Párrafo 19.20

19.20 «En el sistema de Nadis se llama “vehículo de los dioses” a los elementos que están entre el espacio fenoménico real y el sutil, se encarga de transformar parte del prana o energía sutil en sustancia que opera en la bioquímica orgánica.»

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Los dioses viven en reinos más allá del espacio, más allá del tiempo. En Olympos, Walhalla, allá donde la diosa Dannae-Anna de las dos alturas, tres veces Ana (Triana), la diosa de las nueve alturas, que llegará con sus tribus (tuatha) y se extenderá desde Irlanda hasta el Argar, hasta el Sáhara… se crearán culturas, tribus, religiones. Pero los dioses no quieren compartir sus secretos y castigarán a Prometeo, a Luzbel, a la diosa hindú, que compasiva, enseñó a los humanos y pagó por ello. Esos humanos que «veían sin ver… ciegos, sordos, vivían en cubículos…», Prometeo robó para ellos el fuego de la inmortalidad. Y pagó.

Ganímedes escancia el licor de la inmortalidad en la Asamblea del Olimpo a los dioses fuera de tiempo y espacio. Ganímedes es raptado por Zeus, el dios de los dioses, el águila. Pero Zeus es ambiguo como todo dios y castiga al hombre, sí, pero también ayuda. Y desde ese «vehículo de los dioses», todos los elementos quieren encontrarse desde la densidad hasta la energía sutil para que, en una suprema comunión, el hombre pueda transcender, ayudado por el prana, en lo más profundo de su organismo. Así es y así será: cada vez más dioses, cada vez más hombres.

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3 Comentarios

  1. Loli
    30 julio, 2021

    Parece que en sánscrito “Nadi” alude a río, torrente, corriente, corriente de agua.

    También evocaría a nervio como órgano conductor de corriente vital, nerviosa o de toda fuerza del cuerpo humano.

    La idea que representa es la de un tubo, vaso, conducto o siquiera una línea a lo largo de la cual fluye algo, sea un líquido, o sea una corriente de fuerza.

    También parece que el concepto de “Mandala” correspondería a un tipo de geometría, cuya dinámica inherente contemplaría la posibilidad de “comunicación”, e incluso “trasvase” de elementos del plano astral al plano físico.

    Suele representarse gráficamente en un círculo, o en cuadrados enmarcados en círculos.

    Aunque el Sistema de Nadis no tiene, en principio, nada que ver con, por ejemplo, la red vascular, nerviosa y linfática que recorre los organismos vivos, desde el plano conceptualista, de sensaciones en algún momento, en el que tanto parece moverse la lengua sánscrita, desde ese aspecto, podríamos encontrar alguna correspondencia.

    La célula enmarcada en una membrana cuya forma dinámica y cambiante parece, sin embargo, buscar la forma circular, se compone en su mayor parte de un “citosol” que asemeja a un “gel acuoso”.

    Este se haya cruzado por unos filamentos proteicos largos y filosos que parecen constituir su “andamio”.

    Varían en función de su grosor, los más gruesos adquieren la forma de “tubos huecos” microscópicos.

    El citoesqueleto cambia de forma permanente y continua.

    Una especie de geometrías en dinámica constante.

    Los filamentos pueden organizarse y luego ¡desparecer! (¿a dónde?).

    En un abrir y cerrar de ojos junto con los que definen carriles incluso cables de conducción de energías procedentes de la extraordinaria actividad celular.

    Los orgánulos celulares se movilizan y atraviesan rápidamente la célula en fracciones de segundo.

    El miscroscopio eléctronico y los procesos de tinción de muestras biológicas descubrieron el mundo fantástico de geometrias dinámicas y cambiantes que conforma nuestra unidad más fundamental de vida.

    Al mirar alguna de estas imágenes…uno podría…quizás uno podría intuir, cómo sería un dibujo gráfico de un “mandala” si abstrayendo, quizás también mucho, se imaginara toda esa dinámica de geometrias celulares realizando sus movimientos de forma armónica, sin trabas en su citosol.

    Un saludo

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  2. Panacea
    6 septiembre, 2021

    Nuevamente se nos expone un escenario difícilmente tangible y reconocible: energías que operan en la cotidianidad de la vida y que no suelen asimilarse en nuestra praxis mental. Nos dice «sustancias que operan en la bioquímica orgánica», que inciden, estimulan cuando no dificultan nuestro libre albedrío.

    ¿Cuántas veces hemos sentido que todo se nos ponía en contra, que la «mala suerte» se implantaba, que la dificultad se regodeaba más allá de nuestra buena intención de querer solucionar y resolver con rectitud?, y sin embargo algo lo impide y no es posible. Y por el contrario, ¿cuántas veces fluimos, nos elevamos, las circunstancias nos favorecen y el ritmo y la velocidad nos llevan viento a favor?

    Cada día es la sorpresa al cambio, a la constatación de que no todo opera desde nuestro consentimiento, esfuerzo o voluntad; sorpresa y, por tanto, sumisión para aceptar y mejor adaptarnos a las modificaciones que operan, inciden y bien agilizan u obstruyen el plano fenoménico, dejándonos la opción de saber que no somos tan directores de nuestra obra y que identificarse con la personalidad y nuestra forma de hacer y pensar es empeñarse en perpetuar un modo de vida más cercano a la frustración y al desaliento que aceptar la ignorancia y la parcialidad de una realidad volátil, cambiante y llena de incertidumbres.

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  3. Rafa
    12 septiembre, 2021

    Cual es el vehículo de los Dioses?

    Que transforma el misterio del espacio real y sutil en una mirada, la estela y la voz que nos prestan los muertos en parte de nuestra consciencia y el amor, en un lenguaje universal y la mejor forma de comunicarnos.

    Para que toda la vida sea ahora, y acercarla a nuestra bioquímica.

    Un abrazo

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