Párrafo 4.10
4.10 «En los laberintos artificiales del cerebro siempre se encuentran respuestas que elaboraron otros, respuestas que vendieron como axiomas tras ser tachadas por la historia como experiencias inservibles. Desde cada ventana entran fotones cargados y heroicos que en su carrera por el cosmos encontraron un sol que les preñó de luces, y vienen buscando germinar los silencios; pero se encuentran con las leyes y las normas oficiadas por los sacristanes borrachos de vino sin consagrar que roban los silencios recién nacidos para devolverlos llenos de ruidos binarios. Luego queda la sensación de que algo ha sido mancillado, de que se ha disuelto otra aventura sin vivirla, y da miedo; y se le quiere preguntar al tiempo si ha visto pasar volando una página en blanco, y el tiempo, que nunca mira de frente, no contesta y se ríe de sí mismo».
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
En nuestra arrogancia, creemos que somos creadores y dueños de nuestros pensamientos; que es nuestro cerebro, con la interferencia o la aportación del resto de nuestro cuerpo, el que gesta y elabora esa amalgama de imágenes, palabras y ruidos que resultan del pensar.
Pero hay indicios y vivencias que nos hacen sospechar que, tal vez, no seamos el origen de nuestros pensamientos, sino que solo les demos forma, pasándolos por el filtro de la educación, la razón y la memoria, para acomodar la realidad que nos llega a nuestros miedos y conveniencias. Es así como cada concepción se transformaría en un concepto.
Sin vibraciones ni ritmos no se concebiría la vida. Sin estímulos ni sentidos no podríamos pensar. Y se podría decir que la consciencia es silencio a la espera de luz, de ese chorro de fotones que recorre el universo.
Para conjurar el horror al vacío, para que la luz pudiera viajar a través de algo, la ciencia inventó el éter, una especie de sustancia sutil que todo lo llenaba, pero cuya existencia no se pudo probar; hasta que un físico austriaco demostró que el éter no era necesario, que el vacío no se tenía que llenar, sino que bastaba con considerar que, en todo el universo, la luz se acercaba a todos los observadores, o se alejaba de ellos, con igual velocidad. Claro que, para que esto fuera posible, el espacio y el tiempo de cada observador no podían ser los mismos, sino que tenían que cambiar.
Lo que uno ve cuando supone que está quieto y es otro el que se mueve no es lo mismo que lo que observa este otro, que piensa que el que está quieto es él. Desde su punto de vista, nuestro mundo va más lento; la velocidad de la luz es la misma que en el suyo, pero tarda más en llegar. Y cuanto más rápido se mueva el que nos mira más lento le parecerá, tanto más lento cuanto más cerca esté de la velocidad de la luz. Es más, si viajase a 300 000 kilómetros por segundo, nuestro mundo siempre le parecería el mismo, como si nuestro tiempo se hubiera detenido. Para dos fotones que se miran, no transcurre el tiempo.
Cien años después hemos recuperado el éter, en cierto modo. Porque lo que hay entre las galaxias, o entre el núcleo y el electrón, no es la nada, sino el campo de Higgs; el vacío está vibrando, está repleto de bosones que interactúan con el resto de las partículas y las impregnan de masa.
Pero el fotón, que no conoce el tiempo, también desconoce la masa, y atraviesa inalterado el campo de Higgs; aunque el fruto de este campo, la materia, y su efecto, la gravedad, sean capaces de curvar su trayectoria. Sean capaces, incluso, de capturarlo, en esas trampas cósmicas que llamamos agujeros negros.
Sin pretender crear ciencia, pero aprovechando lo que la ciencia sugiere, se podría pensar en los fotones como viajeros del más allá cuyo curso se viera alterado por la inercia de este mundo. Se podría pensar en ellos como mensajeros incomprendidos, a los que el observador etiqueta como onda o como corpúsculo según la forma imperfecta como los mira; mensajeros a los que, no siendo binarios, se les impone una dualidad.
Mensajeros vestidos con los múltiples colores que ofrecen las frecuencias, mostrando con cada color las múltiples posibilidades de alterar el ritmo sin cambiar la velocidad. Mensajeros que nos recuerdan que el espacio es infinito y que todo es simultáneo, que el tiempo no transcurre pero todo está cambiando. Aunque no lo percibamos, porque hemos inventado el pasado, porque hemos perdido el ritmo y necesitamos el tiempo para poder contar. Un dos, un dos. Tic tac, tic tac.
