Párrafo 6.14

6.14 «Pero el delicado y preciso instrumento portador de la vida siempre guarda soluciones, y mientras se siga produciendo el rito de la encarnación, habrá formas de romper la debilidad y la esclavitud. Un complicado proceso de control y localización de ritmos pulmonares parece el encargado de ir rompiendo las costumbres que se impusieron desde el miedo a asumir la responsabilidad de haber nacido».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Nuestra vida depende de forma absoluta del acto de respirar y este proceso puede ser considerado una de las funciones vitales más importantes. El hombre puede subsistir varias semanas sin comer, unos días sin beber líquidos, pero sin respirar su vida se limita a unos pocos minutos.

La respiración no es solamente una actividad de los pulmones. Todo el organismo respira gracias al pulmón, capturando el oxígeno y expulsando el anhídrido carbónico a través de miles de millones de células que consumen oxígeno incansablemente para liberar la energía indispensable para realizar sus actividades.

Pero ¿qué más funciones tiene la respiración?

Cada vez que respiramos, ponemos en marcha un proceso exógeno-endógeno que está acompañado de respuestas corporales autónomas, percepciones, sensaciones, emociones, deseos, y otras tantas manifestaciones de la vida. Todas estas capacidades además estaban potencialmente presentes antes de que nosotros tuviéramos consciencia de ellas.

¿Es el hombre rehén de unas funciones bioquímicas y psicológicas anacrónicas?

Por ejemplo, si aparecen miedos y obsesiones al afrontar una determinada situación, posiblemente tendremos una inhalación de aire con unas características poco favorables para la realización de la actividad que se requiera, frente a otro tipo de respiración que refuerce una aptitud que favorezca el progreso de la voluntad frente al deseo.

El hombre es depositario de extraordinarias dotes que están muy por encima de sus aparentes capacidades. Es por esto que determinadas personas son capaces de explorar territorios desconocidos y probar rutas alternativas, que nunca se conforman con someterse a un solo modo de ver la vida, por perfecta que pudiera ser su adaptación a ésta. Hablamos de científicos, artísticas y poetas, que rompiendo los convenios asumidos, abren el camino a nuevos escenarios de convivencia, que impulsan nuestro anhelo de aventura y búsqueda de otras respuestas.

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6 Comentarios

  1. Nuba
    24 noviembre, 2013

    Había una canción que de pequeña cantábamos cuando íbamos a las excursiones.
    (Ahora que lo pienso no se de dónde venía la cantinela, pero entonces, ni nos lo preguntábamos, era cantarla y una alegría nos envolvía a todos mientras el viaje comenzaba, )

    -» respirar! ( decía uno, tipo General)
    res-pi-rar- ( marcábamos nosotros con sonrisa en boca)
    A pleno pulmón! ( el General)
    a pleno pulmón! ( y nos reíamos!)
    ( y ahora viene lo bueno)
    La bri-sa-mari-na-que-sale-delagua-delfondo-delmar!
    Anda!!
    Y sólo con esas palabras, nos parecía oler el mar, y alegres nos alejábamos de lo cotidiano y mirábamos el paisaje, aunque éste fuera de la Dehesa, pero las nubes bajas entre los valles, hacían el dibujo perfecto y casi que podíamos gustar del salitre en la punta de la lengua..

