Párrafo 5.22

5.22 «El tiempo no transcurre, camina la vida por él, en él se agrupa o explota en dispersión la materia, o las energías que absorben los pensamientos, o el brillo de las tres coronas guardadas en la cueva del corazón».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

A lo largo de 1905 un asistente técnico de la Oficina Suiza de Patentes en Berna llamado Albert Einstein envió seis trabajos a la prestigiosa revista alemana Annalen der Physik. Los cinco primeros de esos trabajos cambiaron la faz de la física. Con razón se ha escrito que “nunca, ni antes ni después, ha enriquecido tanto y en tan corto tiempo a la ciencia una sola persona como hizo Einstein en su año maravilloso». El joven Einstein demolió los cimientos de la física conocida, para erigir un nuevo esquema en el que espacio y tiempo pierden su carácter de absolutos. En palabras de Minkowski -uno de los profesores de Einstein- “a partir de ahora el espacio por sí mismo y el tiempo por sí mismo están condenados a desvanecerse en meras sombras, y solamente una especie de unión de los dos conservará su independencia”.

Federico García Lorca dijo algo parecido en una de sus más potentes poesías: «el sueño va sobre el tiempo, flotando como un velero»; «sobre la misma columna abrazados sueño y tiempo». Si traducimos ‘sueño’ por vida, el poeta estaría expresando lo mismo que el párrafo que comentamos: la vida camina por el tiempo, que no transcurre como lo percibimos (quizá porque así nos lo han enseñado y contado).

La ciencia y el arte, dos de las tres patas donde se apoya el crecimiento de la humanidad, conocen ya la misma verdad: la falacia del tiempo como absoluto. Y, sin embargo, seguimos rigiendo nuestras vidas por lo que marca el minutero de un reloj. Nuestro modelo social sigue viviendo en la implacable tiranía de Cronos. TIC, TAC, TIC, TAC. Nada nos da tanto miedo como el paso del tiempo que acerca inexorable el momento final.

¡Cómo cambiaría la sociedad si realmente asimiláramos que el tiempo tiene una existencia relativa! Si aceptáramos que el tiempo puede ser nuestro aliado, ya que nos permite renacer en cada instante. Nos da la ocasión de que nada sea igual que en un instante anterior.

En la maravillosa película «Atrapado en el tiempo», Bill Murray está condenado a repetir el mismo día -el día de la marmota-. Y cada día lucha denodadamente por salir de la rutina, de la absurda repetición. Este modelo nos invita a vivir aletargados en un continuo día de la marmota, en el que solo aspiramos a que no pase nada. Pero la vida, no se detiene. No puede parar. Como velero que navega sobre el mar del tiempo.

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10 Comentarios

  1. Rafa
    7 julio, 2013

    Influido por el precioso dibujo elegido por el aventurero para ilustrar el artículo, he recordado una película titulada » Corazón del tiempo», sobre las modificaciones en las vidas que se han producido en algunos pueblos del suroeste mexicano, después de la Revolución Zapatista, y parece que al cambiar su modelo social, han modificado el tiempo en sus vidas.

    Independientemente de las disquisiciones que todos formulemos sobre lo que es o no el tiempo, esta claro para todos, que está muy ligado a las emociones; no vive el mismo tiempo un enamorado, que alguien desesperado, no transcurre el mismo tiempo durante la ensoñación que en la vigilia.

    Por tanto parece deducirse que para cambiar nuestro tiempo, tenemos que modificarnos a nosotros mismos.

    Para acercarnos a esa sutil situación que se produce en la frontera del tiempo, tenemos que caminar de cierta forma durante ese trecho marcado por Eros y Tánatos que denominamos vida.

    Quizá para llegar a ese corazón del tiempo, tengamos que llegar antes al tiempo del corazón.

    Sobre el tiempo, de José Bergamín.

    AL VOLVER

    Aquí nació mi vida a la esperanza
    y aquí esperé también que moriría;
    ahora que vuelvo aquí, parecería
    que el tiempo me persigue y no me alcanza.

    Detiene otoño el paso a la mudanza
    que en la luz, en el aire se extasía;
    los árboles son llamas, su alegría
    enciende ya mi bienaventuranza.

    Todo pasó. Todo quedó lo mismo:
    como si en este otoño floreciera,
    ardiendo en el fulgor de su espejismo,

    última para mí, la primavera;
    abismo del no ser al ser abismo,
    la eternidad del tiempo prisionera.

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  2. Ulises
    8 julio, 2013

    La vida camina por el tiempo; pero ¿camina siempre a la misma velocidad?

    Si atendemos a nuestras percepciones, podemos decir con rotundidad que la vida no siempre camina por el tiempo a la misma velocidad. Una hora esperando una noticia importante y grave se nos puede hacer interminable, mientras que esa misma hora disfrutando de una situación alegre y feliz se pasa sin darnos cuenta. Y sin embargo, tomando como referencia nuestro reloj de pulsera, tendríamos que aceptar que la vida ha caminado por el tiempo a la misma velocidad en ambas ocasiones.

    ¿Es esto cierto?, ¿es cierto que los relojes sean los que tengan la razón?, ¿es posible que pueda haber un patrón de referencia que nos diga la velocidad con que camina la vida por el tiempo, con independencia de nuestras percepciones?

    ¿Qué pasaría si todos los ritmos de la vida y de la materia aumentasen de golpe su velocidad?, ¿por ejemplo, que la duplicasen?, ¿seríamos capaces de percibirlo?, ¿habría alguna forma de medirlo?

