Párrafo 6.6

6.6 «Hay muchos tiempos perdidos por las gentes ausentes que deambulan como pordioseros en la muralla del genoma, están esperando otro barco de héroes pilotado por un nuevo Jasón, para descubrir que en cada hombre se esconde la presencia de toda la Humanidad, porque en los gritos de los tiempos perdidos se anuncian los rezos que encienden los colores a la aurora».

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COMENTARIO DE EL AVENTURERO

¿Cuáles son los grandes pensadores que ilusionan al mundo en la actualidad?, ¿cuántas personas tienen una fe profunda en algo que esté algo más allá de la mera supervivencia?
Apenas tenemos principios esenciales en estos tiempos. Ya no es un bien común plantearse propósitos vitales. Vivimos sin apenas referentes y así, huérfanos, y sin una actitud de vivir hacia algo realmente trascendental, somos un blanco fácil para todo tipo de manipulación y reconducción vital.

Las mejoras en el sistema de producción y el avance de las tecnologías, junto con la obsolescencia programada y la creación del marketing, llevaron al consumismo como fenómeno social prefabricado. Como el que come para calmar su ansiedad, satisfacemos a corto plazo un vacío que a largo, no hace más que aumentar. Pensamos que la vida es como puede ser y que nuestras aficiones necesariamente son positivas si nos generan placer. Y uno parece que tiene que decidir entre basar su vida y soporte emocional en su trabajo, en su familia, en sus amigos, en el dinero o en las actividades que desempeña. Ya ni nos planteamos para qué estamos aquí. ¿Qué es lo realmente importante?

Dice el autor «en cada hombre se esconde la presencia de toda la humanidad». Somos buena parte del problema y podemos ser la solución. ¿Estamos lo suficientemente cansados como para no pasarnos la vida esperando a que un héroe melenudo nos solucione la papeleta?
¿Qué es más infantil, creer que uno puede cambiar el mundo o esperar sentadito refunfuñando a que se lo hagan los demás?

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8 Comentarios

  1. Ulises
    29 septiembre, 2013

    Dice el autor: “… en cada hombre se esconde la presencia de toda la Humanidad”. Esta afirmación es realmente impresionante. Da lugar a muchas preguntas, muy profundas y muy difíciles de contestar.

    Dentro de mi ignorancia, y en un acto de osadía, voy a intentar responder a algunas de ellas; bien entendido que estas respuestas reflejan mis creencias, pero sin seguridad de que sean totalmente correctas.

    La primera pregunta que surge es ¿en dónde, en qué parte, en qué órgano, en qué glándula de cada persona se esconde esa presencia? Mi contestación sería: En todas y en cada una de sus células

    Y ya dentro de la célula ¿en qué parte de ella? Mi contestación: En el ADN, tanto nuclear como mitocondrial

    ¿En algún sitio especial del ADN, en algún gen o grupo de genes? Mi idea: Básicamente en la parte menos conocida del ADN, el lo que los medios de difusión han dado en llamar en el ADN basura.

    ¿Y cómo podríamos llegar a ello? Mi creencia: Podremos llegar poco a poco, a medida que vayamos avanzando en nuestro desarrollo espiritual y siempre que haya garantías razonables de que no vamos a hacer mal uso de esta información. De que nunca la vamos a usar de forma egoísta en provecho propio, y, bajo ningún concepto, para perjudicar a otras personas. Y como todo esto es muy difícil, también debe ser difícil que lleguemos a descubrir la presencia de la Humanidad en nosotros mismos.

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  2. SARA
    30 septiembre, 2013

    Me bulle siempre la confusión que me genera el tema de las diferencias, la igualdad, la injusticia, la justicia y más allá del concepto social no soy capaz de entenderlo.

    Leyendo ahora el párrafo me pregunto si nos iguala el que «en cada hombre se esconde la presencia de toda la Humanidad». Será posible entonces que nazcamos con igualdad de posibilidades aunque cada uno con las suyas propias? No lo sé, porque miro a mi alrededor y veo tantas desigualdades e injusticias que no encuentro en esas diferencias más que beneficios para unos y perjuicios para otros…… y no lo entiendo.

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  3. A LA PAR DESPAREJA
    30 septiembre, 2013

    Todos sabemos que no somos ni representamos la primera búsqueda. Pero siempre queda un resquicio dónde encontrar lo inaudito -no escuchado antes- Gracias a eso vivimos, y de desarmar lo construído para descubrir aquelo que no ha podido ser. El Aventurero nuestro de cada párrafo habla del consumismo como «fenómeno social prefabricado» Pues eso, nada mejor que enviarlo a su propio infierno, dado que hablamos de buenos y malos. Nada más fácil, sobre todo ahora, que la economía nos la hacen los ricos para sojuzgarnos aún más.