    Respirar

    De veras respiramos siempre? No, no lo hacemos. Lo hacemos pocas veces, porque lo normal es que el aire inspirado se quede en un pequeño triángulo a la altura de las clavículas y ni siquiera ensanche las costillas.
    (recuerdo esas respiraciones que todas las mujeres con hijos en el útero hemos hecho, con ellos también respondiendo, y cómo mágicamente nos ayudaban a enlazar el pico de máxima contracción con la inspiración rápida ( que negaba el grito, como debe ser) con una expiración lenta, lenta, que bajaba por la onda de la dilatación para expulsar el veneno del dolor y prepararnos para la siguiente.
    Me parecía un bendito viaje por una montaña rusa a la espera del bucle final donde un pequeño ser me había dado el privilegio de venir a acompañarme, para enseñarme, para enseñarse y ..Nacía.
    Entonces no sabía nada de casi nada, y ahora no sé tampoco mucho, pero creo que esas pequeñas y grandes muertes que la vida nos regala, para que muy paciente ella, incansable, siga recordándonos los ritmos por los que debemos volver a nacer una vez y otra vez, hasta que encontremos la dirección correcta, esa, la RESPONSABILIDAD mayor de la que aquí se habla, la de escuchar lo que nos quiere decir el corazón cuando respira con todo nuestro cuerpo.
    Ayer me sometí a una respiración consciente y guiada, con muchas más personas juntas respirando el mismo aire, a la dirección de una Maestra. Allí estábamos, sin mente,
    ( bueno, de vez en cuando se colaba un travieso pensamiento que dejábamos volar al techo) acompasándonos , llenando de aire cada rincón interno, ….
    Pero después, cuando expirábamos, era cuando se hacía posible la purificación al exhalar todos los miedos, los caminos atascados que notabas que iban vaciándose, y había que escurrir » esa corriente marina que salía del agua del fondo del mar» para que fuera posible tomar, la gran Ola siguiente.
    Y así, vamos poco a poco encauzando, en estos tiempos tan duros, con miseria y sufrimiento alrededor, días mejores, ( en los que sentimos el gran privilegio) días peores ( en los que nos puede la impotencia y el tiempo corre persiguiéndonos) y otros anaerobios ( donde no estamos en el aquí y en el ahora) Días de ondas.
    Pero ya no hay excusas, respiramos por piel, respiramos hacia la espalda para enderezar las vértebras, respiramos desde y con las Raíces de los plexos autónomos aferentes y podemos – o no-no informar al central de algún fallo.
    ¿Podemos? Si que sí, claro que podemos, siempre que el ritmo del impulso «acorazonado» y generoso del amor izquierdo, nos recuerde que el coco no es más que otra parte para distribuir y enlazar, y que sin la cooperación de los demás órganos, todos respirando con su particular anhelo, no tendría ni comida ni oxígeno para razonar lo que no puede ser razonado.
    El control es cooperativo o no lo hay.
    Y respiramos aire, ondas de luz, y fuegos de amor. Eso hacemos. Todos.

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  2. Nuba
    24 noviembre, 2013

    Se me olvidaba un «Air on G» fijaros como respira!! la piel lo siente

    http://www.goear.com/listen/1180c4e/air-from-orchestral-suite-no-3-yo-yo-ma-and-bobby-mcferrin

    Es ese azul del cielo de hoy, que se respira

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  3. mariar
    24 noviembre, 2013

    El miedo. La responsabilidad. Nacer.
    Parece que el nacimiento es un acto de valentía, un pacto sellado desde el otro lado del tiempo que nos impulsa a entrar en la rueda de la vida, a venir a cumplir un Destino, a limpiar y saldar las deudas de toda la humanidad que anida en nosotros mismos.
    Parece también que algunos niños, en el momento justo del nacimiento se resisten a hacerlo, como si quisieran volverse atrás, como si en el último momento les asustase la responsabilidad que conlleva el hecho sagrado de vivir. Les recibe una bocanada de información almacenada en el aire, todo lo conseguido por el ser humano hasta el momento es vertido en el nuevo ser con la apertura de sus pulmones.
    Los pulmones, ese órgano con forma de tablas, en las que está inscrita la propia e inescrutable ley, controlan nuestro ciclo vital y custodian la posibilidad de cambio que esconde cada respiración, ese momento cero en el que se diluye el tiempo, en el que morimos y renacemos, en el que nos encarnamos constantemente, esa aventura que espera en ese umbral, nuevo cada vez.
    De dónde viene el miedo entonces, ese miedo que arrincona la responsabilidad de haber nacido? Creo firmemente que esa responsabilidad sobre todo es amor, que debe estar muy clara en el momento del nacimiento y que poco a poco se va nublando conforme somos conducidos hacia una personalidad chata que se adapta al modelo y que exige la renuncia a un ramillete de verdades con las que nacemos, para ser aceptados por el mundo. Al ritmo que esta personalidad superviviente crece lo hace nuestro miedo.
    Habrá que aprender a desaprender, desandar el hábito, abriendo el arca de cada respiración que guarda la llave de la ley propia para renovar en cada aliento el pacto que nos indujo a vivir.

