Párrafo 6.5

6.5 «Cada uno desplaza su dios mistérico, quimérico y simbólico en forma de su pequeño dios creador disfrazado de albañil que construye un mundo con fronteras llenas de caniches feroces disfrazados de Cerberos; un mundo pequeño donde hay toda suerte de frutales manipulados, pero donde no cabe el manzano del jardín de las Hespérides, ni tan siquiera el de la ciencia del bien y del mal, un mundo pequeño rodeado de luminosas cristaleras que no dan a ninguna parte, donde los pensamientos zumban como abejorros en cortejo nupcial sin dama, y se golpean insistentemente en los cristales de un muro donde las hojas no se pudren y el suelo no se nutre, donde no cabe el asombro porque no se miran las sombras».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Hubo un tiempo en el que reinaba un Dios tirano, un Dios construido doctrinariamente por las religiones y que atemorizaba a los seres humanos si no cumplían los preceptos que supuestamente Él había encargado.

Ahora esa situación se comparte con el ateísmo democrático, y éste nos ha colocado en un quicio estrecho que se asoma a la asunción de que cada uno es su dios acabado y por tanto todo lo que vemos y en lo que creemos es la realidad, es lo que existe. No hay nada que se nos pueda escapar porque todo está construido a nuestra imagen y para nuestra semejanza. Si bien no digo que cualquier tiempo pasado fue mejor, Europa hace tiempo que no muestra una vocación Artística como la que se produjo en el pasado milenio y quizás sea porque nuestros horizontes están revestidos de brea y no soñamos con ser un Hércules que pueda acercase al fruto del jardín de las hespérides para ofrecérselo a los demás.

El modelo ha anestesiado las actitudes heroicas y hasta el progreso se ha convertido en saber con seguridad que uno va a ser pensionista indefinido. Un mundo donde ningún Don Quijote sueña con su Dulcinea porque la cordura estabulada no contempla la trascendencia de lo efímero hacia la esencia.

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16 Comentarios

  1. Alicia
    22 septiembre, 2013

    Dios es un personaje masculino que se parece al primer adulto hombre, o al primero hombre que por la razón que fuere nos llamase la atención, que conocimos cuando éramos niños.
    Más tarde, cuando empezamos a hablar, nos dirigimos a él llamándolo padre y, siempre, para pedirle cosas (igual que a un padre) o para pedirle perdones por faltas que no sabemos si lo son — o lo sabemos tan sólo porque lo aprendemos de nuestros mayores, padres, superiores, gentes que se parecen tanto a él, que a su vez lo aprendieron de los suyos — y ni siquiera si las hemos cometido, pero, por si acaso…
    A las madres no. A las madres siempre se las ha temido menos. Nunca se ha tenido la sensación de que fuesen tan justicieras y, en efecto, quien más tenemos constatado que los castigos impartidos por las madres raramente son demasiado severos. Quizás porque se parecen menos a Dios que los padres.
    Luego en las casas, en las familias, en la medida en que se contaba con una economía que permitiera que algunos de sus miembros (no todos) adquiriesen formación o cultura, se elegía que fueran los chicos, los futuros hombres y padres que a más corto o largo plazo serían los émulos de Dios.
    Las niñas, futuras mujeres y madres, no. Aunque la economía familiar lo permitiese se dejaba de lado el que adquiriesen conocimientos porque, total, pará qué si no se iban a parecer a ÉL y, en el caso de que se pareciesen, hubiera sido un verdadero escándalo, algo así como pretender travestir a Dios; así que mejor dejarse de experimentos.
    Más adelante, cuando esos hombres y mujeres organizaban sus vidas en pareja y tenían hijos les enseñaban lo aprendido (el padre más, que para eso era el que más sabía) y cuando un niño hacía cualquier tipo de pregunta la madre solía responder “pregúntale a tu padre”.
    Y a rezar el Padre Nuestro que estaba en los cielos, un lugar desconocido y remoto parecido tal vez (en la mente infantil) al de trabajo en que el padre (con minúscula) pasaba gran parte de su tiempo para proporcionar a la prole el pan de cada día.
    Y cuando se tenía miedo o había que salir de algún atolladero se acudía al padre clon del Padre que nos libraría del mal.
    Todo en la cultura occidental (de la oriental y de otros lugares mi desconocimiento es total) arrastra de forma inevitable a aprender a Dios como un hombre. Y si la mayoría de los hombres que todos conocemos no son un dechado de perfecciones — bueno, que las mujeres tampoco, pero como estoy hablando de Dios no entran en cuenta — cómo puede entrarnos en la cabeza que ese Señor que los hizo a su imagen y semejanza es alguien muy distinto.
    Porque además Dios es alguien, y — exactamente igual que cualquier otro alguien a quien muy poquitos nos echamos en cara en nuestras vidas — tiene virtudes que además de ser supremas (supremacías que sólo podemos cuantificar tomando como referencia las virtudes de los hombres que tenemos a mano) son enunciadas siempre en masculino; Dios es justo, Dios es Bueno, Dios es todopoderoso.
    ¿Cómo con esos mimbres podemos nadie tejer el cesto de un Dios que no sea ni más ni menos que cualquier Don Nadie?
    Pero, bueno, eso era antes. En el siglo pasado y lo poco que llevamos de éste y con eso de la igualdad, las mujeres han (hemos) roto muchos moldes. Y no sólo las mujeres sino los transexuales, los bisexuales, los… Bueno, no me sé más.
    Y cuando un niño pone los ojos y las entendederas en ese muestrario variopinto que desfila por delante de él debe de quedarse bastante perplejo preguntándose por qué ninguno de los candidatos se parece al Dios que ha visto en algún cuadro o en alguna estampa que alguien pintó alguna vez.
    A Dios nunca se le hubiese debido dar nombre, ni adjudicarle una forma ni una fisonomía. Nos habríamos evitado todos muchas malformaciones mentales, muy difíciles ya de erradicar.

