Párrafo 19.24

19.24 “Somos portadores de una herramienta perfecta, y a medida que la utilizamos con corrección y respeto podemos ir descubriendo nuevos usos. Utilizamos las manos para transformar y ordenar de manera diferente la materia que nos rodea, pero debiéramos advertirnos de la responsabilidad que adquiere el hombre al asociar su voluntad con la manipulación exógena y endógena. En seguida advertimos la necesidad enfermiza de querer ser propietarios del cuerpo. Sabemos que todas las necesidades están asociadas al binomio carencia-miedo, en realidad a inseguridades acorazadas. Romper la sensación de que uno es su cuerpo, asumir que es un estado, es un paso imprescindible para trazar un camino hacia la libertad. Y no es posible a través del conocimiento deductivo, porque no encontramos base ideológica para mantenerlo.”

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

En un estado de calma si uno intenta abstraerse de todo lo que le rodea y concentrarse en su mente, a veces puede ser capaz de observar sus pensamientos y reflexiones desde “fuera”, como si se saliese precisamente del cuerpo y observase la escena mental. Cuando se hace esto uno se da cuenta de que todo lo que emana de la mente (a veces como un pequeño riachuelo, otras como una lluvia de otoño empujada por el viento o como un volcán en erupción) es bastante teatral y en algunas ocasiones observando de esta manera, que es un poco telescópica y neutral, se tiene la sensación de que uno no es lo que observa.

Tal vez con el cuerpo nos pasa como con los pensamientos, que estamos tan íntimamente intrincados en él que creemos que somos el cuerpo. Nuestro pensamiento puede elaborar la idea de que no somos nuestro cuerpo como concepto intelectual, pero en relación a la experiencia, es difícil sentir lo que nos propone el autor. Nos identificamos con la materia que nos soporta. Y tal vez debamos des-identificarnos y considerar que ni somos nuestros sentidos, por ejemplo, ni somos nuestras glándulas, o nuestros pulmones, o a lo mejor pensamos que somos más nuestro cerebro, o nuestro corazón… es extraño, si no que todo esto son “herramientas” que nos posibilitan estados del ser.
Que curiosamente dan lugar a pensamientos que podemos observar y con los que a veces somos capaces también de des-identificarnos… lo cual, a veces, abre un espacio a la libertad.

Esta desidentificación y el reconocimiento de que el cuerpo es una máquina increíblemente compleja que no podemos “manejar” a voluntad, por el hecho de que hay procesos que son involuntarios, como la respiración por ejemplo, nos coloca en otro lugar y nos plantea muchas preguntas.

¿Es un paso hacia el reconocimiento de que nuestro leit-motiv no es la satisfacción de necesidades, y de que tenemos a nuestra disposición una herramienta que puede dar mucho de sí, y que nos permitiría realizar cosas que aún desconocemos?…

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1 Comentario

  1. Loli
    11 octubre, 2021

    Utilizamos las manos para tocar, sentir, acariciar….conocer y…manufacturar.

    Cada una de estas labores, sin embargo, es como las ejecutáramos con una “manos diferentes”.

    Ponemos en activo diferentes capacidades sensitivas de nuestra piel dependiendo de aquello que estemos haciendo.

    La mayor parte de las veces al servicio del re-conocimiento, y no de una aventura de la consciencia.

    Buscamos la identificación, la aprehensión de una realidad ignota, apropiarnos de ella para que se ajuste a la identidad que hemos construido alrededor de nuestro propio misterio.

    Identidad construida, sin darnos cuenta de ello, a base de “espejos rotos”, extraño puzle de momentos exógenos y endógenos.

    Utilizamos “manos diferentes” para sentir, dentro y fuera, pero la capacidad perceptivo-sensitiva de nuestra piel está integrada en su totalidad, y no por no estar utilizada, no deja de marcar su rastro, seguramente.

    Esas extensiones que aparentan ser los dedos, lo son para conocer, alumbrar y…transformar.

    Pero solo se puede alumbrar, ilusionar, preparar el candil de la aventura, desde lo lúdico, desde la emoción de la ignorancia…, vencer la cansina identificación continua, seguramente también.

    El brillo de lo metálico muchas veces ciega, desde lo mecánico se quiere simular lo mágico, pero ahí están los sueños para desmentirnos…una y otra vez.

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