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19 Comentarios
Rafa
30 septiembre, 2012¿ Pero como no nos va a dar miedo vivivr en este mundo , sin habernos hecho nosotros las preguntas? ….. las preguntas serían nuestras, las respuestas nos las facilitan o nos las facilitamos, precisamente para no hacernos las preguntas, por eso vienen cargadas de ruidos binarios.
Decía Lorca en su obra de Teatro «El Público»
«Yo conocía a un hombre que barría su tejado y limpiaba claraboyas y ventanas solo por galantería con el cielo».
En los silencios recien nacidos, flota cada experiencia, cada aventura nuestra y probablemente de todos los que todavía no han nacido,con las que ir escribiendo las páginas del libro de nuestra vida, «vamos a tratar de que no nos los roben».
Afrodita
1 octubre, 2012Las personas, en nuestra cotidianidad, pasamos a lo largo del día o del año, de de cualquier otra porción de tiempo con nombre con el que identificarla, por cantidad de sensaciones y emociones y estados de ánimo relacionados, todos, muy estrechamente con qué queremos o deseamos o no queremos o no deseamos — o queremos pero no deseamos o no queremos pero deseamos — para esa inmediatez que es el “nosotros” y “lo nuestro” a la que tenemos que soportar y con la que tenemos que convivir con más o menos ganas (y hasta a trancas y barrancas, a veces) dentro de ese reducto tan personal y tan irrepetible, y tan inconcebible e inasumible para otro “yo” que no sea el propio, como lo es el espacio-tiempo de cada uno.
Porque a fin de cuentas la vida es fácil o difícil y el mundo grato o ingrato en función de si satisface o no satisface las expectativas que “yo” (“yo” se puede sustituir a voluntad por “Perico el de los palotes” o por “una señora que tenía una pamela que le regaló su cuñada”) tenga depositadas en eso que de forma tan subjetiva y ajena a todas las verdades descubiertas por la ciencia (o en trámite de descubrirse )denomino “mi espacio” y “mi tiempo”.
En mi espacio-tiempo está todo lo que “me” (o “le” o “la” si “yo” es el mencionado Perico o la señora de la pamela) me hace reír, o llorar, o enfadar, o tener dolor de muelas o dolor de corazón y dentro siempre, claro, del ámbito sobre cuyos límites la voluntad dispone de tan poquísima autonomía para colocarlos, cerca o lejos, marcando un círculo pequeño en el que sólo quepa “mi” persona y poco más, o un círculo grande en el que quepan todas las situaciones imaginables, buenas o malas, por las que gentes que están en lugares a los que jamás he ido ni iré y a las que ni conozco ni conoceré puedan estar atravesando.
En función por tanto de cómo sea de grande ese círculo “mío”, me importará “todo” TODO cuanto esté aconteciendo a cualquier otro ser vivo que, como a su vez estará dentro de su propio reducto de su espacio-tiempo, estará sujeto lo mismo que yo a las presiones y tensiones que le proporcione su percepción de la Realidad y de “su” realidad tan subjetiva y expuesta al error y a los embates de la circunstancialidad como la mía.
Quiero decir, con todo este preparativo, que si el espacio y el tiempo pudieran ser percibidos — no ya entendidos ni asimilados ni conceptualizados, que se me ha ocurrido trastear en internet por indagar y me he encontrado con un señor Lorentz y una transformación (que es suya) y una larga serie de nombres dando explicaciones que Dios me librase de decir que he entendido palabra — en su realidad y su verdadera absoluted por los humanos, a mi me parece que toda la circunstancialidad que posibilita y activa o despierta estímulos indispensables para buscar soluciones y, en definitiva, eso que llamamos PERFECCIÓN, desaparecería, porque no haría falta porque ya no tendríamos nada que buscar ni que alcanzar. Y porque no existirían subjetividades, y sin subjetividades pues no…
Vamos, que no haríamos falta, ni a nada ni a nadie ni a nosotros mismos.
Y muy buenas noches, que me voy a dormir.
Afrodita
1 octubre, 2012«o de cualquier otra porción de tiempo», quise poner.
IS
2 octubre, 2012Genial aventurero. No creo que se puedan explicar mejor las cosas.