    Si todos nuestros procesos vitales duplicasen su velocidad; si todos nuestros órganos, corazón, pulmones, riñones, …., incluyendo el cerebro y cada una de nuestras células, funcionase a doble velocidad, y, si paralelamente, los procesos de la materia, desde el átomo hasta la galaxia, también duplicasen su velocidad. ¿Seríamos capaces de notarlo o de medirlo? La contestación es negativa, no habría forma de detectarlo.

    Y ante esta situación, tampoco podemos asegurar que desde el principio de los tiempos la materia y la vida hayan caminado a la misma velocidad que lo hacen ahora. Han podido caminar a cualquier velocidad, más rápida o más lenta. Y es posible que así haya ocurrido, adaptándose al proceso evolutivo de la materia y de la vida.

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  3. Esperando a Godot
    8 julio, 2013

    Ulises, quizàs si podrias detectar esos cambios de velocidad de las cosas, digo teoricamente, siempre que estuvieses viendo el cambio desde un lugar que no sufra dicha aceleracion. La siguiente cuestion obvia es, existe en nosotros esa posibilidad? o es pura elucubracion?
    Quizas, si pudieramos acelerarnos hasta tal punto que el tiempo nunca nos pudiera apresar, podriamos ver como se estiran o se contraen los tiempos alrededor de nosotros sin que el resto lo estuvieran notando pero nosotros si.

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  4. SARA
    9 julio, 2013

    Cuando pienso en la no existencia del tiempo imagino todo lo sucedido hasta ahora como incluido dentro de una inmensa inspiración, y que estamos ahora justo en ese momento en el que retienes el aire tras haberlo inspirado profundamente.

    He buscado en el diccionario espirar y dice «Exhalar o despedir algo buen o mal olor» así que antes de espirar habrá que darse prisa y limpiar todo lo que se pueda para que ese aliento espirado por todos, llene los rincones con buena olor….

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  5. Luz
    10 julio, 2013

    ¡Venga ya!, que para mí que » el roce hace el cariño», como dice la sabiduría popular, es…
    Por eso ¿no es lo mismo el tiempo que la temperatura?… y ahí dice el corazón y no la razón, alias intelecto, digo…
    Por eso el seis dirige todos los caminos hacia…
    «¡Hágase la luz!» y la luz se hizo… ¿No fue el primer deseo escrito en un texto? ¿el primer «calor»?
    «Calor» que da las alas para volar sobre el tiempo… «La sensación térmica» que relanza la vida a las Esferas.
    «Frío», ¿la hibernación de los supervivientes..?… pausas.
    «Tiempo», ¿la escalera mecánica que trata de arrastrar la vida que se deja?.
    ¿ Es la temperatura?; me digo, ¿vale?.
    ¡Ay dioses, que frío hace en el patio!.. ¡estoy tan a gusto con este sopor!… claro que tres coronas de oro hablan mucho… ¡tanto!… que mis emociones se sobresaturan …¡ay!

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  6. Beucis
    11 julio, 2013

    Titanes, demonios, ángeles rebeldes, son derrotados en todas las teogonías; son arrojados, caídos, atrapados en la materia. Son germen de evolución del hombre. En este unirse a las “hijas de los hombres”, asumen la evolución, comparten el camino de vuelta al origen. Estos seres de luz bella la pierden, y el hierro, la oxidación enseñoreará el paso por la enfermedad, la vejez, la muerte.

    Cronos, el Titán, el derrotado por la velocidad, el rayo, Zeus, Zeus el Olímpico. Por él transcurre la vida, se agrupa o expande la materia, la energía. Inmutable se alía con la eternidad y ofrece su infinitud al hombre, que en su caminar va despojándose de lastres, liberando a su titán encadenado, y, en comunión con él, se corona en la cueva del corazón, donde muere el deseo y nace el amor: la no muerte.

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  7. José
    13 julio, 2013

    A la ligera escribo, quizás horadando el tiempo y su mesura. Busco en la cueva de mi corazón los latidos dormidos. Quiero despertar su sonido y encontrar la Tiara del olvido.

    Yo me pregunto, entonces, si el silencio tiene tiempo y cual es su velocidad. Si en ese caminar, si en esa pausa, si en eses encuentro esta la vida.

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  8. Mandrágora
    14 julio, 2013

    El cansancio, la falta de sorpresa, la desesperanza…, tantos otros, son factores que acompañan permanentemente haciendo que la velocidad y sabiduría subyacentes en cada circunstancia queden ralentizados a la espera de una nueva bocanada de aire. Somos constructores y artífices en cada acto de una nueva diversidad que permita otro impulso a esas energías que absorben esos pensamientos, que cita el autor. Todo ello parece estar emparentado con la percepción del transcurrir de cada acontecimiento, comprobando desde la razón algo tan manifiesto como es la lentitud o rapidez, y desoyendo que el pulso tiene más que ver con la implicación y la dedicación que seamos capaces de ofrecernos que con la mecánica prestablecida.

    Todos somos conscientes de la distinta captación que se tiene según el momento y la situación, parece que sólo de nosotros depende cómo lo dimensionemos.

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  9. SARA
    15 julio, 2013

    Mandrágora permíteme citarte:

    «… La falta de sorpresa, la ignorancia, y la obcecación van hilando un tejido tan tupido que apenas deja pasar aire…. doy gracias al batir de los ángeles que aparta un poco esa malla y permiten entre otra luz, más allá de nuestras necesidades más básicas.

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  10. Mandrágora
    16 julio, 2013

    Sara, pero supongo que además de los ángeles algo estará en nuestras manos, porque si no, sólo con «apartar un poco esa malla» se ve que no es suficiente.

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