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  4. Alta en el Cielo Azul un Ala
    26 noviembre, 2013

    Ciertamente, lo que más recuerdo de mi nacimiento e infancia es esa necesidad de respirar que a veces se altera como si quisiéramos involuntariamente mejorarla, aumentarla, necesitarla en exceso según la vida nos ponga vallas y pruebas, obstáculos. Recuperé ese momento anterior y posterior al nacimiento a través de técnicas de respiración y solicitud de visiones perdidas. Y ahí estaba el ansia respiratoria desvelando misterios, sensaciones iniciales, seguridades o flaquezas.
    Más adelante, la práctica deportiva me acercó a la mejora y ensanche de la respiración, según el marco técnico de cada uno de las diversas técnicas y prácticas (natación, baloncesto, gimnasia, tenis, frontón, rugby, fútbol, o base.ball). Ello me permitió encarar una nueva seguridad vital, y también, quizás, una conformación más social del pensamiento.
    Últimamente, las praxis derivadas de las disciplinas orientales me han permitido, a través del control de la respiración y su utilización sensible y consciente, mejorar la capacidad de relación vital con el mundo y las gentes, comprender más muchos epifenómenos cuya percepción estaba latente, y aprender cada vez más a saber usar las capacidades y técnicas respiratorias.
    Pues eso.

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  5. Beucis
    26 noviembre, 2013

    Pero nacemos, nos encarnamos y se nos dan instrumentos, se nos dan formas capaces de romper esos muros que el miedo, siempre el miedo, ha ido levantando. Un miedo hijo de la ignorancia, que nos somete a la supervivencia y al ego; que somete al sistema nervioso central y contamina la independencia del sistema neurovegetativo.

    Nos sabemos en este momento, que tal vez sea el mejor que ha atravesado la humanidad en cuanto a posibilidades, en un camino de superación, de atisbar una meta y, a la vez, con un miedo irrefrenable a salir de la senda conocida y mil veces hollada y adoptar otra senda, que se nos antoja peligrosa e incómoda, si preferimos la seguridad, aunque conlleve esclavitud.

    Venimos sabedores de quienes somos y cual es nuestra tarea. Esa sabiduría existe, aunque la tengamos olvidada, pero está ahí, alertándonos, no dejándonos cómodos en el bienestar que adormece; surge una vez y otra vez la eterna pregunta: “¿Es esto todo; ya no hay más? “ Eterna pregunta y eterna contestación insatisfecha.

    Nuestros ritmos pulmonares, la sangre el aire y el prana, en comunión, rompen la debilidad y la esclavitud y bañan y fertilizan los territorios de los pulmones donde esperan arcanos, misterios, preceptos. Esperan nuestro valor, compromiso, responsabilidad que les conmine con un: “Levantate y anda” y les permita abrir el arca, superado el diluvio y contemplar juntos el arco iris, símbolo de alianza eterna de los dioses con los hombres.

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  6. Mandrágora
    27 noviembre, 2013

    Antes que nada, agradecer al Aventurero el cariño que muestra con estas imágenes que nos ofrece cada semana acompañando una nueva reflexión. Son muy bonitas. Gracias.

    Y entrando en el texto, leo y me sugiere de una parte, ¡cuántas puertas siguen esperando abrirse para ver qué hay detrás!, es como si la oportunidad siempre estuviera a disposición de aun cuando no se tenga visos de esperanza y todo parezca estar perdido; se ha nacido para cumplir una misión y todo está preparado hasta cuando queramos. Y por otro lado, es sí o sí, no parece que quede mucho margen a la negación, y la rebeldía vale pero poquita. Cuando uno se enfrenta a la vida, se declara en guerra o desoye sus propios mandamientos porque se quiere imperativamente ejercer otros dictados, parece que el recorrido es más bien cortito: antes o después te aboca al fracaso. Y leyes y normas rudimentarias, de andar por casa y que en tanto se afana nuestra sociedad, decaen por sí solas, no son las valedoras y encargadas de romper esa esclavitud de la que se nos habla. Es pérdida de tiempo, de energía, es caer de bruces en las más plena frustración porque sencillamente no se puede nadar a contracorriente de nuestra razón de ser. Existen otras leyes que ahí están, que no se pueden quebrantar, donde no cabe el «lo acepto o no lo acepto» y ni siquiera «lo quiero o no lo quiero», son y serán. Y por lo que el recorrido de vida va ofreciendo, más vale tener pocos asideros para ser capaz de acoger cada novedad con una nueva bocanada de aire, de lo contrario, como el autor nos dice, se seguirá produciendo «el rito de la encarnación».

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