Párrafo 9.4

«9.4 La tendencia a la comida en grupo proporciona a la sociedad humana un aspecto de solidaridad en lo relacionado a la supervivencia, con todos sus matices de complicidad y con todas las consecuencias de responsabilidades y jerarquías que dan lugar a derechos y estructuras de poder.»

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Entre otras cosas, la aparición del fuego en la sociedad dotó al ser humano de la posibilidad de la cocción de los alimentos. Y es que este cambio, relacionado por supuesto con nuevos pactos biológicos, permitió la conservación y almacenamiento de los alimentos. En este mismo momento tiene lugar un paso importante en el ser humano: la transformación de un elemento puro de supervivencia, en un elemento de negociación.

Porque cabe preguntarse cual es la diferencia, a nivel de comportamiento, que se produce cuando hemos de poner todos nuestros sentidos en pos de un elemento que requiere de nuestra astucia, a cualquier nivel, y cuando sabemos que ese elemento está y estará ahi, esperándonos, a que negociemos por él.

La creencia, hoy en día ampliamente extendida, de que la pertenencia material de algo nos hace dueños de ello, de su destino, sienta las bases de las negociaciones basadas en la solidaridad y sobre todo, en el interés. Es en este momento cuando se evidencia la gran estructura de poder que nació en torno a la alimentación, y que puede hoy en día verse reflejada en todo lo que a la propiedad se refiere.

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3 Comentarios

  1. Añoranzas
    5 julio, 2015

    Terminó el fin y se inició un esbozo de nada a trazo grueso, sin proyecto, sin asomo de ser en sus comienzos el todo que arrasara con su aullido las tórridas fierezas del abrazo que, sobre la rica mies de campos abonados sin demora ni impuesto de plenitud o de cordura, desgarró del solo golpe seco de una tos arraigada en las entrañas el haz de luz vertido por los dioses sobre el ayer de futuras , esperanzadas añoranzas compungidas pidiendo amor, o tedio, o una excusa para ya nunca más volver la espalda a ningún sol, desnudo, o harapiento, perdido en el alzar de manos trémulas que encontrarán, allí, más allá de la nada, el proclamar ferviente de la espada antes de, en fin, y en carne tumefacta, clavarse hasta la cruz en el descuido de atemperadas observaciones minuciosas, ponderadas, de templanza.

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  2. Alicia Bermúdez
    9 julio, 2015

    Los animales dejan de procrear y de ser alimento los unos para los otros. La tierra y el mar se van llenando poco a poco de cadáveres que en un principio sirve de alimento para los que van sobreviviendo. Pero cuando ya se lo han comido todo ya sólo quedan los últimos cadáveres de los que se alimentaron de los penúltimos cadáveres. Los humanos no tienen de momento por qué preocuparse porque, en caso de necesidad extrema, se pueden volver vegetarianos. Pero, al no haber animales que defequen, deja de haber abono para la tierra y las plantas también desaparecen; y al desaparecer las plantas tampoco los insectos tienen ya de qué alimentarse. Total, que, si Yo la estoy entendiendo bien, señora ― me dijo Dios ―, de una manera tontísima y por culpa de una imaginación del todo insensata y sin fundamento, se ha cargado usted, y como quien dice de un plumazo, mi Magna Obra.
    Y que quién lo mandaría a él, lo oí rezongar entre dientes, crear a “esta imbécil”.

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  3. Beucis
    11 julio, 2015

    El fuego, el agua, el aire… estos elementos en alianza sagrada, han transformado los alimentos y han hecho posible, cada vez más, que el hombre los integre. Cuando se pueden almacenar y conservar evitan hambrunas y epidemias en épocas difíciles de guerras. Se establecen jerarquías de poder entre el señor, que posee y establece preceptos de reparto al otro, y el vasallo, haciéndose cargo de sus necesidades, a la vez que este corresponde con obligaciones y servicios.
    La sociedad se complejiza en torno a los víveres y surgen estructuras de poder y castas sociales rígidamente estratificadas y poco permeables. También se inician guerras para asegurarse el alimento. Desde muy atrás en el tiempo se conocen las grandes rutas comerciales que buscan especias, sal, seda, ricos tejidos, ánforas con aceite, con vino. Son doce las familias que controlan el comercio de la sal en el Sahara. La familia de Prisciliano era una familia de arrieros. Gente poderosa que controlaban el comercio en toda la península y también las noticias y su manejo.
    Todo nos lleva a la reflexión sobre el sentimiento de posesión y poder inherente al hombre.
    Alimentos, dinero y sexo constituye una tríada bien conexionada que ejerce y distribuye poder. En estos momentos de crisis, momentos convulsos, el dinero es cada vez más inestable, más volátil e inmaterial, que provoca caídas de naciones. Que provoca miedo. El sexo, nuestro gran tabú, oscila entre la represión y la pornografía. Es un espejo al que no queremos mirar para no contemplar nuestro fracaso. En vez de energía limpia, impulsora, de entrega al otro para transcender, lo transformamos en una relación cómplice, engañosa de dominios y servidumbres consentidoras.
    Todo ello va asomando y se muestra porque así lo quiere la era de Acuario y nos toca asumirlo y purificarlo, como en el último momento de la obra de Pinter “ Regreso al hogar”: — “ Y no te olvides que tú eres de los nuestros”; de los parias; de los manchados. No mirar para otro lado. No somos tan maravillosos.
    Admitir y purificar. Porque si de verdad queremos, si que de verdad podemos.

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