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  2. victoria
    22 septiembre, 2013

    Me parece que describe la locura que vive el ser humano por esa disociación -mental, espiritual y corporal- con su esencialidad divina. Y, esa locura la traslada al exterior mediante la creación y mantenimiento de un sistema social racional a la imagen y semejanza de lo que se desea. Sin embargo, no hace sino reforzar aún más ese sin rumbo interior retranqueando cada vez más esas fronteras.
    ¡Qué perdidos estamos!

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  3. Rafa
    23 septiembre, 2013

    Parece que lo que diferencia a ese dios raquítico que nos construye un mundo pequeño y con fronteras; del dios con mayúsculas, mistérico, quimérico y simbólico, es entre otras questiones, precisamente eso, el misterio, la quimera y el símbolo,

    y para acercarnos a ellos, entiendo que tendremos que buscar en nosotros mismos.

    ¿ Pero que son estas enigmáticas palabras, y que significan para nosotros?

    En el sentido originario de la palabra «MISTERIO», su componente básico: *my- es una onomatopeya o sonido imitativo del sonido con la boca
    cerrada, o casi cerrada, del gemido. Significa «tener cerrados la boca y también los ojos»

    mystés o «iniciado» era el «invidente»

    por contraste con el epoptés = «el que
    ha visto, vidente»,

    Aunque resulte paradójico, en los momentos de más profunda emoción la palabra más elocuente es el silencio.

    El término «QUIMERA», aparte de representar a un animal mitológico, parece que también tiene una acepción científica, que quizá los expertos conozcan.

    «Es un ser sintetizado alquímicamente al unirse dos o más seres vivos diferentes en una forma nueva y completa visualización de los atributos de sus «componentes».

    El quimerismo es un trastorno genético cuya teoría postula que dos cigotos, tras la fecundación, se combinan formando uno solo que se desarrolla normalmente.

    El ser vivo resultante posee entonces dos tipos de células diferentes, cada una con distinta constitución genética. En la mayoría de los casos reportados, las células de órganos o zonas distintas del cuerpo tienen ADN distinto, como si fueran dos personas en una sola.1

    Del «SIMBOLO», buceando muy superficialmente en el término, podríamos aportar que es una figura mediante la cual un elemento o palabra trasciende su significado normal para evocar otra realidad

    En fín, que habrá que seguir trabajando si queremos alcanzar alguna de las doradas manzanas que otorgaban la inmortalidad en el Huerto de Hera «El Jardín de las Hespérides»

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  4. Martin
    24 septiembre, 2013

    Hay quienes imaginan a su dios, como a un venerable anciano, con cabellera y largas barbas blancas, otros, los más imaginativos y creativos, lo complementan con un triángulo sobre su cabeza, con el gran ojo que todo lo ve.
    Es broma, lo he exagerado.