Entonces si la velocidad es el secreto oculto para superar la apariencia del espacio-tiempo, ¿qué son los agujeros negros capaces de atrapar al mensajero de esa Realidad con mayúsculas?
Enrique
2 octubre, 2012Dicen que un agujero negro es el resultado de la muerte de una estrella. La estrella se hace cada vez más pequeña, reduce progresivamente su volumen mientras que su densidad aumenta, hasta que llega un punto en que toda la materia se comprime en un espacio tan reducido que dejan de ser válidas las leyes de nuestra física. Aparece una frontera, una singularidad, un horizonte de sucesos, que separa el agujero negro del resto del universo. Nadie que esté fuera de ella puede observar lo que pasa dentro.
La gravedad del agujero es tan grande, deforma el espacio-tiempo de tal manera, que forma una especie de vórtice, de sumidero por el que todo cae. Y la caída es más inevitable cuanto más nos acerquemos a él. Al cruzar el horizonte de sucesos ya no es posible salir. Ni siquiera el fotón puede hacerlo.
Una vez pasada la frontera, nadie sabe que sucede. Si estuviéramos del otro lado, tal vez estaríamos contemplando el Big Bang.
IS
3 octubre, 2012Muchas gracias Enrique. Sin palabras
Diódoro
14 octubre, 2012Enrique si que se aventura en un agujero negro no desvelado aún del todo. Bueno, lo cierto es que como es abajo es arriba lo cierrto es que en la vida real tambien hailos, agujeros negros insondables que se tragan la aparente realidad para devolvernos otra, quizás la auténtica.
Afrodita
3 octubre, 2012Se me ocurren a la vista del comentario de Enrique y qué escribe de los agujeros negros algunas preguntas como, ¿todas las estrellas están abocadas a ese ir comprimiéndose hasta convertirse en un agujero negro?
Hace algún tiempo, en un programa de radio, escuché que el Sol terminaría por extinguirse — aunque, eso sí, creo que dijeron que en 20.000 millones de años — porque le ocurriría eso mismo.
Si es así, ¿entra dentro de lo razonable suponer que el Universo (o el Cosmos, nunca tengo muy clara la diferencia) llegará a estar plagado de agujeros negros? ¿Qué el mismo Universo sería un todo agujero negro, como si se reabsorbiera a sí mismo?
Si es así surgirían, a mí me surgen, otras preguntas a las que no creo que pueda responder nadie y que entran en otro orden de cosas. Se me ocurre el ¿para qué? de la existencia de una Vida y unas vidas tan complejas, y preguntarme por el sentido de todo aquello por cuanto los seres racionales hemos intentado e intentamos esforzarnos, descubrir, entender; y todas las manifestaciones del arte, y tantas cosas más…
Y, luego, volviendo al asunto de ese proceso de extinción — intentando hacerme una composición de lugar de qué es un planteamiento científico; porque el tipo de razonamientos que yo hago no requieren instrucción ninguna y puede hacerlos cualquiera, pero la ciencia es otra cosa y sus argumentos no asequibles para todos —; en ese proceso de extinción parece factor determinante el tiempo, mensurable, y su trascurso.
Y termina así habiendo algo que no me cuadra. Pero…
Afrodita
3 octubre, 2012A menos, que se me acaba de ocurrir justo después de enviar, que ya lo estemos; que ya estemos encerrados en ese gran agujero negro en que se convirtiera algo que se extinguió, y nos estemos retroalimentando de algo así como sueños. Y que la realidad esté en otra parte, que…. ¿Cuál?
Nuba
3 octubre, 2012De verdad que estás inspirada.. o al menos te sincronizas…
También creo que estamos «al otro lado » de un agujero negro. Eso, que se puede» agarrar» desde el punto de vista científico, a mi se me antoja más místico y además enlaza con la puntada que da el autor para que desarrollemos,ese prólogo a una carta, cada cual la suya.
Una forma de sacar los telescopios y microscopios y observar minuciosamente a través del gran agujero negro de nuestro universo, pero también a través de los minúsculos agujeritos negros de nuestras estrellitas celulares, porque ellas también emiten una especie de fotones…..que atraviesan.
¿Quién sabe si vuelan más allá del agujero negro para encontrarse con el abanico de colores?
¿Quien sabe si los agujeros negros son capaces de evitar el tiempo, quiero decir de saltárselo a la comba?
