Párrafo 19.22

19.22 «La palabra arcano no es más que un arquetipo simbólico. Un arcano sería pues alguna de las partes que contiene el arca, en este caso el arca bíblica de la Alianza, o el arca de los olmecas, o la de los asirios, o la de Ceres, o el arca de Tebas, o tantas otras que de forma simbólica han presidido cientos de culturas. El arca, que en la cultura hebrea pasó a ser una caja, era en realidad un barco venido del misterioso océano, un barco que albergaba un cargamento de prodigiosas herramientas que debían ser utilizadas progresivamente a medida que el adepto iba siendo merecedor. Pasemos por alto el curioso desarrollo que podría merecer la profundización en estas leyendas.»

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

El arca como elemento simbólico forma parte de muy diversas culturas. El arca como recipiente que alberga algo muy valioso que debe ser protegido. Un recipiente que posee unas dimensiones especiales y un tratamiento no menos especial. Y un arcano sería una de las partes que contiene el arca, parece ser que la más importante. ¿Por qué? Porque preserva las “prodigiosas herramientas” para la evolución, en un barco… que viene del misterioso océano… Pero para poder utilizar esas herramientas hay que ser merecedor de ellas.
Supongamos que ese océano está en nuestras células, que contienen la información necesaria para nuestra evolución. La información está aparentemente ahí, a nuestro alcance, pero, ¿qué se supone que debemos realizar para ser merecedores de esa información? ¿Cómo y quién decide ese merecimiento? ¿Qué significa merecer? Significa hacerse digno de algo, tener cierto grado o estimación, conseguir algo que se intenta o desea… Pero entonces algo o alguien debe otorgárnoslo cuando alcancemos ese grado y al fin seamos dignos de merecerlo. Y es ese “algo” o “alguien” sobre el que querría poner el énfasis. Podríamos pensar en un dios dador de bienes, que observa nuestros actos y nos premia o castiga en consecuencia, o en nosotros mismos en un estado superior, aguardándonos en este difícil camino del merecimiento. En cualquier caso, el merecimiento presupone un trabajo, un camino a recorrer, una aventura necesaria antes de ser digno de abrir el arca y disfrutar su valioso tesoro.

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2 Comentarios

  1. Loli
    25 septiembre, 2021

    Un arcano sería “alguna de las partes que contiene el arca”, me llama la atención porque el autor nos habla del “continente”, una parte de éste, y luego indica que ese “continente”, el “arca”, llega cargado de “prodigiosas herramientas”, palabra que, a su vez, hace referencia al hierro.

    Es decir, es como si nos hablase de algo que debemos empezar a conocer desde el concepto de lo “intangible”, podría referirse inclusive, desde el concepto de lo energético, algún tipo de “estructura” que desde la fisiología humana se pudiera llegar a configurar, pues estaría preparada para ello, y, dos arcas, con diferentes herramientas, con diferentes formas energéticas, hubiesen establecido un diálogo, una alianza, en favor de la que navega protegida en el interior de nuestras células.

    “Partes del arca”, es como si se refiriese a “formas” a “geometrías” capaces de albergar, de recoger en sus “ángulos”, memorias esenciales para el hombre.

    Y de ser así, ¿de qué dependería ir accediendo a esas herramientas, protegidas por estructuras energéticas de nosotros mismos?.

    Quizás del descubrimiento que supone el des-trabar los nudos de energía a lo largo de nuestra vida, de “trabajar”, en definitiva, de no “pararse”, de evitar dar lugar, lo máximo posible, a esas acumulaciones que bloquean los pasos, quizás ya conocidos, para que la alianza funcione, se vuelva cada vez más armónica, y se escuchen, a lo mejor, las melodías que el genoma espera para ir ofreciendo al mensajero partes de su arca, esas que no están desfiguradas, las que realmente son “arcanos”.

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  2. Panacea
    27 septiembre, 2021

    Leyendas y mitos han poblado la Tierra desde sus comienzos hablando sobre su origen, «los dioses y las hijas de los hombres», la caída, la bajada a los infiernos, los pecados, la transformación de la materia… y tantas y tantas alegorías que transcurren en un lenguaje paralelo, encriptado no pocas veces, pero a la vez ofreciendo destellos de luz como crisol de toda una cosmogonía que se nos presenta por los siglos de los siglos.

    Se nos habla de un arca como un barco venido del misterioso océano cargado de prodigiosas herramientas. Se me ocurre: ¿podría ser lo que siempre se ha llamado el Arca de Noé? ¿Un arca venida allende los mares, venida de no se sabe dónde, superando todas la vicisitudes, salvaguardando sus conocimientos secretos que solo podrán revelarse a los más capaces, a los que son dignos de escudriñar y acceder a lo que siempre ha navegado y ha estado aquí, presente, para ofrecernos su riqueza y revelarnos sus misterios, y protegido de los cataclismos y catástrofes que el mal uso y perversión del hombre ha llevado a permanecer en el misterio y aparcada en su condición de símbolo porque no otra cosa puede permitirse?

    Es posible que grandes enigmas hayan recorrido la historia del hombre con todos sus avatares a la espera de ese momento preciso, justo y necesario en que poder mostrarnos sus tesoros. Es posible que sea necesario un cambio de paradigma para que el hombre, desde otros posicionamientos, pueda ir asomando cierta consonancia entre lo que vive y lo que es.

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