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  4. Martin
    1 octubre, 2013

    Por falta de entrega caemos una y otra vez en la distracción, por falta de entrega nos ausentamos en el momento en que la acción es tan necesaria como la entrega misma, aunque la idea de fracaso cruce fugazmente por nuestra mente.

    Toda la humanidad está impresa en nuestra genética, y en cada bucle del ADN están marcados los ciclos de nuestra respiración; ascendiendo y descendiendo del monte sagrado, abrimos muy pocas sendas en el recorrido, cuando deberían de ser abiertas millones de sendas, tantas como ciclos respiratorios tenemos programados.

    Por las aguas de nuestras células, navega el mítico Argo con ¿49 compañeros?, capitaneados por Jasón, que somos nosotros mismos y todo el utillaje necesario para la travesía.

    Rumbo al Sol, y en el recorrido, descubrir y vivir la aventura que nos proporciona el viaje; es en esa singladura, donde tenemos que rescatar a todos los héroes que dormitan dentro de caracolas de luz, soñando desde las profundidades de nuestro mar, que un hombre sueña en convertirse en héroe yendo al rescate de sus compañeros dormidos.

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  5. Mandrágora
    2 octubre, 2013

    Martín, muy clarificador tu comentario. Estoy de acuerdo contigo en que la distracción y poca importancia que damos a nuestros actos conduce a ese estado ausente del que se nos habla en el párrafo. Al no creer en uno mismo y las posibilidades de cambio que se tiene, delegas, culpas y responsabilizas de cuanto ocurre a otros jasones o, lo que es más triste, a esos falsos líderes con fines egoístas y autocomplacientes, porque no siempre se sabe diferenciar. Si cada uno en su vivir diario nos sintiéramos capaces de transformar lo que nos circunda, seguramente viviríamos con otro modelo social. Mientras no nos sintamos capaces y sabedores de ser únicos, y a la vez individuos con poder de influencia y positivación de aquello que nos rodea, no tenemos ningún derecho a quejarnos: somos artífices y cómplices de la mezquindad que impera. No son otros peores que uno.

    Sí que es verdad que cuando se tiene la oportunidad de toparse con un Jasón, capaz de ofrecer aires nuevos y de hacer que brote el despertar y la ilusión, opera un efecto mágico y transformador que facilita el que se rompa la pasividad y te lanza al descubrimiento de nuevas dinámicas. Son esas personas que no sólo hacen de timón por su fuerza y ejemplaridad, sino por el revulsivo que crean alrededor y el efecto amplificador que produce en aquellos que buscan. Los que no, seguirán emponzoñados en la envidia, la comparación y la miseria.

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  6. Goyo
    2 octubre, 2013

    Tiempos perdidos, que no inexistentes, son tiempos pendientes, tiempos expectantes que buscarán una nueva oportunidad para materializar y alumbrar las formas que el hombre porta…
    …Y en ese desolado muro que el tiempo azota,
    cuando se aliente la esperanza del amor,
    rota la lamentación y la queja,
    crecerán rojas amapolas de firme tallo,
    y un viento certero transportará su semilla de pasión y entrega
    hacia campos que ya fueron desbrozados de dientes de dragón.

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  7. Beucis
    5 octubre, 2013

    Se nos habla de tiempos perdidos, escapados, tiempos que no han muerto, pero que no pueden vivir. Tiempos que gritan por una oportunidad, necesitados de nuevos héroes, de un nuevo Jasón, que luchará con el dragón y le dará muerte, y estará capacitado, sin trampas, para conquistar al Vellocino, para capitanear un nuevo Argos, con una nueva tripulación.

    Esos gritos perdidos, convertidos en rezos, con el impulso de Orfeo, el ritmo, con luces y colores que tiñen la aurora y que deberán acompañar a una Humanidad presente en cada uno de nosotros.

    Si el Argos navega desde siempre, incluso antes de la aparición del hombre, lleva consigo todas sus experiencias, sus logros y sus engaños, ofrendas sagradas, valor frente al miedo, responsabilidad y compromiso. Lo que va a posibilitar recuperar los tiempos perdidos y romper los barrotes que los aprisionan y delimitan, para que se preñen de infinito, de eternidad.

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