A mí me gusta estar a éste lado del agujerito todo lo que pueda e imaginar que no tengo que montarme en una nave para atravesar al otro lado porque hay agujeritos igual de veloces, si soy capaz de encontrarlos.
En éste mensaje lo que más me gusta es no tener certezas.
Mira, aquí hay otra que también se acuerda de su abuela. Ella, a veces se sale de su agujero negro para recordar lo que su abuela le cantaba, su abuela una gran poetisa, una como ella, hija de las nubes.
http://www.youtube.com/watch?v=NbwgshItdEE&feature=related
(sabes, me dejó que le cantara un pequeño lereile, mientras me acompañaba con su bello tambor, por eso,un gran deseo desde muchos de mis agujereritos, son para su pueblo, que tenga un lugar en el mundo cuanto antes .
http://azizabrahim.blogspot.com.es/search/label/LJADRA%20MINT%20MABRUK
Enrique
3 octubre, 2012«… Se me ocurre el ¿para qué? de la existencia de una Vida y unas vidas tan complejas, y preguntarme por el sentido de todo aquello por cuanto los seres racionales hemos intentado e intentamos esforzarnos, descubrir, entender; y todas las manifestaciones del arte, y tantas cosas más…»
Para cruzar la frontera.
Afrodita
3 octubre, 2012¿Quieres decir que el objetivo es cruzar la frontera, hacia dentro, para que ahí nos podamos desvincular del espacio-tiempo como lo entendemos?
Siempre pensé que los agujeros negros eran «mala cosa»; pero si debo cambiar de idea lo hago encantada. Si dentro del agujero negro no hay de lo que hace difícil y a veces tan antipático el vivir, creo que me gustará.
José
4 octubre, 2012Escribir paginas en blanco es transformarse, es abrir los caminos a la Estética. Es el aire que oxigena las miradas. Las miradas que son siempre nuevas. Que no se detienen aunque las paralicemos o las pre-juzguemos. Aunque queramos no podemos maniatar la vida. Nos educan para juzgar, para optar entre el bien y el mal. Nos conducen al olvido, al patíbulo del tiempo, a la soga de un destino llamado fatalidad. Perez de Carrera me convoca a escribir paginas nuevas, a perder el miedo.
Afrodita
5 octubre, 2012Y se me ocurren más cuestiones.
El Sol morirá un día, ¿no es cierto?, aunque hayan de pasar los 20.000 millones de años que no vamos a ver ninguno de los presentes. Según eso, y sin esfuerzo ninguno —y porque supongo que la muerte del Sol arramblaría con todo su sistema —, todos llegaríamos al ansiado (para mí, por lo menos) agujero negro. Quiero decir que si es un proceso ineludible bastaría con sencillamente esperar…
Pero eso me cuesta encajarlo. Me lleva a una idea de determinismo que a mi criterio empuja a la dejadez, o a la apatía. Encajo mejor algo que expresaría como una “evolución personal” que posibilite el de algún modo acelerar o favorecer ese proceso.
Y, ahí sí pregunto, ¿tiene algo que ver la voluntad?
¿Y qué tipo de voluntad? ¿”Mi” voluntad de verme libre “yo” de “mis” lastres? Me parecería cutre. Pienso que la motivación debe ser otra.
Y — estoy ahora volviendo a más arriba, al “sencillamente esperar” —, ¿qué sería del “nosotros” de ahora mismo lo que fuese a gozar de esas delicias? Es un poco el “largo me lo fiáis”, y, sin embargo, por mal que se dieran las cosas uno, creo, el ser humano, tiene en alguna parte de su consciencia una algo así como esperanza (qué mal lo estoy contando) de que sí; de que lo vivirá y lo verá ni con este cuerpo, ni con esta vida, ni con estos ojos… Pero, sí.
Ay. Lo dejo todo empantanado. Pero ahí suelto el testigo para quien sepa plantearlo mejor; que ésta no llega a más.
Beeucis
6 octubre, 2012“ Un saco de silencio…” “Una página en blanco…” No es fácil conseguir esa frontera donde el tiempo se diluye; donde espera la muerte malva; donde se llega a la consciencia, a la felicidad. La felicidad viste de oro a Tara, la diosa, en una de sus manifestaciones. Todo parece estar preparado para escribir esa página en blanco, que pude ser una de las del libro de la Vida, y es importante que el mensaje de los fotones se imprima y germine el silencio tan difícilmente conseguido.
