Párrafo 6.23

6.23 «Rezan los cantos de los chamanes que la Humanidad es un plan del Dios de todos los dioses para convencer de su rebelde estupidez al demonio, y ese plan se repite en todos los extremos en cada hombre. Lejos de analizar la impotencia o el esfuerzo del hombre para corregir el error satánico, lo que importa es cómo la historia del pensamiento humano ha estado girando alrededor de buscar respuestas al motivo de su origen, al destino de su farragosa existencia. Las interrogantes ¿qué hacemos aquí, para qué estamos? anegan el cerebro como olas persistentes que rompen en la frontera de la consciencia, extendiendo su espuma hasta el hipotálamo. El sentido colectivista que convoca estas preguntas rebaja y diluye el nivel de responsabilidad ante la vida pero a su vez plantea ¿hay una esencialidad común más allá de la necesidad trágica de compartir los miedos?»

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Que el Dios de todos los dioses y el demonio hayan cruzado una apuesta y que de ahí hayamos surgido nosotros, la humanidad, para dirimir con nuestro milmilenario comportamiento tan descomunal desafío, no deja de ser una divertida fábula, seguramente antiquísima. Pero una fábula que, como todas las que se precien, contiene una sutil y arcánica verdad oculta, imposible de traducir a palabras asimilables por nuestras entendederas sin que acabemos convirtiéndolas en el germen de simplones doctrinarismos, impenitente vicio humano que solo lo simbólico o lo poético logran sortear.
Claro que las fábulas y las leyendas no logran disipar completamente los miedos en las oscuras tinieblas de nuestra ignorancia, pero reconfortan porque tocan las más ocultas fibras de nuestro corazón, allí donde reposa, desde antes de haber nacido, la sabia y ferviente asunción de la responsabilidad de ganar la apuesta.

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6 Comentarios

  1. Alta en el Cielo Azul un Ala
    26 enero, 2014

    Creer en la existencia de un DIOS universal resuelve muchos problemas, sobre todo el de los que se inventaron tal figura, supuestamente buenos y razonables, para oponerla a un supuesto Demonio, malo, inestable, vengador. La idea, más vieja que la humanidad misma, recurre así a la dualidad de todas las cosas, crimen y castigo, dr. Jeckyl y Mr. Hide, Frankenstein y su criatura, pobre, creada para liberar a su creador.
    En realidad, el inventor de todo esto es el mismo ser humano para no cargar con sus propias hábitos y delegarlo en alguien superior, perfecto y dual, bajo el que todas las criaturas, humanas o no, nacen, crecen se desarrollan y la palman. Los chamanes dedujeron que si habría un Dios bueno y listo, debería haber un Demonio, malo y atontado. ¿Se lo creían?
    De ahí que los ddescendientes de estos creadores de imágenes externas pierdan el tiempo tratando de seguir el ejemplo de la averiguación in aeternis. Por su parte, ya sabemos que «las iglesias», deseosas de protagonismo, han dejado escrito hace miles de años lo que creen es la verdad inmarcesible, y tan contentos. Sólo les preocupa mantener el relato en el que todas coinciden para tratar a los hombres como criaturas irredentas, y de verdad que lo somos, pero ya podrían salir de su letargo y ponerse a clarificar tantos siglos de mareo.
    Por eso casi estoy de acuerdo con la última frase que coloca el autor, aquí retranscripta:
    «El sentido colectivista que convoca estas preguntas rebaja y diluye el nivel de responsabilidad ante la vida pero a su vez plantea ¿hay una esencialidad común más allá de la necesidad trágica de compartir los miedos?”
    La hay, pero no nos enteramos.

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  2. SARA
    28 enero, 2014

    El estar unidos, conectados, o como queramos llamarlo, debería despertar nuestra responsabilidad individual hacia las múltiples posibilidades que esa conexión nos puede aportar…..

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  3. Atila
    29 enero, 2014

    Y en nuestro caminar buscando lo que creemos que nos falta: El amor para ser comprensivos con los demás y tratarlos como quisiéramos ser tratados, la inteligencia para tener mas conocimiento y distinguir lo que es bueno y lo malo, la valentía para que el miedo no nos paralice y poder actuar e un momento decisivo de nuestra vida.
    En este caminar buscador no hay casi tiempo para pensar el porque estamos aquí, de donde venimos y adonde vamos porque son tantas pruebas por las que hay que pasar…tantos monstruos,, tantos callejones sin salida, tanto cansancio.
    Nos encontramos con Doña soberbia, con doña envidia, con un ser primario que nos invita diciendo que donde hay buena comida, vino y sexo que se quite todos lo demás, también esta doña avaricia, doña pereza que se ríe de nuestro cansancio.
    Y de pronto vemos una pradera tan bonita que es lo único que nos separa del castillo en donde termina nuestro caminar y en el obtendremos lo que buscamos que sentimos la tentación de reposar ahí porque estamos muy cansados pero nos levantamos y al llegar al castillo nos damos cuenta que lo que buscábamos esta dentro de nosotros por fin y nos da igual que es lo que estamos haciendo aquí porque lo principal es el caminar ignorando a los mostros que nos rodean.