    Pretender imaginar a Dios a nuestra imagen y semejanza, es de un osadía e inconsciencia supina, y mucho más, querer conocerle desde el estado actual de limitada consciencia que tenemos; no son menos osados los dedicados al estudio de Dios a través de la teología. “Dice el diccionario: Ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones”, …. échale un galgo …

    El adoctrinamiento educativo, eclesial, social al que nos someten desde que nacemos (que nosotros aprendemos muy bien y que seguimos trasladando a nuestros semejantes), configuran nuestro cerebro de tal forma, que no es fácil en el lapsus de nuestra vida, destejer la maraña de mentiras que lo envuelven; no es fácil porque preferimos seguir queriendo que no pase nada que trunque lo que creemos nos da libertad, seguridad y felicidad.

    Vivimos en un mundo lleno de cosas intrascendentes banales y nefastas, de entretenimientos que nos anclan y limitan el desarrollo y expansión neuronal, del bienestar mal entendido, cuando anteponemos nuestros privilegios, derechos y comodidades por encima de los demás, de modas que infligen daños más o menos graves al cuerpo y a su configuración energética, pintarrajeando, mutilando, enderezando, blanqueando, aumentando, menguando …. lo que no nos pertenece.

    Ponemos fronteras a los hombres y a los pueblos de la tierra porque nuestra mente es fronteriza, en vez de diáfana y luminosa. En cada muro de las fronteras que creamos, crecen telarañas que ahogan el paso de la luz y marchitan el crecimiento de la consciencia.
    Hasta cuando seguiremos con esta cerrazón, con esta ceguera, con este desprecio por todo que ignoramos.

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  5. Beucis
    25 septiembre, 2013

    …… Y todo ello porque tenemos miedo. Seguimos a vueltas con el miedo. Un miedo que nos castra y nos impide seguir adelante, evolucionar.

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  6. Beucis
    25 septiembre, 2013

    Queremos ignorar nuestra parte oscura; no queremos reconocerla y la relegamos a lo más profundo, porque nos asusta enfrentarnos a nuestro negativo, al mal, y asumirlo y aceptarlo como levadura necesaria de nuestro yo total. Enfrentarnos a nuestra sombra, y sin esta sombra integrada y respetada carecemos de capacidad de asombro, de asombro y respeto hacia lo desconocido. Capacidad que nos hará romper cristaleras sin horizontes que rodean un mundo pequeño defendido por caniches. El mundo deberá agrandarse y deberá ser defendido por ese Cerbero instalado en la puerta del Inferus, de la cueva de los tesoros. El Cerbero, el dragón, Argos de los cien mil ojos, deberán ser sacrificados en lucha para poder abrir las puertas que nos lleven a alcanzar las manzanas de oro de las Hespérides, el Bellocino, el Gríal …..

    Pero en este camino no deberemos buscar atajos, habrá que ser un nuevo Jasón, que no pacte abatir al dragón con trampa, sin lucha, sin matarle, sólo dormirle, y alcanzar el vellocino sin merecimiento.

    Esto no debería ocurrir. Seguiríamos presos con nuestro ego encerrado en una cueva defendida por caniches; sin posibilidad de alcanzar las manzanas de oro; «ni tan siquiera el árbol de la ciencia del bien y del mal»; sin posibilidad de cumplir nuestro destino; sin posibilidad de encontrarnos con nuestro yo mistérico.

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  7. mariar
    25 septiembre, 2013

    Ese dios, que debería ser mistérico, ha sido domesticado a conveniencia, según el Rey dispone; hemos sido adiestrados para ello desde que nacemos, obligados a ceñirnos a lo que se espera de nosotros, dejando definitivamente atrás todo lo que nos impulsó a nacer para ser aceptados por el resto.