Barrer los laberintos impostados, artificiales, que interfieren la pureza de una buena cosecha, es una tarea; llegar, conseguir, ese silencio hondo, abierto, receptivo, al fotón heroico, preñado de luces, que viene del cosmos, es una aventura.
No sabemos cómo alcanzar el silencio; cómo abrir esa página en blanco; cómo romper las celdillas rígidas de los mensajes de la dualidad, de los ruidos binarios.
Pero sí sabemos que un compromiso con fe en nosotros, con esperanza en este compromiso, y con caridad, caridad que deviene en pureza , y que hará salir “… de su escondrijo el misterio arcánico del amor..”
Si creemos en esta tarea, sin preguntarnos en qué consiste y en cómo se consigue. Si nos decimos: éste es el momento.
El tiempo contestará y mirará de frente y se hará presente. Las memorias que lastran, desaparecerán, llegarán las memorias del futuro y “ soñaras temblorosa con un lejano recuerdo..”
Manolo
6 octubre, 2012Estamos acostumbrados a ver especialistas de algo por todas partes. Nuestra sociedad se ha construido sobre esa base. El problema es que, en demasiados ámbitos de nuestra vida, esos especialistas se han convertido en los pregoneros de la verdad, en los constructores del pensamiento único. Hay que añadir que gracias a la pereza vital e intelectual de los demás, que lo asumen y les alaban en ese papel.
Eludimos nuestra responsabilidad individual de buscar las verdades, aunque sean provisionales y artificiales, prefiriendo la impostura de aceptar mansamente las que nos cuentan los expertos oficiales. “Por algo lo son”, nos justificamos, y así cada vez más anestesiados. Y sin practicar la gimnasia de la búsqueda, del cuestionamiento, de la indagación permanente… nuestros cerebros no tienen otra opción que oxidarse.
El autor nos dice que del cosmos nos están llegando constantemente fotones preñados de “luces”. Parece sugerirnos que son luces especiales, fecundadoras, capaces de preñar nuestras capacidades latentes, aún silentes. Parece como si la sobreabundancia de verdades oficiales, inculcadas pacientemente por el sistema educativo y mediático que nos envuelve, y dócilmente asumidas por nosotros, cegara en gran medida nuestras posibilidades de aprovechar esas luces que nos llegan y hacerlas germinar.
Tendríamos que distanciarnos de todo ese edificio de verdades en que nos hemos metido, y abrir espacios de nuestra atención para intentar “escuchar” esos otros mensajes. Parece que en cada uno está la capacidad, y la responsabilidad, de descubrir su propio lenguaje de comunicación con quienes habitan otras realidades superiores y tratan de echarnos una mano.
El silencio tan difícilmente conseguido
10 octubre, 2012Pero hay que tener mucho cuidado, porque es muy fácil traicionarme y echar todo a perder.
Decir qué no se dirá nunca ya lo es.
Guárdame siempre.
Diodoro
14 octubre, 2012Me parece bien que todo aquél que desde pequeñito, y por lo que sea, se quiera diferenciar antes de ser diferente se lo trabaje. A veces es simplemente por algún complejillo váyase a saber originado en que forma. Lo cierto es que tal personaje es dable a inventarse a sí mismo e inventar al mismo tiempo un mundo que dar a los otros, tipos muy aburridos y repetidos hasta la saciedad, aparte de se los otros. Desconcertar y vaciar la periferia relacional convirtiéndola en un foso es su tarea evolutiva. Una cosa es compartir, y otra muy distinta que te compartan. El que apunta primero y tiene con que tirar da dos veces, y más. Tampoco está nada mal que, para conseguir tal empresa, se rebusque en los rincones más recónditos del pensamiento, los apartados sótanos de la historia, y las oscuras revueltas de los sucesos. Así te conviertes en la luz que ilumina a unos cuantos que no encuentran el mechero ni debajo de la cama.
LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO » Párrafo 5.10
14 abril, 2013[…] idea supera mis conocimientos científicos, pero recupero a un sabio aventurero que podeis leer aquí: si alguien viajara a 300.000 kilómetros por segundo, parecería que nuestro tiempo se hubiera […]