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  4. Beucis
    30 enero, 2014

    Más allá de los dioses menores; más allá de Jehová, Prometeo y su gemelo Epimeteo, del que planifica y del que improvisa; más allá de esos dioses alfareros, que insuflan aire a la materia, que la dotan de vida; más allá de… el dios de todos los dioses crea a la Humanidad. No nos dicen si a su imagen y semejanza, según los mitos hebraicos; no nos dicen si como en los mitos sumerios para que, como esclavos, sirvan a la jerarquía de dioses; o si como en algunos mitos griegos, sea la mujer creada portadora de una caja, arcano, con todas las posibilidades y todos los sufrimientos futuros.

    El dios de todos los dioses crea a la Humanidad para “ convencer al demonio de su rebelde estupidez “.

    El hombre es creado con esa misión. Cada uno de nosotros conlleva esa responsabilidad en su esencia: redimir al titán obstinado y que recupere la luz del inicio, luz que ha perdido al hundirse en la materia, al abrazar al hombre.

    Y este es el camino del héroe, recorrido en todos los mitos por seres que nos sirven de referentes, que nos muestran su caída, su andadura responsable y la conquista de la grandeza perdida.

    El demonio es el mordiente, el acicate del hombre para evolucionar. Él, a su vez, renuncia a su obstinación y rebeldía, a su razón, para recuperar lo trinitario y ser de nuevo el ser más bello

    Pero en nosotros, existe latente esa pregunta que nos acompaña constantemente: Todo esto por qué ¿; todo esto para qué? Pregunta que, según se nos dice puede llevarnos a una esencialidad común, lo que no significa que evite nuestra responsabilidad ante nosotros y los demás. Preguntas que nos trasladan al límite de la consciencia y al hipotálamo: donde se unen las dos energías en bodas sagradas; la obra alquímica.

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  5. Alta en el Cielo Azul un Ala
    31 enero, 2014

    Finalmente: El hombre crea a Dios a imagen y semejanza para obtener poder en su transmisión a los otros. Crear luego el contrapoder de la maldad vale para lo mismo, asustar a los a demás y retener ese poder negociándolo en el sacerdocio, la representación/encarnación en la tierra, el misterio. La creación de los mitos sobre dioses inmortales, y mortales luchando para merecerse la inmortalidad. Leyendas de un tiempo sin historia construída, basadas en ideologías platónicas, pastoriles, ideales. La tierra/mundo como paraíso
    De esa conjunción florecen las historias de hechos que santifican a algunos hombres, generan creencias, crean héroes alabados y seguidos. Héroes que explican o practican las formas de una nueva forma de vida, el cumplimiento de los avatares, el sacrificio. ¿Cómo no relacionarlos entonces con un Dios, el que reina sobre todo?

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  6. Rafa
    1 febrero, 2014

    El problema que plantea el Dios de todos los dioses (El Dios Universal), es precisamente ese, que no es universal, es un dios ramplón, que confeccionamos nosotros según nuestros pensamientos e intereses,

    Quizá por eso necesitamos al demonio, que tampoco es universal (El demonio de todos los demonios), sino que es el que nos formamos día a día para que nos enseñe que las premisas que nos hemos montado estaban equivocadas.

    Cueando creemos que un ser que tenemos enfrente es orgulloso, vanidoso, envidioso etc. ( cuando le estamos mirando a los ojos ), seguramente es nuestro propio orgullo, vanidad y envidia la que estamos viendo, es decir nuestros demonios.

    ¿Y como convencer a estos demonios de (su), (nuestra equivocación), muy sencillo, creciendo.

    El demonio y el pecado, no son tanto fruto de la maldad, como de la ignorancia, los demonios se alejan ante el conocimiento.

    La mayoría de la gente que consideramos mala, lo es por ignorancia del conocimiento de una realidad superior.

    Los demonios serán convencidos, en el momento que nos demos cuenta, que

    «nosotros somos los otros».

    Un abrazo

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