    Ahí comienza nuestro aislamiento, nuestra cárcel del yo, que vamos trabajosamente construyendo para enfrentarnos utilitariamente a un mundo que nos han vendido como batalla y no como camino. Nos defendemos.

    Dentro de esos barrotes recorremos constantemente los mismos itinerarios marcados por la obsesión y la rutina – esos abejorros – que, a su vez, graban en nuestra bioquímica un recorrido esclavizante…doblemente presos y exiliados.

    Pero bastan sólo segundos en que cesa la vigilancia para que soplos de Realidad broten y el alma entienda.

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  8. GOYO
    26 septiembre, 2013

    Nuevas formas de seudo-religiones focalizan miradas hacia ídolos de moda encumbrados en pedestales virtuales. Su imagen cuelga en cualquier lugar y de cualquier modo, es efímera y viaja en los nuevos-carros-multimedia que transportan distracción a gusto de cada quien…
    No hay ningún misterio en ello, no. Ni símbolo que suscite la posibilidad de un sueño que trascienda la dura y ramplona subsistencia. En esa cancha sólo juega el ego, que al amparo de la razón, argumentando nuevos “credos” a conveniencia, proporciona un sentido banal de justificación, concluyendo que la vida sólo es como un juego en el que tú decides. ¡Capricho de diosecillos !.
    …Mientras, los árboles siguen rezando al cielo, en espera que el hombre halle dentro de sí ese dios mistérico, y pueda proporcionarles el canto del rezo que ellos no tienen.

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  9. Goyo
    26 septiembre, 2013

    ¿ está funcionando la página? :No logro que llegue un comentario….

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    • El Aventurero
      28 septiembre, 2013

      Por algún motivo que desconozco, este comentario había sido marcado automáticamente como spam (correo no deseado). Después, al mandarlo más veces con el mismo texto, «la máquina» ya tenía la certeza de que lo era.
      Lo que me sorprende es que te haya dejado colocar otros comentarios.
      Las máquinas, que deberían estar a nuestro servicio, nos imponen sus servidumbres.

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  10. Goyo
    26 septiembre, 2013

    estoy experimentandolo, el primer párrafo no me lo admite. Voy por el segundo trozo…..
    No hay ningún misterio en ello, no. Ni símbolo que suscite la posibilidad de un sueño que trascienda la dura y ramplona subsistencia. En esa cancha sólo juega el ego, que al amparo de la razón, argumentando nuevos “credos” a conveniencia, proporciona un sentido banal de justificación, concluyendo que la vida sólo es como un juego en el que tú decides. ¡Capricho de diosecillos !.
    …Mientras, los árboles siguen rezando al cielo, en espera que el hombre halle dentro de sí ese dios mistérico, y pueda proporcionarles el canto del rezo que ellos no tienen.

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  11. mariar
    26 septiembre, 2013

    Epílogo

    » …existen los barrotes
    nos rodean
    también existe el catre
    y sus ángulos duros
    y el poema río
    que nos sostiene a todos
    y es tan sustantivo
    como el catre
    el poema que todos escribimos
    con lágrimas
    y uñas
    y carbón.»

    Claribel Alegría

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  12. Goyo
    26 septiembre, 2013

    Lo siento compañeros, el primer trozo no «aguanta moderación» .. ..llevo intentándolo varias veces y no lo logro, ni aún cambiando algunas palabras…

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    • Alicia
      27 septiembre, 2013

      ¿Escribes aparte y lo pegas después?
      Yo a veces tengo problemas, pero parece que menos si escribo directamente en el recuadro.
      Otras veces pruebo en vez de con google chrome con internet explorer, o con mozilla forefox.

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  13. Goyo
    27 septiembre, 2013

    Hola Alicia, primero suelo escribir y luego adjuntarlo. En este caso lo intenté de ambas maneras y con ninguna cuajó, aún enviándolo desde distintos ordenadores. Sí es cierto que en ocasiones, según que buscador he logrado lo que con otro no… Un saludo.

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    • El Aventurero
      28 septiembre, 2013

      Ya está solucionado y el comentario colocado en su lugar. Siento el tiempo que has dedicado a enfadarte con internet, la informática, los blogs y la madre que los parió.

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