalograma”.

    Está, claro, relacionado con las estructuras neuronales profundas del encéfalo, el sistema límbico, y su función es tan importante que el circuito que origina se denomina “Sistema Ascendente de Activación”, cuya función es mantener el estado de activación basal de la corteza cerebral y, en general, del encéfalo.

    Entre esas estructuras límbicas, se encuentra un conjunto de núcleos de neuronas que se configuran en forma de “almendra” a ambos lados de las puntas de lóbulos temporales.

    Es la estructura neurobiológica más importante ligada al mundo de las emociones y de la afectividad.

    Involucrada en el denominado “aprendizaje emocional”, en la “expresión de la ansiedad” y en las respuestas, o en el comienzo de las mismas, ante una situación de peligro.

    Es decir, nos coloca en situación de alejamiento automático de aquello que se percibe puede poner en riesgo nuestra vida.

    Se relaciona, también con situaciones de “poli” y “extrasensorialidad”, con episodios de alteraciones de consciencia como el “deja vú”, “alucinaciones”, y el conjunto de síntomas que se denominan como “aura” que preceden a veces a alteraciones importantes en el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, como las “migrañas” o las “crisis epilépticas”.

    Una amiga me hizo notar que en arquitectura y en geometría sagrada, la “almendra” más conocida es el espacio común conocido como “vescica piscis”, generado por la intersección de dos circunferencias que se forman a partir de dos puntos opuestos.

    Esa memoria reptil que llega a las puertas de la esfera más alta, formando en sus contorsiones una especie de caduceo, ¿llega hasta allí buscando “alas”?, ¿podría estar representada, en nuestra estructura física, por la red nerviosa de la médula espinal?.

    “Los espíritus guardianes de la Tierra, de la pureza, del amor y el protector de la pureza de las memorias protegen las vibraciones y están atentos a cualquier a cualquier mensaje que supere las facultades ordinarias”.

    ¿Estaría este párrafo indicándonos el funcionamiento de esa difusa y parece que hasta “sútil” red neuronal que se denomina en Fisiología «La Formación Reticular”?.

    ¿Formaría, junto con las estructuras del sistema límbico, el de la fronteras, y sobre todo con las formaciones amigdalinas de éste, el espacio de esos «espíritus guardianes» que parecen determinar aquello que pueden, o no, dejar en manos de nuestra consciencia, en función de los niveles de ésta?.

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